Me había quedado en el apartamento de Miguel durante un fin de semana para acompañarlo en su rutina diaria. Estábamos terminando de desayunar cuando recordé que tenia tarea para el día siguiente.
— Miguel, ¿te importa si uso tu escritorio para hacer mi tarea de historia? —él asiente con una sonrisa mientras termina su taza de café.
— Por supuesto, mi amor. Mi escritorio es todo tuyo. Ven, te llevaré —se levanta de la mesa y me conduce hacia su estudio, donde su escritorio está ordenado y listo para ser utilizado. Me señala la silla cerca del escritorio y busca un libro que pueda leer mientras trabajo— Si necesitas alguna referencia o tienes alguna pregunta, no dudes en pedirme ayuda.
— Gracias mi amor —dije sentándome en la silla. Miguel sonríe y se inclina hacia mi dándome beso con un toque de dulzura y cariño.
Una vez que me despides de él, Miguel sale del estudio, dejándome a solas para que pueda concentrarme en mi tarea. Me sumerjo en los libros y apuntes, aprovechando la tranquilidad del entorno y el cariño que Miguel ha depositado en su espacio de trabajo. A medida que avanzo en la tarea, siento una sensación reconfortante al estar rodeada de su energía y presencia en el estudio. La conexión entre nosotros sin duda alguna se fortalece, incluso mientras estoy concentrada en mis responsabilidades académicas.
Al terminar aquella tarea, salí del estudio de Miguel y lo vi sentado en el sofá, con unos lentes puestos y leyendo un libro. Me acerqué a él por detrás y rodee su cuello mientras observaba el libro entre sus manos.
— ¿Qué lees? —Miguel levanta la mirada del libro y sonríe al sentir mis manos alrededor de su cuello. Aparta los lentes y me mira con ojitos achinados.
— Estoy leyendo un libro de filosofía, mi amor. Aunque no lo sepas, me encanta sumergirme en los pensamientos y reflexiones de los grandes filósofos —lo miro con las cejas alzadas mostrando incredulidad— ¿Te gustaría que te lea algo? Quizás te inspire en tus propios estudios o quién sabe, te interese entrar al mundo de la filosofía —mencionó con tono juguetón.
—Filosofía eh... Pues se escucha interesante —respondí y me aparté de él para sentarme junto a él en el sofá y leer aquel libro junto a él. Miguel sonríe complacido. Coloca un brazo alrededor de mis hombros, acercándome a su lado mientras ambos compartimos la lectura.
Comienzo a leer el libro junto a él, sumergiéndome en los misterios de la mente, la realidad y el significado de la vida. A medida que avanzo en las páginas, Miguel me ofrece su sabiduría, compartiendo su conocimiento y opiniones sobre las diferentes escuelas de pensamiento. La lectura se vuelve un momento de aprendizaje y conexión profunda entre nosotros, profundizando aún más aquella relación de profesor y alumna. El intelecto y la pasión se entrelazan mientras nos sumergimos en las palabras en el libro, creando un ambiente de complicidad y fascinación mutua.
A medida que Miguel y yo continuábamos sumergidos en la lectura, sus besos suaves y tiernos añaden una capa de intimidad y pasión al ambiente. Cada pausa se convierte en un gesto de amor y cariño, recordándome lo especial que es este momento compartido. Siento el calor de sus labios en mi cuello, enviando pequeños cosquilleos que me hacen estremecer. Sus besos en mis mejillas me hacen sonreír, apreciando el afecto que tengo en él.
Aquel libro permitía emitir cierta curiosidad en mi y saber cada vez mas acerca de las corrientes filosóficas, de vez en cuando le preguntaba cosas a Miguel, ya que el amaba la filosofía tanto como la bioquímica, con él no podía aburrirme de ninguna manera.
— ¿Entonces la filosofía tiene relación con la bioquímica? —pregunté curiosa en una de las páginas de aquel libro que mostraba aquella similitud. Miguel sonríe ante mi pregunta, mostrando su entusiasmo por la conexión que estaba tratando de establecer entre ambas materias.
ESTÁS LEYENDO
𝐏𝐑𝐎𝐅𝐄𝐒𝐎𝐑 // 𝐌𝐈𝐆𝐔𝐄𝐋 𝐎'𝐇𝐀𝐑𝐀 +𝟏𝟖
FanfictionEra tu tercer año en la universidad, ha llegado un nuevo profesor de bioquímica. Aunque la mayoria lo odiara, y las demás chicas lo amaran, tu eras su única excepción, eras la única chica que logró llamar su atención. La atracción siempre se hacia p...