Segundas oportunidades {Doukaza}

18

Narra Akaza
Salí de mi habitación sintiéndome muy preocupado y con la mente llena de pensamientos negativos. Me imaginaba situaciones terribles, como si los hashira supieran que íbamos a llegar, a Douma siendo asesinado y a Muzan acabando con el resto de nosotros por ser considerados incompetentes e inútiles.

Mientras caminaba, me encontré con Douma, quien salía de su habitación. Caminamos juntos en silencio, conscientes de que esta era la noche. El ambiente estaba lleno de tensión y no vi ni una sola sonrisa cuando nos reunimos con los otros superiores en la sala.

Nakime estaba junto con Kokushibo, con su biwa colgando a su lado. Daki, Gyutaro y Kaigaku estaban juntos, mientras que Hantengu y Gyokko estaban a un lado. Cuando Douma y yo nos unimos a ellos, todos nos miramos con rostros serios. Esta podría ser la última vez que nos veremos

La noche anterior, Kokushibo sugirió que nos dividamos en parejas para aumentar nuestras posibilidades de sobrevivir por si nos encontráramos con un hashira. Douma y yo formamos un equipo, mientras que Kokushibo y los hermanos formaron parejas. Las dos lunas restantes se quedaron juntas por defecto.

Nakime suspiró y preguntó en voz baja
"¿E-estan todos listos?

Todos estábamos listos. Después de mirar a nuestro alrededor y ver que nadie respondía, respondi "si, estamos listos"

Nakime asintió y levantó su biwa en posición "Por favor, regresen vivos"

TWANG

El tiempo parecía detenerse mientras Nakime golpeaba las cuerdas del biwa.

Estamos en el bosque que rodea la finca. Miré a mi alrededor para tratar de orientarme. Ahí esta la cueva, si eso esta ahí entonces... Hice un gesto con la mano para que los demás me siguieran en silencio. Nos acercamos sigilosamente, con el resto del grupo siguiéndome en fila.

Me agaché bajo una rama, teniendo cuidado de no tocar ninguna hoja, mientras llevaba a los demás hacia el cuartel de los cazadores de demonios. Cuando llegamos a la pared, me giré para mirar a los otros seis que estaban arriesgando sus vidas por orden de Kibutsuji. Sentí una chispa de odio.

Solté un suspiro y le di instrucciones a los demás, hasta que solo quedamos Douma y yo. Estaba bastante asustado, pero antes de que el miedo se apoderara de mí, Douma tomó mis manos y me dio un apretón tranquilizador. Nos dirigimos en silencio hacia el árbol que habíamos usado en nuestra última misión.

Salté a la primera rama y miré a Douma antes de mover mi pierna hacia la siguiente. Subimos por las ramas gruesas y retorcidas, hasta que llege cerca de la cima, con mis piernas colgando en el aire. Douma salto y se sentós a mi lado, rodeando mi cintura con su brazo.

Vimos a Kokushibo saltar sobre la pared y entrar al jardín de rocas debajo. Se movió sigilosamente por la finca, escondiéndose detrás de los arbustos y debajo de los escalones, en lugares donde fuera fácil llegar pero difícil de ver. Miró en nuestra dirección por un instante, asintió levemente con la cabeza y luego saltó fuera del cuartel.

Suspiré aliviado. Kokushibo dio el primer paso sin problemas. Me recosté en el hombro de Douma, disfrutando del calor que sentía en mi corazón, ahora esperaríamos un día completo hasta la noche siguiente para colarnos. Los demás tendrían que pasar el día descubriendo la forma más rápida de entrar, donar sangre a todos los cazadores asignados y salir.

En cuanto a cómo daríamos sangre a los cazadores de demonios, sería mejor y más eficiente hacer un pequeño corte en el brazo o el cuello del asesino en particular, y luego dejar que unas gotas de nuestra propia sangre caigan en el rasguño.