C.- 12 ✧

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Observé el vaso en mi mano como si fuera la cosa más interesante a mi alrededor mientras el rostro de TaeHyung la noche pasada taladraba mi mente.

«Soy un hijo de puta. » Lo último que me importa es sentir odio hacia mi persona, cuando he hecho todo lo que siempre prometí no hacer.

Cuando le pedí al castaño que sea mi novio, también cuando nos casamos, le prometí las estrellas y ofrecer mi mundo a sus pies, sin embargo, recordar cómo lo he tratado el último tiempo me hace sentir miserable.

Fui un idiota al creer que me había olvidado del amor que siento por él. Subestimé todo lo que pasamos juntos, todo lo que el menor hizo por mi y sobretodo, el amor que siempre nos mantuvo juntos.

Presioné el pequeño vaso entre mis manos, asfixiándolo hasta que sentí el estruendo junto a los pedazos de vidrio incrustándose en mi piel.

Está bien. El dolor es superficial. No se compara a lo que le hice pasar.

Incluso después de darme cuenta de que me equivoqué, seguí lastimándolo. Ayer, cuando me vio con esa chica, cualquier rastro de intención por involucrarme con ella y llevarla conmigo desapareció tan pronto como vi sus ojos. Sus hermosos ojos.

Estoy seguro de que habría dejado de mirarme de esa manera si supiera que estaba con ella porque estaba desesperado. Porque sé que nunca me perdonará el haberlo dañado tanto.

Apreté un botón junto a la puerta y en poco tiempo dos mujeres de edad mediana aparecieron frente a mi puerta. —Encárguense de esto. —Musité sin sentimiento alguno.

No llegué a Busan para quedarme. Buscar un lugar fue un dolor de cabeza, así que opté por la única opción segura. Creo que este es el hotel más lujoso de la ciudad.

La sangre gotea de mi mano, por lo que una de ellas me mira preocupada.

—Su mano, señor. —Observé a la mujer con la cabeza gacha. —Permítame curarla. —Pidió sumisa.

Ignoré olímpicamente sus palabras, pasando de ella. No tengo tiempo para esto, tengo una junta con la firma de abogados de Busan, con los que cené la última vez.

No es el horario en el que TaeHyung ingresa a trabajar al bar, es por ello que no me preocupe de cubrir mi mano. Seguramente se sorprendería. La seguridad de mis pasos disminuyó cuando recordé que, lo adecuado, sería dar una buena impresión como representante del bufete de mi padre.

Maldije entre dientes, retrocediendo hasta la suite que pagué. —Disculpe. —Busqué la atención de aquella señora que se preocupó por mi mano. —Ayúdeme a curarla, por favor.

 —Ayúdeme a curarla, por favor

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—Buenas tardes, señor Jeon. —MinHyun, el representante del bufete de abogados Hwang, de inclinó suavemente en m dirección, al igual que los tres nombres que venían con él.

Hice lo mismo después de levantarme de mi asiento. —Tome asiento. —Ofrecí cordial.

—¿Está bien su mano? —Evidentemente no iba a dejar pasar la venda cubriendo mi diestra. Sonreí quitándole importancia, lo último que quiero hacer es alargar demasiado esta situación.

—No es nada.

—Como usted diga. —Inquirió con un deje de ironía, casi imperceptible, pero estaba allí. —Entonces, señor Jeon, vamos al grano. Su padre quiere aliarse conmigo, ¿no es así?

Su actitud repentinamente frívola me desconcertó por un momento. No es esto lo que imagine cuando mi padre me propuso reunirme con Hwang MinHyun.

La última vez me reuní solo con su equipo, por lo que esto está resultando una sorpresa. Esto sería mucho más fácil y sencillo de lo que creí.

—La firma de Red Shark nos está dando problemas, supongo que estamos de acuerdo en ello. —Recibí un asentimiento y continúe a hacer valer mi punto. —Su servicio deja mucho que desear y, de no ser por la falsa información que ofrece, haciendo pasar sus abogados por los de nuestra empresa, seguramente estaría en la quiebra.

—¿Qué propone?

—La demanda por difamación no será suficiente para destruirlo. Si ambos juntamos fuerzas, podemos otorgar a nuestros mejores abogados para los casos de su empresa y dejarlo en la ruina. —De reojo noté a los tres hombres que venían con Hwang, mirarse entre si.

El pelinegro sentado justo frente a mi se mostró satisfecho. —Hagámoslo. —Afirmó alzando sus comisuras de forma leve, no sabría decir si se trata de una sonrisa o una mueca.

—Vale. —Uno de los dos chicos que vinieron desde el bufete de Seoul, me tendió un papel. Lo tomé y se lo ofrecí a MinHyun. —Aquí. Puede leer los términos y condiciones antes de firmar.

Río con aparente gracia. —¿Un contrato?

—Ya que vamos a hacer esto, hagámoslo bien.  —En realidad no me interesa validar todo con un contrato, es a mi padre a quién sí.

El hombre comenzó a leer el papel demasiado interesado en ello, al parecer. Todos en la mesa guardaron silencio, excepto aquel específico castaño que acompañaba a MinHyun.

—Debe ser él. El empleado del que mi hermano habló la última vez. —Susurró al chico junto a él. Quise reír debido a que podía oírlo absolutamente todo. —Joder, es tan hermoso como dijo.

Por pura curiosidad, discretamente, observé en la misma dirección que ambos hombres lo hacían.

Mis ojos se quedaron estancados en el segundo en que divisaron al castaño atendiendo la barra. Poco a poco y tras seguir escuchando a ese gilipollas hablar, mi sangre comenzó a bombear.

—Deberías acercarte ahora que no hay nadie en la barra. —Le dijo el otro.

—¿Debería?

Sin poder controlarme mucho antes de mantenerme callado, alcé la voz para que ambos me escuchen. —Tiene pareja. —Pronuncié en una sonrisa.

Los aludidos fueron los únicos que me miraron con confusión. A ciencia cierta, TaeHyung me acompañaba a cada evento de la empresa, todos saben que es mi esposo.

O eso creía.

Hwang siguió leyendo el contrato, luciendo despreocupado al respecto.

—¿Disculpe, señor? —El castaño susurrador parpadeó confundido.

Presioné la mandíbula mientras trataba de mantener la calma, dentro de lo posible. —El chico de la barra. —Mencioné. —Ni siquiera pondría mis ojos en él, si fuera tú.

Me sentí impotente cuando pareció ignorar mis palabras, poniéndose de pie mientras acomodaba su traje. —En ese lugar, le preguntaré. —Comenzó a alejarse a paso calmado.

El pelinegro que todo el tiempo se mantuvo en silencio, leyendo el contrato, habló sin quitar la vista de dicha hoja. —Quédese ahí. Espere un poco y podrá golpearlo. —Apuntó aparentemente relajado.

Dudoso de hacerle caso o no. Decidí quedarme en mi lugar tras notar la mirada intranquila de ambos chicos sentados a mi costado.

Que maldita mierda.

@CRYSTALTAEE

Corazón vacío ✧ kooktae Donde viven las historias. Descúbrelo ahora