No sabía que decirle exactamente y la presión me estaba dando un vuelco. Hace un tiempo supe que Patrick era el exnovio de Clara, el chico que la tenía enamorada perdida: el amor de su vida.
Quería ocultarle mi relación con Patrick pero a veces mentir era demasiado tarde.
—No se de qué me hablas.
—No me mientas—me pidió en un tono bastante alto, se le notaba claramente una mezcla de enfado con decepción. Aún no lo decodificaba bien—sé perfectamente que sabes quién es o sino entonces ¿Por qué tienes una foto demasiado cariñosa con él si no le conoces de nada?
Ups! La había visto. Tiempo antes me deshice de cualquier evidencia que me comprometiera con Patrick, pero no quería borrar todos los recuerdos en físico que tenía de su existencia, así que guarde una foto, muy seguramente la que vió Clara.
Bien, si la mentira no funcionaba, el contraataque venía después.
—¡Estuviste revisando entre mis cosas!—la acusé poniendo las manos en la cintura.
—¡No, eso no es así! Estaba recogiendo y la ví por accidente—se defendió.
¡Mierda! Me he quedado sin plan C.
—Pero ese no es el punto aquí...—su voz se había reducido a una menor intensidad, parecía como si se estuviese quebrando—Kya... ¿Tú eras novia de Patrick?
Y suspiré.
De todas las cosas posibles, esa opción no era una de ellas.
Mi silencio le dió la respuesta, aunque algo errada. Eso sí.
Clara empezó a llorar y se desplomó sobre la cama. Parecía que se iba a deshidratar.
—Yo sufriendo por él y... resulta que el estaba con otra pero que...—se contuvo, mas no le duró mucho—¡Maldito mentiroso!
—No le digas así.
—No, Kya. No lo defiendas. No ves que nos estuvo engañando a las dos.
—¿Pero de dónde sacas que yo era su novia?—le pregunté sentándome en la cama y poniéndole la mano encima para acariciarla.
—Las evidencias Kya: la foto cariñosa, tu silencio...
—Clara, Patrick no pudo ser mi novio porque era mi hermano.
Casi se le salen los ojos de las órbitas de tanto agrandarlos. Vale, era una noticia un tanto difícil de asimilar pero su reacción fue demasiado exagerada.
—Me estás mintiendo—dijo y yo simplemente negué—sí, sí lo haces porque tú me dijiste que no tenías hermanos.
—Ahí si mentí—confesé agachando la cabeza. Ella seguía con los ojos rojos y se le veía la tristeza en ellos—no quería que nadie se enterara.
—¿Por qué?
Ya mi autocontrol no tenía las mismas fuerzas que al principio, ya había comenzado a fraccionarse y las ansias de llorar se notaban más.
—Porque... cuando murió yo no lo pude soportar. La pasé mal, muy mal de hecho. Y la melancolía me fue llevando poco a poco a la decadencia—ella parecía no entender mucho pero si la ví compadecerse—mi hermano era todo lo que yo tenía, la única persona que me quería de verdad. Y cuando se fue yo no supe manejar la situación de una manera coherente—me limpié las lágrimas con los dedos—y bueno la FP tampoco es que ayudara tanto.
—Joder—exhaló—no tenía ni idea y yo echándote la bronca como una idiota.
—Tú no tenías porque saberlo, no te preocupes—solté un largo y tendido suspiro que fue como soltar un peso de encima—¿Sabes? Mi vida se la debo a Alana, es lo mejor que me pasó. Ella me restauró, por así decirlo. Me ayudó a salir del hueco tan profundo en el que me había metido. Y... y no creo que exista algo con lo que yo pueda agradecerle todo lo que hizo por mi.
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Afterlife
Genç Kurgu¿Qué tan tangible puede llegar a ser el dolor? "De tanto perder aprendí a ganar, de tanto llorar ya ni siquiera duele. Conozco tan bien el piso, que ya solo miro al cielo, toque tantas veces ese fondo que una vez que vuelva a caer se que volveré a s...