capítulo veintitrés

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— H A K U—

Lo tenía claro, fue tan fácil darme cuenta de que estaba enamorado de ____, así que salí corriendo, buscándola por todos lados, preguntando por ella, mi corazón estaba al límite, cuando me encontré con Lin no la dejé hablar, enseguida le interrumpí con mi pregunta.

—¿Dónde está ____?

Frunció el ceño sin entender mi pregunta, a lo que yo pregunté nuevamente pero modificando un poco la pregunta, para su compresión, volví a preguntar pero esta vez reemplazando su nombre real con el que le dio Yubaba.

—Oh, entiendo, ella ya se fue.

Mi corazón paró por un segundo, ¿cómo que se fue, a dónde? No podía salir, tenía que tener la aturización de una de las dos hermanas para poder salir, nadie podía salir sin yo saberlo, ¿cómo había logrado salir?

—Se fue a una estación de tren, algo así, no recuerdo bien en realidad, ¿por qué?

Sonrió levemente, pero yo estaba serio, tratando de saber a donde había partido, yo le había dicho que se vaya, me siento culpable, culpable al pensar que se fue pensando en que su sentir no era correspondido, cuando lo era, lo era y soy capaz de decir que hasta más fuerte.

—Porque la amo, no quiero que se vaya sin que sepa eso.

Ella se sorprendió totalmente, al punto que abrió la boca, yo la cerré suavemente, y ella sonrió ampliamente, haciendo que levante las cejas de la impresión.

—Se fue a devolver algo que tú robaste, apresúrate, porque dijo que apenas tenga el perdón de ella, que de hecho, tú deberías ir, se iba a ir de aquí.

Asentí, para después de arreglar unas cosas, fui a hablar con Yubaba, abriendo la puerta sin tocar, ella estaba ocupada dándole de comer al bebé.

—¿Por qué sigues vivo? Dije que ya no me sirves.

Exclamó haciendo que más comida para que su bebé aparezca, yo la tomé de la mano deteniéndola, haciendo que me preste atención.

—No vengo por eso Yubaba.

Esta se alejó un poco, sorprendida por como la traté y le hablé, pero eso en realidad no me importaba mucho.

—Jamás me habías hablado así, por algo debe ser.

Sonrió sentándose en su escritorio subiendo las piernas, fumando, yo me acerqué y me puse en frente de este, hablando con voz seria.

—Quiero que regreses a casa a Sen.

Comenzó a reír histérica, hasta golpeaba la mesa, pero yo no me inmutaba de mi seriedad, cuando terminó de secarse hasta una lágrima de la risa, me miró.

—¿Y yo por qué debería hacer eso?

Ahí fue donde hice el mayor sacrificio contra Yubaba.

—Porque ella tiene algo preciado para ti.

No entendió al principio, pero después de mirarnos fijamente, hizo un gesto asustada revelando que los bebés eran las 3 cabezas, gritó enojada acercándose a mi, rodéandome con su cabello blanco.

—¿Dónde está, dónde lo tiene?

Gritó enojada, histérica, mis ojos no mostraban emoción, solamente seriedad y determinación.

—Lo voy a traer devuelta, pero quiero que la lleves a casa.

Esta se calmó, para después sentarse de nuevo, acomodánsose el cabello, arreglándose la ropa, asintió sin ganas mirándome, pero después se paró jalándome la camisa.

—Si fallas, quiero que tú mismo te apuñales con la daga antialmas, te vas a hacer polvo, ¿estamos?

Extendió un contrato, y con una pluma, yo sin pensarlo, firmé, esta tiró el contrato y con mi firma formó la daga.

—Tenemos un trato.

Y apenas dijo eso, me convertí en un dragón y comenzó mi búsqueda.

Tiempo [Haku y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora