Cap 35

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Nuestro regreso a México llego y con el un mal humor de mi parte, no se que descontrol hormonal tenía pero estaba furiosa por todo y con todos, incluso grite los chicos y discutí con Silvia y mi madre, estaba sentada lejos de ellos en la sala de espera después de la discusión, cuando por fin abordamos, Silvia cambio su asiento con mi madre y se fue con los chicos, me hacia hervir más la sangre saber que no quería irse conmigo, no se que sucede pero mis emociones están descontroladas

Doña Lucero: Que tienes Lucero

Lucero: no se, no se que tengo solo no quiero hablar

Doña Lucero: okey 

ya, eso fue todo no hablamos durante todo el viaje cuando llegamos a México Silvia se despidió de los chicos y de mi madre, a mi ni me miro y tomo un taxi

Lucerito: abue, nos llevas a tu casa?

Lucero: no irán a ningún lado

Doña Lucero: claro que si nena

Lucero: ya dije que no, aquí mando yo, son mis hijos y no irán a ningún lado 

Doña Lucero: me importa poco, cuando le bajes a ese temperamento que tienes te los regreso, no quiero que estén llorando por tu culpa

Lucero: siempre es lo mismo, haces lo que se te da la gana- dije caminando a la camioneta y dejándolos ahí en el aeropuerto, estaba supremamente enojada y no me podía controlar, para el colmo Silvia se va sin decir nada- A casa de Silvia- dije cuando arranco el chofer

Después de un largo camino llegamos a su departamento, pregunte por ella en recepción y acababa de subir así que fui a su apartamento 

Lucero: Silvia, ábreme 

Silvia: a que vienes, vete a tu casa no quiero verte 

Lucero: ábreme, no quiero enojarme más

Silvia: enójate si quieres, no me interesa

Lucero: Silvia por favor ábreme- ya estaba perdiendo mi paciencia de nuevo

Silvia: que quieres?- dijo abriendo la puerta de golpe haciéndome caer en el suelo por estar recostada en la puerta

Lucero: hablar

Silvia: no tengo nada que hablar contigo, así que puedes irte 

Cuando estaba hablando con ella mis ojos se desviaron a su cuerpo, se estaba cambiando, por que estaba en bragas y una camisa corta, la misma que traía del viaje, no dude en mirarla a los ojos y tirarme a sus labios, me rechazo al principio

Silvia: te dije que no te quiero ver

Lucero: perdóname, no fue mi intensión, solo que no se que me sucede, tengo rabias de repente por cualquier cosa

Silvia: no me interesa Lucero, me  hiciste pasar un mal rato

Lucero: puedo recompensarlo- dije besándola de nuevo y esta vez si dejo que lo hiciera

Silvia: no puedes solo venir aquí a besarme y pretender que te perdoné así como así

Lucero: me disculpo de nuevo, mis hormonas están muy desatadas, necesito en este momento quitarte la ropa- dije besando su cuello 

Silvia: eres una tonta, estamos hablando cosas serias Lucero- ella seguía hablando, yo solo pensaba en besarle el cuerpo con devoción, extrañaba tanto su aroma, sus besos, su piel, necesitaba de ella, el deseo crecí de repente y debía de apagar esto, se que aunque debíamos hablar mi mente perdió enfoque

Lucero: déjame hacerte el amor, después hablaremos de lo que paso, ahora no puedo pensar en nada más que en tu cuerpo, estoy loca por tocarte y si no me das tu aprobación me voy a enloquecer- Dije besando de nuevo sus labios y senti como sus piernas se enredaron en mis caderas dándome a entender que si necesitaba de mi tanto como yo de ella 

Terminamos enredadas entre las sabanas de su cama, la tenia aferrada a mi cuerpo y le pedí perdón de nuevo por mi ataque de rabia, no sabia mi descontrol hormonal, pero ya estaba mas que feliz, no se si hacia falta pasar una tarde así con ella, necesitaba enredarme entre sus sabanas y sentirla encima de mi porque mi humor cambio radicalmente 

Silvia: contigo compruebo cuando alguien tiene mal humor y dicen que es falta de sexo- dijo riendo y dándome un beso 

Lucero: me estaba cuestionando lo mismo, era porque tenia muchas ganas de ti y estaba frustrada quizás

Silvia: si que estabas frustrada, me dejaste las piernas doliendo de tanto que me diste hoy amor, necesitabas liberar mucho estrés

Lucero: si, es bueno tenerte entre mis brazos, me relajas- dije dándole un beso y abrazándola para caer de nuevo dormidas


siempre será verdaderoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora