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Me deshice de toda la ropa que cubría su cuerpo, y la subí sobre la mesa, besándolo con posesión, con pasión. Bajé rápidamente por su cuello y llegué a sus pechos, por lo que besé, lamí y succioné uno de sus pezones, pellizcando, acariciando y masajeando el otro. Lo bueno de Chaeyoung es que a pesar de lo mucho que le gustara lo que hacía, nunca emitía ningún sonido, por lo que nadie sospecharía. Fui alternando los mimos de mi boca por sus pechos y seguí bajando rápidamente por su abdomen y abdomen bajo, encontrando su entrada, que siempre estaba húmeda para mí. Sonreí contra su piel y empecé a acariciar sus muslos internos con mi lengua, para después metérsela en su coño, provocando que abriera las piernas y se agarrara a mis hombros. Estuve un rato haciéndole un oral hasta que sentí que se corría, así que saqué mi lengua y metí dos de mis dedos, follándola con la mano. Apretó firmemente mis hombros y sentí que se corría en mi mano, así que le saqué los dedos y me limpié la mano. Empecé a quitarme la ropa que cubría mis piernas, más bien mi polla, y Chaeyoung se quedó maravillada al verla, como siempre. La agarré de las piernas y la arrastré hasta el borde de la mesa.

- Chúpame los dedos - ordené, y alcé mi mano para que lo hiciera - necesitas estar más húmeda para que pueda follarte preciosa -.

Ella simplemente accedió, y agarró mi dedos y empezó a chuparlos como si de mi polla se tratara. Nunca la había tocado, esa era nuestro única norma, ella no podía tocarme la polla, ni ella ni nadie. Cuando sentí que ya tenía los dedos húmedos le ordené que parara, y eso hizo, así que volví a meterlos en su coño, que estaba húmedo, pero no como a mí me gustaba para meterle la polla. La volví a follar con la mano mientras masajeaba brutalmente sus pechos, provocando que se arquera y se agarrara fuertemente a mis hombros. Finalmente volvió a correrse, así que saqué mis dedos y los volví a limpiar, preparado para follarla. La tumbé y le abrí las piernas, tenía el coño lo suficientemente húmedo como para que pudiera clavarle la polla. La agarré y se la metí de una estocada, provocando que se arquera y abriera más las piernas, lo que aproveché para clavarle la polla hasta el fondo, y la agarré de la cintura para follarla duramente. El sexo tranquilo nunca había sido lo mío, y a ella le encantaba que la trataran como la trataba yo, así que la follé como nunca, mientras disfrutaba como su entrada me apretaba la polla, dándome la bienvenida una vez más, y también las vistas de sus pechos moviéndose por mis embestidas. Estuvimos así hasta que sentí que me iba a correr, por lo que le saqué la polla antes de hacerlo. La condición que había puesto ella cuando recién empezamos fue que folláramos sin protección, pero que yo no podía correrme dentro de ella, por lo que siempre, antes de correrme, tenía que sacarle la polla. Chaeyoung, un poco agitada, se levantó, y comenzó a vestirse, así que yo empecé a hacer lo mismo.

- Una buena follada - añadió ella, y se fue -.

Salí de la sala de reuniones y me fui otra vez a mi despacho, esperando que Minho ya hubiera terminado con el chico de antes, que supongo que sería su novio.
Al llegar, llamé a la puerta, y al no recibir respuesta, entré, encontrándome el despacho vacío.
<<Se habrán ido a follar a un motel o a casa o algo así>> pensé.
Entré y cerré la puerta detrás de mí y fui a sentarme. Me senté y empecé a sacar los papeles que tenía que firmar y eso, cuando dos débiles golpes sonaron en la puerta.

- ¡Adelante! - y me arrepentí inmediatamente de haberle dado paso  -.

Seungmin entró sonriente, como siempre que me veía. Sin vergüenza alguna rodeó el escritorio y se sentó sobre mis piernas, pasando sus manos sobre mi camisa, admirando mi torso.

- Chan~ - nombró con un tono sensual, tragué saliva nervioso - ¿Por qué no me follas de una vez estando sobrio? - interrogó coqueto -.

- ¿Qué ganaría yo? - interrogué -.

- Te dejaré en paz, solo quiero que me folles - sonrió con malicia -.

Suspiré frustrado, y lo senté sobre el escritorio. Iba a darle lo que quería si eso significaba que me dejaría en paz. Lo puse boca abajo y le arranqué toda la ropa, haciendo lo mismo con la mía. Le metí la polla y escuché como suspiró bajito de placer. Así que lo agarré de las caderas y empecé a embestirlo fuertemente. Pero cuando empecé se me vino a la mente el rostro del chico que no podía sacarme de la cabeza.
Agarré firmemente su cintura mientras sus paredes seguían apretando mi gran polla, incapaz de sacarme de la cabeza al chico nuevo que me atemorizaba, ese chico que me había hecho dudar fuertemente de mi sexualidad. Clavé mis dedos en su cintura más fuerte, y empecé a follarlo más duro, sin encontrar el consuelo que tanto ansiaba, que tanto estaba buscando, cuando de repente escuché el click de una cámara, y, al dirigir mi vista a lo que era, me aterroricé, pues era el chico que no había podido sacarme de la cabeza en todo el puto día, más bien, el puto chico que aparecía en mis sueños más húmedos y que no había podido sacar de mi cabeza desde que había llegado,y acababa de hacerme una foto follando.
Esto iba a acabar muy mal.

- ¡Me cago en la puta! - maldije, y le saqué la polla a Seungmin -.

- ¿Qué haces aquí Felix? - dijo Seungmin irritado, mientras se acomodaba la ropa, al igual que yo -.

- Te dije que no lo hicieras - musitó - o te llegarían las consecuencias -.

- Y todo por una puta cámara - suspiré -.

- Y tú... - está vez se dirigió a mi, y me lanzo una mirada cargada de desprecio, una que me dejó devastado - no sabía que podrías caer tan bajo, no me esperaba que todos esos rumores que habían de ti de acostarte con quien fuera eran ciertos - sentí que se me caía el corazón al suelo y se partía en pedazos -.

Felix salió a toda velocidad de mi oficina, y Seungmin corrió detrás de él, suplicando por que no dijera nada, pero yo no, yo me quedé ahí. Nunca hubiera esperado que un puñado de palabras de un simple niñato que acababa de llegar y se había robado mi corazón me fueran a doler tanto. Y entonces volví a sentir como la ansiedad subía por mis venas, por mis pulmones, hasta atorar mis fosas nasales, obligándome a hiperventilar, haciendo que cayera al suelo y entrara en pánico al ver que nadie podría ayudarme. Nadie podría salvar a Chan. No, a Christopher.

Nostra fotocamera {ChanLix}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora