The Laws of Gods and Men.

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Rhaenys Targaryen.

Cepillaba mi cabello cuando oí un golpe en mi puerta, me di media vuelta observando el rostro de Robb asomarse, asentí con mi cabeza permitiéndole pasar, entro con calma como si temiera que le hiciera algo, se quedo en silencio unos segundos observándome, luego aclaró su garganta y juntó sus manos frente a él.

-Buenos días- Soltó

-Buenos días- Respondi algo confundida por sus nervios notables

-He hablado con Sansa- Mencionó -Me dijo que te ocupaste de que ella estuviera cómoda después de tanto tiempo-

-Hice lo que creí correcto- Dije restándole importancia

-Gracias- Asintió -Gracias por atender a mi hermana mientra yo no estuve, y por advertirme al instante en que ella llegó-

-No fue nada- Respondí volviendo a cepillar mi cabello

Él seguía mirándome, como si quisiera decir algo más, terminé de cepillarme y tome el vestido blanco que estaba tendido en la cama, me di la vuelta y Robb aun seguía de pie ante mí, sus ojos subían y bajaban por todo mi cuerpo, sus ojos brillaban y pude notar que su cabello tenía algunos copos de nieve.

-Si tienes algo que decir, dilo, me pones nerviosa- Pedi

Él suspiró y se acercó un poco mas a mi, -Lo siento- Soltó

Cerré mis ojos y solté un suspiro, volví a dejar el vestido sobre la cama y lo mire con atención cruzandome de brazos.

-También lo siento- Acepte

-No, no... No tienes de que disculpar, yo fui quien se equivocó, no debí tratarte de esa forma- Negó -Solo que estaba preocupado por Sansa-

-Lo entiendo, Robb- Dije dejando caer mis brazos -Siento si creíste que estaba quitándote autoridad frente a tus hombres, solo me preocupaba por ti-

-Lo se, siento haberte hecho sentir de esa forma, fui yo quien se equivocó- Volvió a repetir

-Acepto tus disculpas- Sonreí asintiendo, me acerque a él y coloque mis manos en sus hombros -Y me alegra que hayas vuelto sano y salvo-

-Has mantenido a Winterfell en orden- Mencionó -Tu eres mi reina, Rhaenys, no dudes de ello-

-Nisiquiera porque tu lo niegues- Bromee causándole una pequeña risa

Él siguió mirándome por algunos segundos, sus ojos me miraban con ternura y una pizca de esa oscuridad que tanto me atraía, posó sus manos en mi cintura atrayendo mi cuerpo al suyo con brusquedad, como si buscara sentirlo, luego me beso con pasión y algo de deseo, como si quisiera algo mas de mi, algo que había extrañado en su corto viaje y su poca distancia de mi.

El sonido de la puerta abrirse con rapidez provocó que Robb se separara de mi y diera media vuelta, Dorian estaba de pie frente a nosotros, su ceño se había fruncido y aquella vena en su frente que indicaba su enojo parecía querer salir fuera de su piel, hizo una reverencia hacia ambos aun con la mano en el pomo de la puerta, que apretaba lo suficientemente fuerte para que sobresalieran sus huesos.

-¿Sabes lo que es tocar?- Preguntó Robb

-Llevo años al lado de Rhaenys y en ninguno de ellos he tocado su puerta, ¿por qué debería hacerlo ahora?- La voz de Dorian sonaba ronca y desafiante

-Pudimos haber estado en intimidad- Respondió Robb aún más desafiante y posándose frente a mí dándome la espalda -Supongo que no quieres verme desnudo-

Dorian se adelantó hacia él dejando su rostro a pocos centímetros, lo miraba con ira y con deseos de pegarle, ambos llevaban la misma altura y eran igual de desafiantes, sabía que si alguno daba algún paso eso acabaría mal, rodee mis ojos y tomé la mano de Robb para hacerlo retroceder, él lo acepto pero siguió con su vista amenazante en Dorian, su labio inferior temblaba con lentitud, como si estuviera guardando sus ganas de asesinarlo.

The Prince Who Was PromisedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora