capítulo ocho

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Efectivamente, me había olvidado de mi propio nombre, estaba sorprendida y no sabía que sentir o que hacer. Me estaba comenzando a fastidiar el hecho que de la nada tenga subida y bajada de emociones, ya que eso repecurte en mi cuerpo debido a que me marea y me hace sentir mal físicamente, me mareé y me quise desmayar, estaba por caerme pero el mismo chico me tomó. 

—Oye, ¿qué tienes? —Exclamó, tomándome para que no me caiga. —Era una broma, ¿qué te pasa?

Iba a responder cuando sentimos un aleteo enorme, vimos por la ventana cuando Haku cayó, me tomó en los brazos haciendo que Gao se aleje soltándome bruscamente mirando hacia otro lado sonriendo irónicamente. 

—Lo suponía. —Rió. —Siempre es así. 

—No es momento de tus chistes Gao, ¿no ves que está mal? —Exclamó, acariciando mi mejilla. —Ten, come esto. 

Abrió mi boca haciéndome comer de nuevo lo mismo de ayer, tardó en hacerme efecto pero evidentemente me hizo sentir mejor, sonreí un poco sintiéndome nerviosa, él me tomó de la mano pero sentí un líquido, bajé de la mirada y vi sangre, enormes cantidades de sangre. Me senté rápidamente mirándolo asustada.

—¿Haku, qué te pasó? —Lo señalé, viendo como tenía todo el cuerpo herido. —¿Estás bien?

Vi como el chico de atrás lo comenzaba a regañar y Haku le decía que se metiera en sus asuntos, este enojado solamente lo insultó mandándolo a la mierda, convirtiéndose en tierra, me asusté cuando vi que la tierra se iba por la ventana, traté de tomarla pero Haku me tomó del brazo.

—No tiene caso, él es así. —Se encogió de hombros. —Mejor ayúdame a curarme las heridas. 

Me sonrojé pero asentí a la final. Este se sacó la parte de adelante y lo ayudé a curarse, me espanté ya que tenía todo el cuerpo llenó de heridas, estaba asustada. ¿Qué es lo que hacía que lo tenía tan lastimado? Era literalmente un adolescente de quince años, ¿trabajaba en una especie de mafia o algo así?

—Haku...

—No te puedo decir____, lo siento.

Apreté los labios, bueno, lo había intentado. Nos quedamos en un profundo silencio, el al final decidió romperlo, preguntándome si me podía abrazar, asentí diciéndole que si. Lo abracé con sumo cuidado, respirando su aroma, menta, siempre olía a menta, se me hacía curioso. A los minutos nos separamos viéndonos a los ojos, estoy segura que los había visto en algún lado, pero no me acordaba en donde.

—¿Cómo estás, cómo te has sentido?

Asentí apretando los labios, sonrojándome, bajanndo la mirada, comenzando a ponerme un poco nerviosa, como es posible que esta sea mi única interacción romántica en toda mi vida. Eso decía bastante de mi, pero bueno, ya a este punto no podía esperarme nada.

—Bien,  creo, estoy comenzando a acostumbrarme, no sé donde está la chica que me estaba ayudando. —Me encogí de hombros. —Es muy amable de su parte siendo parte del hotel la verdad.

—¿Chica, cuál?

Justamente se abrió la puerta, pero cuando iba a voltear, Haku me tomó la mano y nos escondimos debajo de la cama, me golpeé la cabeza al movimiento tan brusco.

—¿Qué pasa, por qué estamos aquí?

—Shhh, creo que hay un monstruo en esta habitación.

¿Cómo que un monstruo, por qué aquí siempre se vivía al límite? En menos de 10 minutos ya había sentido demasiadas emociones, pero por lo recuerdo, en mi vida pasada no sentía nada, así que esto era un respiro, sentía adrenalina en cada momento, comencé a acostumbrarme, me gustaba sentir esto, me gustaba sentir en general, emocionarme, asustarme, no estar aburrida y sentirme triste todo el tiempo, miré a Haku y este estaba analizando los pasos y los pies de aquel mencionado monstruo.

Tiempo [Haku y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora