C.- 31 ✧

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Estuvimos en el hospital durante las siguientes dos horas hasta que el doctor indico que era apropiado que TaeHyung fuera a casa. Me despedí de mi padre después de asegurarme de que se encontraba bien y mi mano cosquilleó de forma agradable cuando el castaño entrelazó nuestros dedos.

Hacia tanto tiempo que no me sentía tan vivo. Aún es difícil para mi comprenderme y hallar una explicación a lo imbécil que fui cuando quise borrar al chico que ahora sujetaba mi mano de mi vida. Menudo idiota.

No puedo evitar sentirme increíblemente cálido mientras nos dirigimos a casa, a nuestra casa, es un sentimiento tan familiar, pero tan lejano a la vez que me abruma.

—¿Estás molesto? —Su voz pequeña e increíblemente suave me obligó a observarlo con el ceño fruncido en un corto instante, devolviendo mi vista al camino con rapidez.

La mano que no estaba utilizando para conducir estaba aferrada a la suya, le di un apretón, llevando el dorso de su diestra a los labios. —¿Por qué debería? —Murmuré contra su piel, besando sus nudillos más tarde.

—¿No lo estás?

—No, cariño, ¿por qué crees que lo estoy?

De reojo noté como miró a través de la ventana. —Lamento no decirte que era un niño. —Se lamentó, enterneciéndome por caer en cuenta de que era eso lo que le preocupaba.

Sonreí negando. —Creí que no lo sabías.

—No lo hacía, simplemente estaba seguro de que no sería una niña. —No apartó su vista de la ventana, ni siquiera cuando me detuve en un semáforo en rojo, teniendo la oportunidad de girarme y ofrecerle toda mi atención. —No abrí el archivo antes porque quería que tú también estuvieras ahí. —Admitió en voz baja, sin ser consiente de la manera tan ridicula en la que mi corazón aceleró sus pulsaciones.

Solo obtuve su mirada cuando las bocinas detrás de mi comenzaron a sonar, alertándome. —Mierda. —Mascullé. Aceleré el vehículo notando que el color verde iluminaba el semáforo.

Su risa llegó a mis oídos con rapidez haciéndome sentir vivo. —Eres un tonto.

—¿Cómo esperas que reaccione cuando dices cosas como esa? No soy de piedra.

—Ah, ¿no?

Sonreí permitiendo que se burle de mi. —Definitivamente no lo soy. No contigo. —Apartó su mano de la mía extrañándome. Antes de reclamar al respecto, TaeHyung se levantó de su asiento para acercarse a mi y besar mi mandíbula.

—De verdad, puedes ser muy dulce cuando quieres. —Pronunció un segundo después, volviendo a su posición inicial, observando a través de la ventana cómo nos acercaba a nuestro destino final.

He intentado ocultarlo, pero tengo un maldito nudo en la garganta desde que recordé lo que me dijo mi padre sobre la empresa.

Después de detener el motor, apreté el manubrio entre mis manos con fuerza. —Hay algo que debo decirte, TaeHyung... —Me miró inmediatamente y asintió titubeante.

—Vaya. Ya no soy "cariño" y en su lugar sólo "TaeHyung" —Inquirió abriendo la puerta. —Debe ser realmente serio, hablemos adentro.

—Espera. —Me libré del cinturón antes de que el menor baje del vehículo totalmente. Rodeé la parte frontal del auto para extenderle mi mano. —Por aquí, precioso. —Guiñé un ojo mientras el volteaba los suyos, aún así, una bonita sonrisa en sus labios.

—Esto no es necesario.

—Por supuesto que lo es. —Ignoró mis palabras por completo y después de que sus pies tocaron el suelo, avanzó con rapidez hasta que estuvo completamente alejado de mi. —¡No deberías caminar tan rápido! —Le grité desde mi lugar, riendo cuando se volteó para darme una mirada de pocos amigos.

—Jódete. —No puedo tomarlo en serio cuando sus mejillas permanecen de ese adorable color rosa que adoro en él. Sin esperar por mi, abrió la puerta de la casa después de ingresar la llave.

Dejé que avance algunos pasos al interior de la vivienda antes de moverme y hacer lo mismo, esta vez, deteniéndome en el umbral de la puerta cuando lo hallé estancado observando sus alrededores.

El color de las paredes ya no es el mismo que cuando dejó esta casa, el orden de los cuadros colgados de ella tampoco. Las cortinas antes de un color madera, ahora permanecen blancas otorgando más vida a nuestro hogar.

—¿Que tal? Me tomé la molestia de cambiar algunas cosas, como creí que te gustaría. —Observé mi propia obra con orgullo.

—¿Por qué...? —Cuando se giró en mi dirección pude notar su mirada brillante, lucía deslumbrado.

Me alcé de hombros mientras pasaba de él para abrir las cortinas, revelando el patio verde que TaeHyung se encargó de decorar tan pronto como puso un pie en esta casa después de volver de nuestra luna de miel. —No quería que todo estuviera igual cuando volvieras, aunque debo admitir que lo último de lo que tenía certeza era de que volverías a estar aquí, esto parece un sueño.

Sonrió, soltando una risa floja. Alcé las cejas ante la ingenuidad en su rostro. —¿Cual era el problema con dejarlo todo igual que antes? —Caminó hacia la cocina, analizando con una curva en sus labios cada mueble que fue desplazado a una posición distinta.

Aunque no lo admita, sé que le gusta como están las cosas ahora. Nunca fuimos de gustos muy similares, sin embargo, encontré la manera de seguir conservando la esencia que demostraba que este era el hogar de ambos por igual.

—Si volvías, me aseguraría de que nada sea igual que antes. No me atrevo a decir que quiero que empecemos de nuevo, no cuando ya hemos pasado por demasiado juntos. Aún así, me gustaría que este sea el inicio de algo distinto. —Regresó a mi lado a paso lento, se está tomando el tiempo de analizarme con cada segundo y su mirada me hace sentir increíblemente cálido.

Maldita sea, no puedo amarlo más.

Sin esperar alguna objeción de su parte, sujeté su cintura y lo atraje a mi cuerpo. Rodeó mi cuello con gusto, repartiendo caricias a mi cabello.

—Había olvidado lo romántico que podías ser. —Se burló, pero lo conozco lo suficiente para saber que su corazón late igual de rápido que el mío.

Besé su mejilla a la par que él cerraba los ojos. —Por mi cuenta corre que no lo olvides de nuevo.

Estuvimos los próximos segundos en esa posición, disfrutando de la simple existencia del otro. Eso, hasta que TaeHyung tuvo que romper el momento.

—¿Que ibas a decirme?

Ver lo interesado que lucía al respecto me hizo sentir mal. Solo hace falta pararme a recordar que mi trabajo fue lo que nos alejó me pone de un humor muy de mierda. No importa lo que haga, sé que se sentirá inseguro cuando le cuente sobre la empresa, sin embargo, no me voy a permitir cometer el mismo error dos veces.

Intenté trasmitirle calma a pesar de todo, acaricié su mejilla, tanteando el terreno ante de soltar; —Debo hacerme cargo de la empresa.

@CRYSTALTAEE

Chan, chan, chaaaan.

-cryss 💌

Corazón vacío ✧ kooktae Donde viven las historias. Descúbrelo ahora