Capítulo VIII: De la insurrección

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Fecha desconocida; en algún lugar al sur de Afganistán

Dentro de un almacén abandonado, pues durante la intervención americana en territorio afgano muchas fábricas locales terminaron por cerrar por la terrible guerra que desató para desalojar a los talibanes de aquel país. Por desgracia, dicho conflicto no hizo más que los fieles seguidores de Mahoma desataran toda su ira en contra del ejército yankee, por lo cual decidieron formarse de una manera más sofisticada y luchar en contra de los agresores de su tierra, para ello se aprovecharon de los lugares que fueron desalojados para utilizarlos como centros de adiestramiento o conglomerado para el séquito de seguidores alrededor del Yihad. En el caso de esta bodega se reunían los seguidores de los rebeldes para escuchar la voz de su representante.

Con su tradicional árabe, Hassan Al-Hesellan empezaba a hablar ante la multitud de personas que se conglomeraron para escucharlo hablar en contra de la intervención americana en su país.

一Hermanos... Los infieles siguen dentro de nuestras sagradas tierras queriendo imponer sus ideas corruptas sobre nuestra gente más vulnerable y necesitada, aprovechándose de las carencias del frágil de nuestro gobierno 一hablaba airoso el líder de la congregación con su muy bien trabajado farsi一. Es necesario estar unidos, para ser más fuertes que nunca y no caer ante la tentación que los enemigos de Alá ponen ante nosotros, pues es en ellos donde se encuentra la perdición junto a su falso Dios. 一Con mucho ímpetu, las personas que lo escuchas gritan injurias en contra de los soldados invasores de sus tierras, pues con ese clamor sienten alentar a los suyos para combatir a lo que ellos consideran el enemigo de su pueblo一. Hermanos, nuestros soldados requieren de su ayuda en estos momentos de alta tensión para nuestra causa, nuestra lucha. Es por eso que los invito a luchar junto a sus hermanos para así desterrar a los infieles que tanto daño nos han provocado estos últimos tiempo 一esto último logró que los ánimos de todos subieran aún más, logrando un efecto casi ensordecedor, pero eso era lo que buscaba, que todos dieran hasta la vida por una lucha que muy pocos conocen en su totalidad一. Alabado sea Alá, hermanos.

Con la gente eufórica tras él, Al-Hessellan se retiró a un cuarto detrás del escenario donde antes se encontraba, dispuesto a descansar un poco antes de continuar con su rol de líder de aquel grupo extremista, imponiendo la ley de su ideología en la mente de aquellos que encontraron en él una salida a su vida llena de carencias.

Tras entrar en sus aposentos, nota al hombre que se quedó estoico en su habitación personal, fumando desde su narguile, sacando el humo mientras miraba con atención la entrada de su acogedor.

一Es increíble cómo logras convencer a ese puñado de gente 一dijo esa persona en inglés, mientras un poco de humo salía de su boca, tosiendo con las últimas bocanadas一. Quisiera tener esa capacidad para dirigir a los míos a una pelea casi perdida 一terminó para proseguir inhalando su tabaco.

El afgano se sentó a su lado sobre un cojín dispuesto a compartir con él el humo expedido por dicho artefacto.

一Es más difícil de lo que crees 一comenzó a hablar en inglés igualmente一. Pues tienes que ver si ellos están dispuestos a dar todo por algo que aman de forma inentendible. Por eso usamos la religión 一dijo de forma un tanto filosófica mientras aspiraba humo一. Ya con eso, lo demás viene en cascada.

Las cosas pasaron así por varios minutos, platicando de las diferencias entre sus grupos de choque, las cosas que tuvieron que hacer para llegar hasta donde se encuentran entre otras cosas que parecen bastante burdas para una plática entre dos personas se encontraban dentro de un complejo terrorista perteneciente al talibán.

La conversación se vio interrumpida abruptamente cuando un par de soldados afganos, con sus armas apuntando a un hombre con indumentaria militar del ejército estadounidense con la cara cubierta, dejándolo de rodillas ante los dos hombres dentro de la habitación. Se levantó polvo cuando sus articulaciones golpearon el piso y provocó el toser involuntario de los dos presentes.

一¿Qué significa esto? 一Preguntó molesto el afgano en su idioma natal, parándose en sobresalto ante la irrespetuosa interrupción.

一Señor, este soldado infiel se adentró en nuestro complejo diciendo que necesitaba hablar con usted urgentemente 一dijo alterado uno de los dos soldados一. Decidimos presentarlo con usted para que decida qué hacemos con él.

Acercándose a él individuo con la cabeza tapada, descubrió su rostro; si el árabe estaba impactado por la revelación, su rostro no lo demostró, pero dentro de él las dudas se acumulaban a pasos agigantados. Por otra parte, el acompañante de Hassan se quedó mirando indiferentes la extraña situación, pues no entendía qué era lo que ocurría frente a él.

一Oye, Hassan 一comentó el extranjero en inglés一 ¿quién es él?

一Es un informante que tenemos dentro del ejército americano.

一Así que es un gringo 一dijo sin darle importancia si él aprehendido lo entendiera.

一Entonces eres tú a quién buscan 一dijo el prisionero.

一¿Disculpa...? 一Repuso Hassan.

一Es de lo que quería hablarle 一empezó a relatar一. Hace unos días, se mandó un helicóptero a uno de los portaaviones que circulan cerca de estas costas. Lo que nadie se esperaba es que la razón de su envío era traer a un grupo de soldados a nuestras tierras, lo malo es que no son otros infieles como es lo normal. En esta ocasión trajeron a cuatro mexicanos para capturar a uno de sus compatriotas. Ahora que lo pienso, ha de ser quien está detrás suyo, mi señor.

El mencionado abrió los ojos sorprendido, por lo cual se paró y se dirigió a él capturado para interrogarlo más de cerca.

一Dime, gringo 一le dijo con un tono agudo, mientras lo miraba fijamente con una sonrisa torcida y con un cuchillo pegado a su garganta一. ¿Qué es lo que quieren esos militares mexicanos aquí?

一Capturarte a ti. Eso parece.

Antes de que el mexicano procediera a degollar al americano frente a él, su anfitrión lo tomó del hombro para calmarlo, algo que logró en unos segundos.

一Si es así... 一Repuso Hassan一. Es momento de replantear nuestra estrategia para proteger a nuestro invitado especial 一le dijo al cautivo posando sus ojos sobre él, con la cara casi pegada a su rostro一. Espero y sigas manteniéndonos informados de lo que ocurre pasando dentro de los infieles. ¿Está bien?

一Sí, mi señor 一dijo con la voz temblorosa y la cara agachada.

一Bien... Llevenselo.

Con la retirada del americano para dejarlo libre a las afueras del complejo abandonado, los dos hombres que quedaron en la habitación se miraron fijamente.

一No te preocupes, Rodrigo. Todo saldrá bien.

一Eso espero 一comentó tras unos segundos de silencio一. No gasté tanto dinero para que me dejes morir.

Con eso, la causa talibán podría decir que contaba entre sus filas a un experto en el tráfico de armas y en tortura a la mexicana, toda una leyenda entre el narcotráfico mexicano.

Con eso, la causa talibán podría decir que contaba entre sus filas a un experto en el tráfico de armas y en tortura a la mexicana, toda una leyenda entre el narcotráfico mexicano

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