C.- 14 ✧

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Cuando le dije a TaeHyung que lo llevaría a casa, lo último que tenía en mente era que me invitara a su departamento para curar las heridas en mi rostro.

Sin embargo, aquí estoy. Observo cada espacio a mi alrededor, encargándome de notar cada detalle.

Lleva solo un par de semanas viviendo aquí, pero su esencia está más que instalada en este lugar. Hay flores decorando cada habitación, al igual que cuadros aleatorios en las paredes. Sentí un dejé de nostalgia cuando intenté asimilarlo con nuestra casa.

Aquella que el castaño se encargó de decorar con fotos de nosotros en todos lados, con tal de que cualquiera que nos visitara, notará que éramos una feliz pareja. O eso pretendía. Dudo de su felicidad ahora que recuerdo su expresión decaída y triste de los últimos días en esa casa.

—Avísame cuando duela, ¿bien? —Repitió después de decir lo mismo dos veces, ocasionando una sonrisa inconsciente de mi parte. —Deja de sonreír. —Me reprendió, alejando el algodón de mi rostro.

Asentí sin decir nada, riendo a pesar de todo.

Me hubiera gustado darme cuenta de lo mucho que lo sigo amando antes. De ese modo, pasar tiempo a su lado no se sentiría como una constante puñalada, pensando en lo que pudimos ser y seguir siendo.

Repentinamente, el recuerdo de lo que le hice pasar el día anterior me carcomió con fuerza. Recordándome una, vez más, que debo suplicar una y mil veces, la cantidad que sea necesaria para obtener su perdón.

—TaeHyung. —Inicié cuando cambió su enfoque hasta el corte leve en mi ceja, cruzando su mirada esmeralda con la mía. —Sobre lo que sucedió ayer... —No pude seguir hablando debido al nudo en mi garganta.

Rompiendo el lazo entre nuestros orbes, volvió a concentrarse en mi herida. —No tienes que decir nada, JeongGuk. Ya asumí que no me amas, no quiero que sientas responsabilidad de lo que suceda conmigo a partir de ahora. —Presioné la mandíbula, sujetando su muñeca para alejarla de mi rostro. Solo así podría tener su completa atención.

Evitando totalmente mi mirada, suspiró y se levantó del sofá. Puede decir y aparentar todo lo que quiera, pero sé que no es así como se siente. De algo me ha servido pasar la mitad de mi vida a su lado.

—¿Por qué no me miras a los ojos? —Respeté el espacio que interpuso entre los dos y me quedé sentado en mi lugar, simplemente observándolo.

—Solo estoy preocupado por mi trabajo. —Se apresuró a decir, alterando todos mis sentidos cuando, de inmediato, noté que está mintiendo. —Es muy probable que DongHyun me despida después de desaparecer así. —Explicó.

Tragué saliva, alzando las cejas con despreocupación. —¿Que hay con eso? —Inquirí a la defensiva. —Tienes tu propia cafetería en Seoul, ¿ya lo olvidaste? No dependes de ningún idiota.

Posó aquellas esmeraldas en mi a la par que sonreía con burla. —¿Te estás incluyendo? —Bufé, girando mi rostro, así no vería lo afectado que me siento al respecto. —Y la cafetería es tuya. Tú la compraste. —Apreté los puños, finalmente acabado.

Me puse de pie, con el latir doloroso. —Mejor que nadie sabes que la compré para ti, TaeHyung. —Alcé la voz. Es inevitable, estoy alterado y la posición que el menor trata de mantener me está enloqueciendo.

—Ya te dije que no quiero nada que venga de ti.

—Debiste pensar en eso antes, porque ese bebé es mío. —Apunté a su vientre.

Corazón vacío ✧ kooktae Donde viven las historias. Descúbrelo ahora