C.- 05 ✧

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Antes de ser transferido a la universidad de Seoul, antes de conocer a JeongGuk, solía vivir en Busan. Cuando mi madre desapareció de nuestras vidas, mi padre nos crío a mi y a mi hermano en una pequeña casa.

La ciudad era enorme, es por ello que aún no consigo entender como es que nos volvimos tan conocidos en este lugar.

—¿TaeHyung? —Me giré extraño tras escuchar a alguien llamando mi voz.

Me encontré con unos poco desconocidos orbes azules y una sonrisa peculiar, sin embargo, no fui capaz de identificar de quién se trataba.

—¿S-Si? —Mascullé bajito, sin acercarme al individuo.

—Vaya. No puedo creerlo, realmente eres tú. —Oculte mi confusión para no hacerlo sentir mal, realmente no puedo identificarlo. —No me recuerdas, ¿no es así?

Negué titubeante, bajando la mirada al helado de chocolate en mis manos. —No, lo lamento.

Su sonrisa deslumbrante unos segundos después me hizo darme cuenta. Solo conozco a una persona con una sonrisa como esa.

—Está bien. Tampoco pude reconocerte al instante...— Se aproximó hasta quedar de frente conmigo, tocó mis cabellos y se inclinó para mirarme directamente a los ojos. —Soy HyukJoon. Era tu mejor amigo antes de que te mudaras a la gran ciudad.

Pestañe varias veces, sorprendido al afirmar lo que ya sospechaba. —HyukJoon... ¿T-Tú..? —La acción tan simple de hablar me resultó dificultuosa.

En muy poco tiempo sentí un fuerte agarre alrededor de mi cuerpo, fui levantado en el aire con euforia por el de cabellos anaranjados. Reí por acto de inercia, hace algún tiempo no me sentía feliz.

—Está bien, no digas nada, tae. No digas nada. —Susurró en mi oído. Tan suave, tan cálido que me olvide de mi situación actual. —Te extrañé tanto, tan malditamente tanto. —Le creí, la forma en la que me apretaba en sus brazos me lo aseguraba.

Me dejó en el suelo y sonreí ante sus ojos azules. —¿Qué demonios te pasó? No te recordaba tan-

—¿Guapo? ¿Atractivo? ¿Músculoso? Lo sé, son palabras que oigo bastante seguido.

—Idiota.

—Tu sigues siendo el mismo, por lo que veo. —Apuntó con aires de grandeza. —Castaño, altura promedio, esos lunares en tu rostro y jodidamente hermoso. —Negué riendo.

Volví a mirar el helado en mis manos con un ápice de nervios. —¿Que haces aquí? Son por lo menos las tres de la mañana.

Salí por la mañana porque desperté con unas repentinas y fuertes ganas de comer helado de chocolate. Afortunadamente y, a diferencia de como era en Seoul donde JeongGuk nunca me hubiera dejado salir a esta hora, cerca del departamento de mi padre había una tienda de veinticuatro horas.

El pelinaranja alzó una ceja con gracia mientras me miraba con detenimiento. —Yo soy quién debería preguntarte, pero prefiero estar sentado. —Con su quijada apunto a las afuera de la tienda, yacían algunas mesas para sentarse a beber algo.

Asentí comprendiendo su punto. Pagué mi helado y el hizo lo mismo con una cerveza que ni siquiera me di cuenta del momento en que volvió con ella en la mano.

Mientras comía el helado podía sentir sus ojos al pendiente de todos mis movimientos. Volteé los ojos y suspiré. —¿Vas a decir algo o solo te vas a quedar mirando? —Él chasqueó la lengua, dando un trago a su cerveza.

Fingió pensar antes de entrelazar sus manos sobre la mesa, luciendo serio al respecto. —Te casaste con uno de los mejores abogados del país. —Asintió haciendo una mueca. —Sí, eso fue lo último que escuché de ti antes de perderte el rastro por completo. —Otro trago y dejó la lata de cerveza sobre la mesa.

Evadí la sensación amarga en mi garganta al escuchar la mención a mi matrimonio. Antes de darle muchas vueltas a sus posibles preguntas, comencé a hablar, arrastrando las palabras. —En la universidad de Seoul conocí a JeongGuk, fuimos novios durante cinco años antes de que me pidiera matrimonio; no pude volver a contactarte porque perdí la agenda con todos mis contactos. Tampoco podía volver a Busan porque tenía miedo de encontrarme con todo lo que abandone antes. —A estás alturas, no podía controlar mi lengua y las rápidas palpitaciones de mi corazon.

—TaeHyung...— Trató de interrumpirme, pero pasé de el de forma olímpica.

—Creí que todos me odiarian, ¡yo mismo lo hacía! Me dejé deslumbrar por esa beca en la mejor universidad del país y dejé todo lo que más amaba; mi familia, mis amigos, mi hogar. —Esto no es bueno. Si sigo hablando pronto lloraré de nuevo. Alguien detengame, por favor. —Te abandoné a ti, HyukJoon. Ni siquiera me sorprendería que estés fingiendo ser amable para ilusionarme y luego me dirías cuanto me odias.

—Hey, hey. —Antes de poder darme cuenta, el peinaranja estaba arrodillado frente a mi. Sujetó mis manos con suavidad. —¿Que estás diciendo, tae? No te odio, ¿como podría odiarte? —Sonrió tratando de calmarme.

Tragué saliva, absorbiendo las lágrimas como estoy tan acostumbrado a hacer. Ya me he arrepentido lo suficiente por llorar aquella vez cuando discutí con JeongGuk, no dejaré que vuelva a pasar.

—Lo siento. Supongo que el cambio de aires me está afectando... —Me solté de sus manos y con las mías me tiré aire.

Evadí su mirada, si la persona frente a mi seguía siendo el mismo HyukJoon de antes, seguramente en este instante me observa con lástima. —¿Estás bien, tae? —Cuestionó y afirmé con rapidez.

Llené la cuchara de helado y lo saboree con calma. Me observó durante algunos segundos antes de levantarse para volver a su asiento.

—¿No hay más preguntas? —Inquirí con gracia, ocultando el dolor en mi pecho. Aquel con el que convivo desde que me di cuenta de como mi vida se desmoronaba frente a mis ojos.

—De hecho... —Inició de forma repentina, haciéndome reir. —¿Sabías que tu esposo es hijo de Jeon SuHoon, el presidente y dueño del bufete de abogados más exitoso del mundo? —Exageró, abriendo los ojos excesivamente. —No sabes lo feliz que estoy por ti. Suena como un maldito sueño estar casado con uno de sus abogados. —Vi la ilusión en sus ojos y sonreí con tranquilidad.

Metí otra cucharada de helado a mi boca y lo tragué tras saborearlo durante un par de segundos. —Volví a Busan porque mi esposo me pidió el divorcio. —Comenté de manera casual.

—¿Q-Qué...? —Se mostró sorprendido, titubeante. —Agh. Maldita sea, cuando aprenderé a quedarme callado.

—Está bien. No lo sabías.

—Lo lamento, tae.

—Yo también lo lamento. —Asentí lentamente. —Siempre quise volver a este lugar y, ahora que lo hice, solo gasto mi tiempo pensando en tonterias.

Sé que no es bueno para mi salud evadir lo que siento, sin embargo, es lo que mejor se me da. Sólo HyukJoon y JeongGuk soportaron la idea de memorizar mis reacciones y así, comprender como me sentía. Nunca se los pedí, pero lo agradezco.

La voz del mayor me sacó de mi burbuja mental. —En ese caso, sé qué puedes hacer para entretenerte. —Tomó la cuchara sobre la mesa y sacó un poco de helado de la fuente. —Después de todo, deberías ser feliz aquí. Estás en casa. —Guiñó un ojo en mi dirección y comenzó a toser de forma efusiva.

Me di cuenta de lo que sucedía y me levanté exaltado. —¡Tiene almendras, tú idiota! —Grité; es lo que suelo hacer cuando estoy estresado.

—O-Oye, está b-bien. —Tocó mi brazo, sonriendo con difucultad. —¿Ves? Estoy bien. —Se apuntó a si mismo.

Negué sin creerlo por completo. Miré el interior de la tienda antes de volver a observarlo a él. —Iré por un poco de agua. Quédate quieto y no comas más helado.

Rodó los ojos y pasó una mano por sus cabellos. Reí para mis adentros.

Sigue siendo el mismo engreido.

@CRYSTALTAEE

Corazón vacío ✧ kooktae Donde viven las historias. Descúbrelo ahora