C.- 08 ✧

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—¡¿EMBARAZADO?! —Cerré los ojos con suavidad tras escuchar el fuerte grito del pelinaranja. Asentí ante su mirada azul. —No puede ser. No puedo creerlo. No puedo- ¿Tú? ¿Tuviste sexo?

El calor subió a mis mejillas y lo miré con molestia. —¿De verdad crees que te estás concentrando en lo importante? —Se encogió en su lugar y carraspeé.

—Lo siento, sólo... —Inició en un tono de voz más calmado, me sentí un poco mal por cómo le hablé hace un segundo. —Mierda, tae ¡Eres como un bebé! ¿Cómo podrías tener otro bebé en tu interior? Eso no es-

Sentirme mal y una mierda.

—HyukJoon. Cállate o te golpearé.

No le habría dicho nada por mi propia voluntad, sin embargo, el mayor escuchó mi conversación con JeongGuk y comenzó a sacar sus propias conclusiones.

Tarde o temprano tendría que decirle.

Sentí su mirada insistente, así que suspiré ante esos ojos azules. —¿Qué? —Se acercó algunos pasos hasta mi lugar, observándome con algo que no pude identificar.

—¿Él te dejó aún mientras estás en este estado? —Mi garganta se cerró de repente.

Relamí mis propios labios mientras negaba, obligándome a evitar hablar demasiado al respecto. Con el tiempo comprendí que nunca podría salir adelante si no superaba esto. —No me dejó, joon. —Aclaré en un murmuro.

Comenzó a reír, como si le hubiera contado el mejor de los chistes. Está bien, no me molestaría por ello. Yo mismo podría reírme de mi mismo.

Alzó una mano para dar golpes suaves en mi cabeza, por un instante me sentí como un pequeño cachorro. —Te dejó ir, tae. No hay diferencia. —Esa sonrisa no se borró hasta que pudo oír mis siguientes palabras.

—Debíamos divorciarnos, no había elección.

Siendo honesto, no sé que tanta veracidad hay en lo que dije. Quizás y solo quizás, trataba de convencerme de no haber cometido un error.

Cerré los ojos en dirección al techo.

Me tomé un momento para recordar; las primeras veces que JeongGuk dejó de llegar a cenar por quedarse en la oficina, cuando comenzó a evitar mis besos y poco a poco me sentí a mi mismo como un estorbo.

Sabía que dejó de quererme, sólo debía reconocerlo. Creo que fue lo más difícil.

—De tenerlo frente a mi ahora mismo, no sé lo que sería capaz de hacer. —Volví a mirar al pelinaranja cuando su voz volvió a aparecer. Reí flojo. —Como sea. Entonces, —Apuntó a mi vientre con la quijada. —Allí dentro es donde está creciendo el bebé más precioso del mundo. —Rodé los ojos con diversión ante el tono emocionado con el que pronunció.

Me hallé a mi mismo imaginando al azabache en su lugar y me sentí débil. Habría sido lindo ver la reacción de JeongGuk cuando se enteró de mi embarazo.

Estaría feliz por un bebé, aún si era yo quién lo llevaba en su vientre.

El timbre provocó el silencio del mayor hablando con voz chillona al bebé, donde sea que esté. Nos miramos con confusión.

Corazón vacío ✧ kooktae Donde viven las historias. Descúbrelo ahora