Trabajos, más trabajos

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Como saben, hoy tienen un trabajo que entregar. Al finalizar la clase, lo van a colocar sobre el escritorio —mencionó el profesor con su tono de voz tan grave.

— ¿Dejó tarea para hoy? —murmuró Gwen inclinándose hacía mi.

— Lo dejó hace 1 semana, Gwen. Te recordé anoche y me dijiste que lo habías terminado —respondí susurrando.

— Creí que era el que había dejado para mañana —mencionó angustiada.

— Gwen, la tarea que es para mañana, es la de física cuántica —hablé seriamente.

— No hice la tarea, me va a matar —en su tono de voz se reflejaba preocupación, veía a Miguel de espaldas escribiendo en aquel pizarrón antes de responder..

— Habla con él, a lo mejor te da chance —sugerí y ella se quejó un poco mas alto.

— Silencio —habló el profesor en tono alto y obedecí mirando a mi compañera angustiada.

La clase terminó, Gwen y yo nos quedamos de último, iba a acompañar a mi compañera para que hablara con el profesor sobre el trabajo, se veía asustada, me causaba risa como podía tenerle miedo a un hombre como él, aunque a mi para ser sincera, me daba vergüenza estar cerca de él por que me ponía demasiado nerviosa.

— Profesor O'hara, hola, ¿Cómo esta? ¿Le han dicho que se ve muy bien ahora? Esta muy reluciente hoy, parece que le gana al sol por lo brillante que es —sonrío nerviosa y yo solo tapé mi rostro ocultando la pena que sentía.

El profesor frunció el ceño desconcertado— ¿Que quieres? No me hagas perder el tiempo en tonterías, habla.

— ¿Podría entregarle el trabajo mañana? Es que... se me olvidó en la habitación —se excusó con una mentira.

— Lo siento, no puedo hacer eso —respondió frío y desvió la mirada a su escritorio.

— Por favor, yo...

— Ella se lo va a entregar a primera hora, profesor —interrumpí y ambos me observaron atentamente— Yo me encargaré de ayudarle con el trabajo y me aseguraré de que se lo entregue.

Se quedó un momento en analizar nuestra petición y con un gran suspiro respondió.

— Esta bien, solo por esta vez y espero que valga la pena darte otra oportunidad, Gwen —contestó de manera cortante.

— Le aseguro que lo valdrá y no se arrepentirá, gracias profe, es el mejor mi amiga se emocionó y se dirigió a la salida.

Era mi turno de entregar el trabajo y cuando se lo entregué, él lo recibió en sus manos, rozando levemente sus dedos con los míos, mientras hacía contacto visual conmigo. Me estremecí un poco y sonreí nerviosa.

— Nos vemos, profesor —dije y salí de aquel salón con prisa, el rubor de mis mejillas aumentó y no iba a dejar que se diera cuenta de eso.

— Te adoro, ____. Gracias por convencerlo —mencionó Gwen alegremente, me abrazó, di unas palmadas en su espalda y se separó al instante.

— Si, si, ahora ve a hacer ese trabajo. Te enviaré una copia del trabajo que tengo en mi celular y toma información de ahi pero no lo copies, eh —aclaré con una sonrisa.

— Dale, iré a la cafetería a hacer el trabajo. ¿Tu no vienes?

— Ah, no, iré a la biblioteca a seguir en el trabajo de matematicas que tenemos.

— ¿Otro trabajo más? Odio la universidad —dijo con tono frustrado.

— Yo igual. Bueno, nos vemos más tarde respondí y finalmente me di la vuelta.

— Cuídate escuché su voz decir aquello mientras me iba alejando.

Caminé hacía la biblioteca donde podía estar más tranquila. Me coloqué mis audífonos y saqué mi libreta de apuntes para resolver aquellos fastidiosos ejercicios, juraba que iba a dejar la universidad pronto, estos trabajos eran de lo peor. Intentaba resolver aquellos problemas tan inútiles, ni sabía por que mi carrera llevaba matemáticas. Una y otra vez borraba en aquel papel hasta romperlo de la frustración.

— Joder —gruñí para mi misma y supe que había hablado fuerte cuando sentí todas las miradas en mi y sonreí levemente — perdón... —susurré.

Tenia el volumen de la música un poco alto, pero logré escuchar el murmuro de una voz cerca de mi, no entendí lo que decía y me quité los auriculares para escuchar mejor y giré mi cabeza a un lado.

— Parece que necesita ayuda, señorita Smith —ese hombre me iba a matar.

— Ah, es usted —dije con desinterés aunque sabia que debía de aprovechar este momento— Pues no, no necesito ayuda, estoy bien.

— Bueno, solo diré que esa no es la respuesta y que todo el procedimiento esta malo, adiós —habló de forma arrogante y cuando se dio la vuelta, hablé.

— Espere —lo detuve antes de que se fuera hablando con tono demasiado bajo para que solo él me escuchara— Podría... ayudarme con esto?

Miraba al profesor O'hara esperando su respuesta, me miró y soltó una pequeña risa que podía jurar que fue con sarcasmo. No respondió nada y acercó una silla junto a la mía.

— ¿Anda de nerd con todos libros, profesor? —me atreví a bromear al ver los dos libros colocarlos en la mesa.

— Sabes, ¿por que no mejor retomo mi camino y dejo que te sigas frustrando? —respondió antes de sentarse.

— Cálmese, solo fue una broma —soltó una pequeña risa mostrando sus levemente sus dientes y se acomodó en la silla.

— Para tu información, esos libros son el próximo trabajo que les asignaré —rodee los ojos.

— ¿Por que tantos trabajos? ¿No sabe que sus alumnos se estresan con tantos trabajos? —murmuré.

— Me divierto sabiendo eso —respondió con una sonrisa en sus labios y me di cuenta de lo cerca que estábamos uno del otro, asi que me separé un poco observando mi tarea.

— Bueno ya que, ayúdeme con esto —dije y acerqué el cuaderno entre nosotros.

El profesor empezó a explicarme lo que debía de hacer y el como lo tenía que hacer, mientras me explicaba todo aquello, no pude evitar morder el lápiz que tenía en la mano mientras me concentraba más viendo su rostro de cerca, ese rostro tan perfecto, tan marcado, y ni hablar de su perfume. Aunque podía percibir un olor a tabaco, el aroma mezclado al perfume de hombre era perfecto. Su mirada de entrelazaba con la mía, y podía notar como ambos nos mirábamos a los labios e intentábamos disimular pero era imposible no sentir aquella tensión.

— ¿Entendiste?

Si, bueno no, perdón profe, me perdí en el color avellana de sus ojos y su rostro tan marcado.

— Si —respondí finalmente viendo los apuntes.

— Bien, entonces, hazlo —me pasó el cuaderno, asentí, intentando seguir los pasos que recordaba. 

Me ayudaba a hacer uno de los ejercicios y sentía su respiración cerca de mi, me hacia poner la piel de gallina. En ese momento parecía no importar el mundo que nos rodeaba.

— ¿Vio como era de fácil, señorita Smith? 

— Para usted es fácil, le aseguro que mañana se me olvida esto —él sonrío ante mi comentario y vi como se levantaba del asiento— ¿Ya se va?

— Si, tengo que ir a una reunión. Suerte con tu trabajo —su mano apretó mi hombro y sentí un cosquilleo recorrer en mi espalda.

— Adiós... —susurré para escucharlo solo yo misma, mientras lo observaba caminar.

Dios como es posible que hasta para caminar sea tan perfecto????


𝐏𝐑𝐎𝐅𝐄𝐒𝐎𝐑 // 𝐌𝐈𝐆𝐔𝐄𝐋 𝐎'𝐇𝐀𝐑𝐀 +𝟏𝟖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora