The Red Woman.

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Dorian Martell.

Cuando llegué a Winterfell sobre mi caballo, solamente quería verla a ella, había estado tantos días sin verla que había comenzado a extrañarla, así que llevé al caballo a los establos y frote mis manos con felicidad, caminé hacía dentro del castillo para dirigirme a su habitación, noté que delante de mí caminaba lady Sansa junto a su doncella de compañía, me coloqué junto a ella y me miró con una sonrisa.

-Has vuelto- Dijo

-He estado fuera demasiado tiempo, ya era momento- Bromee

-Rhaenys te ha extrañado mucho, sobre todo después de la amenaza- Soltó haciéndome confundir

Deje de caminar a unos pocos pasos de la habitación de Rhaenys, Sansa me miró sorprendida y comenzó a negar con la cabeza.

-No lo sabías- Afirmó 

-¿Qué amenaza?- Pregunté 

-Ramsey Snow amenazó a Robb con asesinar a Rhaenys, por eso aumentó la protección del castillo- Explicó 

-Maldito bastardo- Murmure

Observé hacía la habitación de Rhaenys y vi a su doncella entrar con unas toallas, la mujer se quedó de pie con la puerta abierta y dejó caer las toallas al suelo, la miré confundido y luego miré a Sansa, ella tenía la misma expresión, cuándo la mujer comenzó a gritar corrí hacía la habitación y vi una escena horripilante que destrozó mi corazón.

Rhaenys estaba en el suelo sobre un charco de sangre, su vestido tenía una rasgadura en la zona de su abdomen y había una daga junto a ella, la doncella a mi lado se había llevado sus manos a la boca y sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, me acerqué con rapidez a Rhaenys y la tomé entre mis brazos, ya no respiraba, comencé a moverla pero ella seguía inmóvil.

-Llamen a los maestres- Susurre, me giré y pude ver a Sansa con su boca entreabierta y sus ojos cristalizados -¡Saquen a lady Sansa de aquí y llamen a los malditos maestres!- Ordene

El guardia junto a la puerta sacó a ambas de la habitación apresurado, levanté a Rhaenys y la coloqué sobre la cama.

-Vamos- Pedí mientras seguía moviendola -No me dejes, despierta- Mis ojos se cristalizaron y mi voz se entrecortó -Por favor, Rhaenys, por favor-

Oí las pisadas rápidas detenerse en la habitación, las lágrimas habían comenzado a salir de mis ojos y cuando me giré pude ver a Robb observar con confusión la habitación, me sequé las lágrimas y me puse de pie, él me miró con sus ojos cristalizados y se acercó lentamente a Rhaenys, se sentó en la cama y tocó su rostro.

-Llame a los maestres pero...- Aclaré mi voz -Está muerta-

Robb me miró con su ceño fruncido y negó con su cabeza.

-No- Volvió a mirarla -No, no, los maestres la ayudarán-

-Está muerta- Repeti 

-¡No está muerta!- Gritó poniéndose de pie y enfrentándome -Los maestres la curarán-

-Si tan solo la hubieran encontrado en la noche ahora ella estaría bien- La señalé -Pero eres tan estúpido que ni siquiera te interesaste, sabiendo que la habían amenazado de muerte-

-¿Y tú qué?- Dijo -Te has ido para asesinar a una niña antes de que quedarte a protegerla-

-Vivirás con esa imagen el resto de tu vida- Lo amenace -Tú debes protegerla, ¡tú eres su esposo!-

-¡La he protegido desde que tú no estas!- Alzó su voz 

-Si, y ahora está muerta- Asenti 

Él volvió a acercarse a mí, el maestre Wolkan entró con sus ayudantes interrumpiendo nuestra pelea, miraron a Rhaenys y también se sorprendieron.

The Prince Who Was PromisedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora