09. ALGO MÁS

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MARGARET CAMINABA POR EL angosto pasillo. Era media noche, cuando se dirigía a su habitación de Dalton, y que este mismo la había citado.

Tres golpes a su puerta fueron lo suficientemente para que este abriera con desesperación, la castaña lo miró con preocupación, notando el sudor en su frente, ceño fruncido, cabello desordenado y la ausencia de su camisa.

— ¿Todo bien? — preguntó, una vez dentro, tratando de contener sus deseos por mirar con detenimiento.

Dalton lucía inquieto, caminando de un lugar a otro, como si esto pudiera calmar su sentir. Antes de centrar su mirada en Margaret. Considerando esta, que era la primera vez que la miraba de aquella forma.

— Lo siento, Maggie. Ya no puedo... — aquello extrañó a la chica, antes de que pudiera preguntar, Dalton había acortado la distancia, impactando sus labios, tan rápido pero dolorosamente.

Estos se movían al compás, tratando de saciar aquella necesidad. Las manos de Dalton se concentraron en su rostro, profundizando mientras las manos de Margaret se apegaban a su pecho.

❝ Dios ❞ cuánto deseaba poder tocar su piel, sintiendo la suavidad y el calor que emanaba su cuerpo.
Ante la falta de aire, ambos se separaron. Margaret podía distinguir la hinchazón en sus labios y la respiración agitada de Dalton mientras este aún conservaba una de sus manos en su rostro.

— Mierda, Margaret. No sabes cuánto te deseo... — murmuró, cada palabra del chico, impactaba en su mente, sintiendo aquella oleada de calor en su interior — Me gustas...

Los latidos de Margaret aumentaron ante tal revelación, sintiendo la piel de Dalton arder en contacto con la suya, algo, jodidamente agradable.

— Di algo, por favor... — Tantas palabras tenía en mente, que ninguna parecía ser coherente para decir.

Por lo que, sin previo aviso, impactó sus labios con los de Dalton, la diferencia, era la desesperación e intensidad, como si con ello pudieran demostrar cuánto se deseaban el uno al otro.
A pasos torpes y ciegos, ambos caminaron hacia el escritorio de Dalton, este situándose entre Margaret.
El deseo se había apoderado de ellos, tan de prisa, que nada parecía ser razonable, solo podían notar lo agradable que se sentían sus manos en sus cuerpos.
Los labios de Dalton descendieron hacia el cuello de Margaret, logrando que cada centímetro de su piel se erizara. Haciendo que esta, involuntariamente jadeara.

Aquel color en los ojos en Dalton, se habían tornado oscuros, a causa del propio deseo.
Este acariciaba la piel de Margaret por encima de su vestimenta. Sintiendo cada porción de piel ❝ arder ❞.

MIDNIGHT CLUB ━ DALTON LAMBERTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora