capítulo trece

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Estaba sorprendida, sabían que en mis ojos estaban reflejados los recuerdos, cuando me los vi en un reflejo estaban haciéndose azules, me sorprendí, haciéndome para atrás. Por cada pared, había un diferente recuerdo, diferente momento de vida, en cada bola era diferente día, diferente hora. Toqué un recuerdo, y me inundé de este. Ante mis ojos apareció un atardecer, un grupo de amigos disfrutando en la playa tomando, riendo, una pareja besándose, todo, cuando volví, solté un jadeo, sorprendida por aquello, fue adrenalina, adrenalina pura.

—¿Se sintió bien, no? —volteé y era Gao, asentí sin decir nada, este soltó una risa amarga, acercándose a mi.—Lo sé, yo lo hago todo el tiempo.

Gao estaba sentado, terminó de fumar, lo aplastó con el pie, su aliento apestaba a cigarro, así que tosí levemente a lo que este rodó los ojos, cuando me miró, enarcó una ceja curioso.

—¿No puedo volver? —Negué un poco decepcionada, bajando la mirada. —Haku se está tardando, supongo que le gusta mucho tu compañía.

Sonreí por su comentario, pero me senté decepcionada, tomándome el rostro y grité de frustración, sin entender que estaba haciendo mal para no poder volver, después de unos minutos sentí como él se sentaba a mi lado, quise llorar, pero, no sentí nada, no me salía nada. Me paré, y me miré en uno de los reflejos, las lágrimas que estaba soltando eran negras, como si estuvieran hechas de tierra. 

Volteé hacia donde estaba Gao, y él solamente me miraba como si fuera cualquier cosa, le señalé lo que estaba pasando y me dijo que era normal, que ya me iba a acostumbrar, que eso pasaban los primeros días. 

—¿Estoy muriéndome, no es así? —Pregunté, de nuevo, al borde del llanto, este miró a otro lado, no respondiendo. —Contéstame Gao, ¿mi corazón dejará de latir, verdad?

Nos quedamos en un profundo silencio, parecía como si le pesara responderme. Se paró dándome la espalda, y miró a otro lado, pero inclusive desde lejos, pude ver como una lágrima grande corría desde su mejilla, tocando el suelo, me sorprendí por verlo también llorar.

—¿Por qué estás aquí? —Me preguntó cambiando de tema. —Si estás aquí, debe ser por algo, ¿por qué?

Me sequé las lágrimas rápidamente. Contesté después de unos segundos. 

—Solamente sé que le pedí un deseo a una estrella, y estuve aquí. —Este negó riendo.—No te burles, es en serio que estoy aquí por eso. 

—No es así, es mucho más complejo que eso.

Sentí curiosidad, a lo que lo tomé de nuevo de las manos.

—Dime todo, dime todo lo que sepas.

Exclamé, y este entreabrió los labios.

—Había una chica, mucho antes que tú, se llama Chihiro, que atravesó un túnel, el mismo túnel que tú, lo mismo de sus padres, pero la diferencia, es que sus padres eran reales, los tuyos no, estás atrapado en un recuerdo, un sueño que no es verdad.

Esa información me cayó como si fuera agua fría, ¿qué significa eso?

—¿Qué quieres decir?

—Que estás sola aquí, no puedes regresar, y que todo lo que estás viviendo aquí es una simulación.

Negué, sin poder creer lo que me estaba diciendo, me vi las manos, y estaban pálidas, como si fuera un fantasma, me toqué el rostro, estaba helado de nuevo, pero más rápido. Como si lo que me hubiera dicho fuera hincapié a que todo en mi diera fruto a que todo dejara de funcionar más rápido. 

—Tienes que ayudarme Gao, tengo que salir, tenemos que salir de aquí, y tú vienes conmigo, no puedes vivir aquí torturándote con recuerdos, por favor.

Este se paró dejándome sola, diciéndome que no me meta. Lo tomé de la mano, pidiéndole por favor que no me deje sola, que necesitaba ayuda para poder salir de ahí viva. A los minutos, me vio, miró a otro lado maldiciendo. 

—Por favor Gao, te lo suplico...—Susurró. —Ayúdame, necesito tu ayuda para también liberar a Haku.

Este miró mis ojos. 

—¿Lo quieres mucho, eh?

Asentí queriendo llorar.

Suspiró apretando la mandíbula, se notaba que iba a dejar su orgullo a un lado.

—Él está encarcelado, tiene un acuerdo, y es el eterno esclavo de la mujer que viste, tenemos que romper ese hechizo.


Tiempo [Haku y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora