08. LAS CUESTIONES DE LA VIDA

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EL SONIDO DE UN MÓVIL, DESPERTÓ  de manera inquietante a Margaret, haciendo que esta cayera de la cama y su compañera de dormitorio despertara.

— ¡Mierda! Margaret son las cinco de la mañana, apaga eso.

— ¡Es tu alarma, no la mía!

— Es tuyo, Margaret. Yo no tengo ese tono.

Margaret se tensó ante ello, luego de levantarse del piso.
Alzó el móvil, notando que este brillaba bajo la llamada entrante de ❝ Josh ❞.

Rápidamente cayó en cuenta, que había tomado el teléfono equivocado, no podía culpar a Dalton, en la oscuridad se veía poco y el parecido de sus fundas, era un problema. Debatiéndose si contestar o no.

— Margaret, apaga eso — se quejó Abby, por lo que decidió contestar.

—Hola — murmuró tímidamente mientras salía de la habitación.

— ¿Hola? — preguntó un hombre — ¿Dalton, me escuchas? Habla papá.

❝  Mierda ❞ pensó Margaret.  ¿Qué se supone que debía hacer?.

— Hola, no. Digo... — rió nerviosamente — Habla Margaret. Dalton no se encuentra, por error, tenemos el móvil equivocado.

Aquello, incluso para ella sonaba estúpido.

— ¿Margaret, su novia?.

Y eso, la tomó por sorpresa, enrojeciendo sus mejillas.

— No, para nada. Solo somos amigos...

— ¡Oh! Debo haber malinterpretado todo. Mi hijo mandó una foto... — Margaret frunció el ceño — Bueno, ¿será que, cuando lo veas, puedas decirle que me llame? Es importante.

— Claro — mencionó la chica.

— Gracias, Margaret. Hasta luego — y sin más, terminó la llamada.

Sería mentira si Margaret dijera que nada sucedía con ella.
En especial, cuando la llamada con el padre de Dalton, se reproducía en su mente, una y otra vez.
Todo se sentía tan confuso, que provocaba un extraño malestar incontrolable. Su mente lo creaba y en segundos, su corazón parecía sufrir las consecuencias.

Ni siquiera podía concentrarse en sus clases. Lo único que rondaba en su mente, era la palabra ❝ novia ❞, mientras todo parecía atribuirsele a Dalton.
La forma tan agresiva y repentina que aparecía en su mente, parecía desafiar todo propósito.
Como si lo único que deseara, fuera su compañía. Y, lo deseaba tanto, que sentía su cuerpo arder.

— Señorita Davis — mencionó su profesor de cálculo avanzado — ¿Podría decirme la respuesta del inciso "d"?.

Margaret salió de aquella burbuja, sintiendo la presión de sus compañeros.
Esta buscaba entre las páginas, la sección que el profesor indicaba.

MIDNIGHT CLUB ━ DALTON LAMBERTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora