Segundas oportunidades {Doukaza}

28

Tanjiro
Tanto Giyu como yo decidimos no subir a la cima cuando escuchamos a Muzan y Akaza hablar. Sentí un fuerte olor a sangre y estuve a punto de gritar, pero Giyu tapó suavemente mi boca y me hizo señas para que lo siguiera.

Bajamos la montaña en silencio y, una vez que nos alejamos lo suficiente, comenzamos a correr. Lo seguí hasta la mitad de la montaña, luego giramos a la izquierda y continuamos en esa dirección. No dijimos ni pensamos nada. Era demasiado arriesgado. El terreno se volvió cada vez más rocoso y me di cuenta de que nos estábamos dirigiendo hacia la base del acantilado.

Avanzamos a lo largo del acantilado hasta llegar a un saliente rocoso. Allí encontramos el cuerpo de Akaza tendido en una losa de piedra irregular, con sangre alrededor de su cabeza y parte superior del cuerpo. Mi corazón se aceleró y me apresuré a arrodillarme a su lado. Giyu se unió a mí y, sin sentarse, levantó a Akaza, volteándolo boca arriba.

Su haori sin mangas estaba destrozado, con un agujero que revelaba una herida profunda en su pecho. Muzan había atravesado su corazón y sacado la estaca por la espalda, rompiendo algunas costillas y perforando su pulmón izquierdo. También había una herida en su cabeza que había dejado un rastro de sangre, aunque el sangrado parecía haberse detenido o disminuido en ambos lugares.

"Vamos, ayúdame a llevarlo a la casa de Tamayo"  Dijo Giyu, comenzando a levantar a Akaza del suelo.

"Bueno" Incluso si existiera la más mínima posibilidad de que estuviera vivo, necesitábamos comprobarlo.

Con mucho cuidado, levantamos a Akaza del suelo y comenzamos a dirigirnos hacia la cabaña de Lady Tamayo y Yushiro. Me sentía cada vez más nervioso mientras avanzábamos, preocupado por la vida de Akaza. Cada hoja resbaladiza o obstáculo en nuestro camino aumentaba mis temores. Sabía que cada segundo era crucial y que debíamos llegar lo más rápido posible.

Finalmente, llegamos al árbol de entrada y entramos corriendo con el cuerpo inmóvil de Akaza entre nosotros. Justo en ese momento, casi tropezamos con Yushiro, quien caminaba por el patio. Al ver a Akaza, Yushiro entró corriendo y nos hizo señas para que lo siguiéramos. Era evidente que todos estaban preocupados por la condición de Akaza y estábamos decididos a hacer todo lo posible para ayudarlo.

"¡Lady Tamayo! ¡Necesitamos su ayuda!" grito, indicando que recostáramos a Akaza en el pequeño catre que había colocado en la esquina de la habitación principal.

Tamayo entró desde una de las otras habitaciones con sorpresa escrita en su rostro. Regresó a la habitación y salió con una aguja y una jeringa que contenían un líquido amarillo. Con los ojos llenos de preocupación, se lo inyectó a Akaza.

"Oh, ¿esa es la medicina que le diste a Nezuko para ayudarla a regenerar su pierna?"

"Sí, solo esperemos que Akaza todavía sea capaz de regenerar una herida tan fatal" respondió Tamayo, dirigiéndose hacia mí "Me pregunto, ¿cómo sucedió esto?"

"Descubrió que Akaza estaba recogiendo muestras de sangre para ayudar a crear una cura y lo tiró por la montaña"

Yushiro me lanzó una mirada

"No, no creo que él sepa de ustedes dos"
Yushiro frunció el ceño y miró hacia afuera con recelo "Pero no creo que debas volver aquí otra vez"

Giyu asintió. "Entendido. No vendremos aquí a menos que sea absolutamente necesario" Se volvió hacia mí "Vamos a necesitar olvidar que esto sucedió. No podemos pensar en venir aquí, llevarle a Akaza a Lady Tamayo, nada. ¿Entendido?"

"SÍ" Me levanté. "Muchas gracias, Lady Tamayo. ¿Me avisará si la condición de Akaza cambia?"

Ella negó con la cabeza "No vale la pena correr el riesgo. Simplemente espere hasta que desarrollemos una cura que funcione, y luego podremos seguir adelante"

El sonido del biwa de Nakime nos hizo regresar al castillo infinito. Miré a mi alrededor, hacia las lunas superiores. Rui y Kaigaku parecían molestos, Kokushibo estaba mirando hacia abajo y no podía ver a Douma. Me acerqué a Nakime.

"¿Dónde está Duma?" Pregunté en voz baja.

"Lo llevé a su habitación. Está muy triste en este momento. Si tienes algo que preguntarle o decirle, te sugiero que esperes hasta que se calme"

Pobre Douma, debió tomarse muy mal la noticia.

Nos separamos para ir a nuestras habitaciones y me acomodé en mi cama, mirando al techo, rezando por la pronta recuperación de Akaza.

© Créditos: @miradragonz