❝ Reunirnos a mitad de la noche, se ha convertido en mi pasatiempo favorito. ❞
Donde Dalton Lambert tiene que lidiar con cosas de su pasado pero no contaba que en el proceso debía comprender algo más que la oscuridad en él.
[ CODFXRN, 2023]
PROHIBID...
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MARATÓN (3/?) ━━━━━━━━━☆━━━━━━━━━━
SI CAMINAS DEMASIADO HACIA la oscuridad, corres el riesgo de perderte.
El domingo transcurrió con normalidad. Dalton y Chris optaron por quedarse con Margaret para cuidarla. Ante la disponibilidad en la habitación del chico, consideraron buena idea, dormir ahí. La morena y el castaño habilitaron la habitación, convirtiendo las dos camas en una.
— ¿Cómo se supone que dormiremos los tres ahí? — preguntó, por primera vez, Margaret.
— Ya nos las arreglaremos — comentó Dalton con una sonrisa.
El silencio inundó la habitación.
— ¡Bien! Yo iré por algunos suministros para no tener que salir, ¿de acuerdo? No tardo.
Ambos chicos asintieron antes de verla partir.
— ¿Te encuentras bien, Maggie? — preguntó mientras se arrodillaba ante ella.
Podía notar cómo esta parecía desorientada. Luego de aquel incidente, Dalton prefirió no hablar, ya que esta siempre evadió el tema.
— Sí...
El castaño suspiró.
— ¿Sabes que puedes hablar conmigo, verdad? — Margaret lo miró por corto tiempo antes de asentir.
Dalton frunció el rostro, al no conseguir más información. Podía notar el cambio en la castaña, como si algo se hubiera apagado en ella. Aquel brillo en sus ojos había desaparecido.
¿A caso había sido su culpa?.
Este se levantó de su sitio mientras terminaba de acomodar todo en su lugar.
— Estoy bien, Dalton. Lo prometo — comentó Margaret, al posicionarse frente a él. El castaño se tensó ante su agarre , algo en su interior pareció tranquilizarse cuando esta sonrió.
Dalton con delicadeza acarició su rostro.
— Tengo algo que confesarte — murmuró, esta lo miraba atenta — yo... — antes de que este pudiera decir algo más, Margaret había impactado sus labios en él.
El castaño no pudo evitar tensarse pero tampoco le disgustó aquello. Por lo que, sin dudar, sus manos recorrieron la cintura de la chica, afianzando el agarre y apegándola más a su cuerpo. Margaret enredó sus manos alrededor del cuello del chico. Sintiendo cómo este con libertad acariciaba su espalda. Un beso sutil, que, sin alguna gota de alcohol, Dalton pudo saborear mejor.
