Asentimos, y salimos de las montañas de memorias, volteé y me di cuenta que era una montaña enorme, como una cordillera. Recién caigo en cuenta, que había estado descalza todo el tiempo, lo digo porque había pisado ahorita césped y sentí todo en mis pies claramente, un escalofrío recorrió mi cuerpo, para después mirar hacia abajo. Miré mi pie, estaba limpio, completamente limpio, miré a Gao curiosa, con una mirada me dijo que éramos espíritus, no podíamos ensuciarnos.
Asentí sin decir nada, continuando, las personas ya no se tapaban la nariz al verme, ni hacían nada, supongo que perdí totalmente mi humanidad, estaba angustiada, pero por lo menos tenía compañía.
—Gao...—Susurré, pero no volteó. —Oye, Gao.
Lo llamé en un susurro, este volteó mirándome con sus ojos celestes no me había dado cuenta de su color, ni de su cabello, era un cabello blanco, como si hubiera envejecido, pero tenía la apariencia de un chico mayor, como de dieciocho años.
—¿Cómo llegaste aquí? —Tuve el atrevimiento de contar, este solamente siguió el camino.—Si no quieres hablar de eso está bien, solamente quería saber porque.
Pero apenas pregunté, tuve la respuesta, no como los otros espíritus que no me respondieron, al parecer Gao lo tenía suficientemente claro.
—Soy un espíritu de tierra, me di cuenta la noche que Chihiro se fue.—Fue lo suficientemente cortante, pero claro. —Esa es la única respuesta que doy.
—¿Han vuelto a saber de ella?
Él negó, seguimos recorriendo camino hacia el hotel cuando unas pequeñas gotas cayeron en nuestras cabezas, alzamos la mirada y vimos nubes grises, iba a comenzar a llover. Gao enseguida comenzó a correr para protegerse, yo alcé las manos sonriendo sintiendo las gotas, por fin, un poco de paz. Gao me llamó pero le dije que estaba bien, que quería quedarme ahí. Me senté en el muelle de nuevo, colocando mies pies en el río. Vi como alguien se sentaba a mi lado, volteé y sí, era Haku.
—¿Estás cómoda bajo la lluvia?—Asentí sonriéndole, este me quitó el pelo que tenía en la cara.—No a todos los espíritus les gusta la lluvia, me agrada que a ti si.
Colocó sus pies junto a los míos, viendo conmigo como el pequeño barquito se iba perdiendo en el horizonte.
—¿Podemos hacernos compañía por ahora?
Volteé, y le quité también el cabello que tenía en el rostro, asintiendo. No sabía como sacar el tema hasta que él sonó un poco molesto cuando me preguntó por Gao.
—¿Qué hacías con Gao en la montaña de recuerdos? —Exclamó, enojado. —¿Te quedas sola con él?
Negué enseguida.
—En realidad, quería hablarte de eso. —Tomé aire. —Me dijo que estás siendo esclavisado y atrapado.
Él miró a otro lado, suspirando, como si no pudiera negarlo. Cuando iba a volver a preguntarle del tema, me hizo pararme de nuevo arrastrándome de nuevo al hotel, diciéndome que me iba a resfriar. Me jaló fuertemente, llevándome a donde estábamos antes, me encontré de nuevo a Lin, quien me jaló regañándome, volteé y estaba Haku sonriendo, despidiéndose, le di una sonrisa, despidiéndome de él también.
—Nos volveremos a ver, te juro que te explicaré todo mejor cuando pueda. —Hizo una mueca. —Por favor, no lo sobrepienses tanto.
Susurró, a lo que yo sonreí un poco amarga y triste.
—Espero sea pronto.
Le deletreé, él sonrió y desapareció.
Sentí como mi corazón se iba con él, una parte de el lo tiene Haku, como si mi corazón se partiera, y se fuera con él, y está nuevamente completo cuando él de nuevo aparece. No quería que fuera así, tengo 18 años, bueno, 13, y siento que es mi primer amor.
—¡Vamos, tenemos que trabajar!
Solté lágrimas, jamás en mis 18 años de vida había llorado tanto, nisiquiera cuando tuve mis problemas paternales por la carrera que seguí, Lin al verme, me acarició la cabeza con ternura.
—Vamos Sen, tenemos que trabajar.
Asentí secándome, vi de nuevo la lluvia, esperando ver si estaba mirándome, pero no estaba, ya se había ido.
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Tiempo [Haku y tú]
Fiksi Penggemar____ ha estado estresada, cansada de su vida en la gran ciudad, monótoma y llena de problemas, tanto así que le pidió a la última estrella dorada fugaz que quisiera volver a ser una niña y despertarse en su ciudad natal. No contaba con que aquella p...