Manos encantadoras

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Después de ese día se había hecho bastante común ver al castaño o viceversa tratando de escapar del lugar para ir a vagar un poco al bosque o hacer cualquier otra cosa; y la verdad es que pocos se atrevían a quejarse, la mayoría de hombres estaban bastante feliz por Chuuya, incluso si el castaño no les caía bien.

Fue un día cuando Dazai llego al lugar con una bicicleta e invito a Chuuya a subir, ambos cayeron mas adelante por la mala maniobra de Chuuya mientras sujetaba el timón, les costo unos raspones, pero no importaba. Dada las cuatro Dazai paso un cordón por el sombrero de Chuuya, para que este no se le cayera, fue entonces que escondieron todo su cabello dentro del sombrero y Dazai se alisto para sentarlo en el barrote de la bici, justo al frente, mientras el se acomodaba en la montura para empezar a manejar. Al principio casi todos los trabajadores se reían por verlos tambalear y apostando que mas adelante se caerían, pero no fue así.

— Chuuya — Chuuya alzo la mirada para tener una mejor vista del rostro de Dazai, este ultimo la bajo para dar con sus ojos — ¿Quieres ir al pueblo? — Dazai se esperaba un tremendo "NO" por respuesta, pero — Talvez si, ¿tu que dices? — Chuuya sonrió de una manera coqueta que hizo que el corazón de Dazai diera un pequeño brinco en el mismo lugar, se asusto un poco pero no presto importancia — ¡Entonces vamos!

Antes de salir del gran campo Dazai ajusto mejor el nudo del sombrero del mas bajo y de su bolsillo saco un pañuelo bastante grande de color negro, lo amarro en su cuello y caía en forma de "v" a Chuuya sin embargo le gusto — Esto es para que nada malo te vaya a pasar, ¿si?

Chuuya asintió  — De acuerdo  — Dazai pedaleo hasta el pueblo, evidentemente cansado, pero eso no iba a detenerlo. Chuuya iba sonriendo y meciendo sus pies en el aire, cuando lograron divisar el pueblo; Chuuya logro ver a las personas, todas muy arregladas, con vestidos elegantes y trajes impecables. Chuuya sintió desubicado.

—Creo que no fue buena idea venir — Dijo el pelirrojo, sus manos apretando el timón con fuerza — ¿Por que el cambio de opinión repentino? — Pregunto el mas alto.

—Es que...no, nada.

—Chuuya, adelante, puedes hablar.

—No lo entenderías.

—Claro que si, adelante.

—No soy lindo como para estar parado aquí — Miro sus propias ropas y sintió ganas de vomitar— Soy horrible.

Desconcertado, Dazai se atrevió a reclamar — ¿Pero que dices? — Dazai paro de pedalear con su ceño evidentemente fruncido, sujeto las mejillas de Chuuya y las apretó sin llegar a hacer daño, miro fijamente sus ojos, sonrió — Soy una persona que sabe juzgar bien a quienes no son considerados lindos y puedo decir con seguridad que tu — Enfatizo mas en el tu — eres una persona tan bonita, así que no vuelvas a repetir eso, esas pecas y tu lindo color de cabello te hacen lucir tan unic-

Dazai cayo al darse cuenta que estaba soltando información de mas, miro a Chuuya y sus orejas y mejillas se sintieron acaloradas, intento decir algo para no parecer tan estúpido.

—Gracias — Chuuya lo miraba y le sonreía con esos grandes y hermosos ojos azules. Dazai sabia que eso no había arreglado el pensar de Chuuya, pero también se preguntaba cómo una persona tan hermosa podría llegar a considerarse tan horrible. Desearía poder cambiar esa manera de verse. Dazai pedaleo un poco mas, ahora encima del camino de adoquín, bajo el sol reconfortante de la tarde y los vientos frescos.

Mientras pedaleaba las hermosas jóvenes y los refinados caballeros le daban algunas miradas en desaprobatoria. Pero eso a Dazai no le importaba, ya no.

Dazai aprovecho y volvió a hablar esta vez — Además, no eres el único que tiene ropas viejas y anda por el pueblo, mírame a mi también, tonto — Chuuya rio y volvió a asentir y dijo — Mira como la gente nos mira, cree que somos bichos raros  — sonrió, pero era genuino.

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