Segundas oportunidades {Doukaza}

40

Akaza
Un relámpago iluminó el cielo y, al instante, un estruendo retumbó. La lluvia comenzó a caer, empapándolo todo. Uzui llevó a sus esposas a resguardarse dentro de la casa, mientras que Tanjiro guiaba a Nezuko y Rui se acercaba a Douma y a mí.

Miré hacia el oscuro cielo en busca de cualquier cosa inusual, pero la visibilidad era muy limitada. ¡Maldición, no puedo ver nada con este clima!

En ese momento, Douma tomó mi mano y la apretó para tranquilizarme. De repente, el caos se desató. Un enorme pedazo de tierra voló hacia nosotros desde algún lugar desconocido, y solo pudimos saltar a tiempo para evitarlo.

De repente, escuché débilmente a Tanjiro gritar "¡¿Qué está pasando?!"

Sin tener idea de lo que estaba sucediendo, Iguro salió corriendo de la casa con los brazos llenos de armas. Aunque ninguna de ellas era una espada nichirin, lanzó kunais y katanas normales a sus compañeros cazadores. Presencié cómo cada uno de ellos se defendía mientras Iguro saltaba a una altura inhumana para esquivar un ataque dirigido a su estómago.

Todos estábamos haciendo movimientos rápidos para esquivar los ataques mientras esperábamos a que la tormenta se calmara, pero parecía que no iba a detenerse. Antes de que Douma interviniera, solo pude ver un largo tentáculo en forma de látigo con un gran pincho blanco en el extremo.

El demonio de ojos arcoíris cortó una parte con sus abanicos, pero solo fue un corte superficial. Era evidente que este demonio era fuerte. Intercambié una breve mirada con Douma antes de salir corriendo para ayudar a quien pudiera.

Mientras me movía, pasé junto a Tomioka y Kamado, quienes estaban luchando juntos usando sus respectivos estilos de respiración, el sol y el agua. Me sorprendió la habilidad de los cazadores para aplicar diferentes formas de respiración con cualquier arma que tuvieran.

En ese momento, Inosuke fue arrojado hacia mí, sosteniendo dos kunais en sus puños. Rápidamente me puse de pie y me aparté de su camino, mientras el suelo que pisábamos se desmoronaba en pedazos de tierra y arena.

El más leve silbido llegó a mis oídos y giré la cabeza para mirar en esa dirección. Entrecerré los ojos al ver una figura alta y musculosa al borde del caos, con numerosos tentáculos saliendo de su espalda. Sin pensarlo dos veces, agarré uno de los kunais de Inosuke y lo lancé con todas mis fuerzas hacia él. El kunai atravesó su cuello y salió por el otro lado.

Sin embargo, para mi horror, la herida se regeneró al instante y vi cómo su mirada roja y brillante se clavaba en mi alma. Era Muzan Kibutsuji.

En un instante de pánico, me di la vuelta y corrí tan rápido como pude, arrastrando a Inosuke por la muñeca.

"¡Oye! ¿Qué demonios estás haciendo?"

"¡¡¡Estoy salvándote, cabron desagradecido!!!" Arroje al chico a un pequeño agujero y me lanze justo antes de que una de las carnosas extensiones se estrellara contra la hierba detrás de mí.

Me levanté rápidamente y corrí hacia el humano más cercano, aparte de Inosuke. Era Muichiro.

"¡Oye!" agarre su hombro y lo gire para que me mirara.

"¿Mm?"

"Necesito que le digas a todos que estamos siendo atacados por él"

Muichiro asintió y cortó un tentáculo que se acercaba con su katana. Luego, corrió bajo la fuerte lluvia para cumplir con mi petición.

Me aseguré de que Inosuke estuviera bien antes de correr hacia la casa, donde encontré a Nakime observando la escena con expresión de miedo.

"¡¡¡NAKIME!!!"

"Akaza, ¿qué...?"

"¿Puedes controlarte?"

"S-sí..."

Solté un fuerte suspiro.

"Necesito que lleves a algunas personas a un lugar seguro, ¿de acuerdo?"

Ella asintió y levantó su púa por encima de su biwa. "Dime quiénes"

"Rui, Makio, Suma, Hinatsuru, Nezuko, Kanao, Aoi, Zenitsu, Inosuke y Tanjiro"

"¡Esperen!" gritó Tanjiro. "Puedo seguir luchando-" fue interrumpido cuando Nakime los envió a él y a los demás a la fortaleza.

"Gracias, Nakime. Si quieres, tú también puedes ir"

Ella negó con la cabeza y frunció el ceño. "Puedo ayudar a todos" Tocó su púa sobre las cuerdas y enormes torres surgieron del suelo, golpeando solo a los tentáculos.

La miré con gratitud y volví a la acción mientras Kibutsuji se regeneraba y lanzaba nuevamente sus ataques. Esquivaba los golpes de izquierda a derecha y rara vez lograba golpearme. Sin embargo, cada vez que lo hacía, mi victoria era efímera, ya que el demonio se regeneraba a una velocidad inigualable.

Afortunadamente, ninguno de los demás había sido golpeado con demasiada fuerza por sus ataques.

A medida que avanzaba, me encontré con Gyomei y Muichiro, quienes sangraban por múltiples cortes en brazos, torsos y piernas. Tomioka tenía una pierna rota y Uzui tenía una herida grave en la cabeza, lo suficientemente seria como para que Nakime lo pusiera a salvo. Iguro había perdido la venda que cubría la mitad de su rostro en algún momento, y tenía un gran corte en ambos ojos que sangraban profusamente.

Mis ojos presenciaron cómo uno de los tentáculos volaba la cabeza de Hantengu. Su cuerpo comenzó a desintegrarse y una ola de enojo recorrió mi mente. Aunque nunca había sido amable con ninguno de nosotros, lo conocía desde hacía mucho tiempo.

Necesitamos ayuda. Necesitamos encontrar una forma de acabar con este desgraciado de una vez por todas.

Sentí un toque en mi hombro y me giré, pero no vi a nadie allí.

"Ven conmigo, la señora Tamayo te busca" escuché la voz de Yushiro. Reconocí al instante su voz.

Seguí las huellas de sus pisadas en el barro hasta llegar a la casa. Al no ver a nadie allí, supuse que ella también era invisible.

"Akaza, necesito que hagas algo por mí"

Asentí para indicarle que continuara. Yushiro me entregó una aguja y una jeringa, ambas llenas de un líquido rojo que parecía idéntico a la cura, pero con un fuerte olor a glicina y algo más. Tapé mi nariz mientras el olor me provocaba un pequeño dolor de cabeza.

"Inyecta esto en Kibutsuji. Lo debilitará y les dará ventaja en la batalla. Sé que esta tarea es peligrosa y que puede que no sobrevivas, pero no se la confiaría a nadie más que a ustedes"

Podía sentir las miradas de confianza de Yushiro y la señora Tamayo sobre mí. Asentí y cerré mi mano alrededor de la aguja y la jeringa.

"Lo haré"

© Créditos: @miradragonz