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Punto de vista de Douma
Las polvorientas calles de nuestro pueblo usualmente no merecían nuevas vistas, ya que era un pequeño pueblo y no era un lugar especial o sorprendente en ningún sentido. Estaba lo suficientemente aislado como para permanecer tranquilo y mundano, con la excepción de algunos viajeros y comerciantes que ocasionalmente pasaban. Hoy era uno de esos días, uno de los pocos visitantes infrecuentes que traían nueva mercancía para vender. Fui atraído esa tarde durante mi camino de regreso de la casa de Kokushibo por el fuerte olor de algo amargo.

Asomando la cabeza alrededor de la esquina de la carretera, parpadeé ante los muchos frascos y botellas de líquido desconocido colocados en un puesto improvisado junto a la carretera. ¡Me pregunto qué están vendiendo! La curiosidad me gano, y me acerqué al establecimiento provisional de aspecto descuidado. Tomando una de las botellas más pequeñas en mi mano, examiné detenidamente la etiqueta. '¿Sake'?

"Perdóneme", me volteé hacia el dueño de la tienda, inclinando mi cabeza. "¿Qué es esto?"

El hombre se apartó el cabello de los ojos mientras me miraba, una ligera sorpresa parpadeando en su expresión aburrida y desgastada. Después de todo, no era todos los días que uno se encontraba con un rubio de siete pies de altura con ojos de arcoíris 

"Es sake", dijo bruscamente. "Ese es el más débil, el jugo más fuerte está detrás de mí".

¡Akaza-dono nunca me deja comprar esas bebidas fuertes! "¿Puedo tener un poco?" Dejé la botella donde la había encontrado.

Sonrio. "Claro, si tienes dinero".

Asentí en reconocimiento, sacando mi pequeña bolsa de dinero de mi kimono. "¿Cuánto?" Ofreciendo una brillante sonrisa inocente, abrí la bolsa con mi dedo índice.

Después de pagar al vendedor la cantidad apropiada, devolví mi dinero a su lugar adecuado y elegí las bebidas más fuertes

"¡Disfruta!", grito el hombre.

"¡De acuerdo!, me despedí con un gesto amistoso.

Mi camino a casa fue más largo de lo habitual, ya que tomé un camino más largo para evitar ser seguido. Todo el tiempo llevaba la pequeña botella de sake con precaución, cuidando de no dejarla caer. Rui me recibió cuando entré a casa, con una mirada de preocupación al ver el alcohol que compré.

"¿Dónde conseguiste eso?", preguntó, inclinándose sobre el respaldo del sofá para verlo de cerca.

"De un buen comerciante" explique manteniendo mis palabras breves. Tengo que esconderlo antes de que Akaza llegue

Rui parpadeó ante mí, diciendo en un tono completamente serio 

"Papá, Akaza te va a matar".

Me reí. "¡Lo sé!"

"Ponlo en el estante de arriba. Así no podrá verlo". Con una pequeña risa, el niño volvió a su libro.

Punto de vista de Akaza
Al regresar a casa después de un largo día, esperaba cierta normalidad. Lo que no esperaba ni apreciaba era entrar y que me señalaran inmediatamente hacia la cocina.

"Tienes suerte de que sea un borracho tonto y no uno cachondo", sonrió Rui.

Suspire. Esto es lo último con lo que quería lidiar hoy. ¿Dónde m̶i̶e̶r̶d̶a̶ consiguió Douma alcohol? Miré alrededor de la esquina hacia la cocina, suspirando cuando vi a Douma sentado en el rincón, mirando fijamente el techo con una sonrisa en su rostro. Este idiota.

Él, me notó parado en la puerta y su sonrisa se hizo aún más amplia. "¡Akaza-dono~!" Balbuceó, tambaleándose un poco al ponerse de pie. "¡Te extrañé!"

"¿Cuánto has bebido?", gruñí, presionando una mano en su pecho para mantenerlo alejado. Otra cosa que no necesitaba: un Douma borracho aferrándose a mí toda la noche.

Él parpadeó, mirando sus manos mientras contaba con los dedos. 
Levantó cuatro dedos frente a mi rostro, los cuales aparté.

"¿Cuatro qué? ¿Vasos?"

"Mhmmmm..." Douma se detuvo, mirando mi rostro, luego presionó la punta de su dedo en mi nariz. 

"¡Boop!" Se río con sus ojos felices brillando mientras retiraba su mano. Parpadeé sorprendido, sintiendo mi rostro un poco caliente.

"Tienes suerte", susurré, "El sake no te dará resaca". 

Rui agitó la mano despidiéndose mientras regresaba a su habitación con su libro. A él no le importaba su 'charla de adultos' que inevitablemente terminaría en abrazos. Simplemente estaba cansado. 

Douma se asomó detrás de mí para devolver el gesto. "¡Buenas noches, Ruiiii!" Casi se cae. Tuve que agarrarlo de los hombros para evitar que eso sucediera, fruncí el ceño, un poco preocupado. 
"Deberías ir a dormir", dije gruñendo  
"Por eso no te dejo beber alcohol".

"Estoy bien, no te preocupes, Akaza-chan~!"

"No, vas a dormir", comencé a guiarlo hacia nuestro dormitorio.

"¡Duerme conmigo, Akaza!" Giró la cabeza para mirarme, lanzándome una brillante sonrisa de ojos cerrados.

Él inclinó la cabeza y luego estalló en risas. "¡Tu cara está roja!"
Sosteniendo mi rostro entre sus manos, me dio un beso dulce en la nariz. 
"Ahora ven, ¡quiero abrazos!"

Siguiéndolo rígidamente hacia el dormitorio, me froté los ojos. Todavía no me acostumbraba a cansarme tan rápido durante el día ser humano era extraño. 

"Awwww, ¿Akaza tienes sueñito?" Douma susurro mientras se metía en la cama. Me dejé caer junto a él, rápidamente siendo envuelto en sus brazos. Me abrazó cerca de su pecho, con un brazo alrededor de mi torso, acariciando mi espalda, y la otra mano reposando en mi corto cabello negro. Podía percibir ligeramente el olor a alcohol en él, no era un aroma demasiado fuerte, pero lo suficiente como para hacer cosquillas en mi nariz.
Douma comenzó a hablar. 

"Haces tantos ruidos de gatito... ¡No me sorprendería si te crecieran orejas y cola de gato!" Se rio, frotando su rostro en mi cabello.

"Idiota..."

© Créditos: @miradragonz

Segundas oportunidades {Doukaza}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora