C.- 30 ✧

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Desperté lentamente, los ojos me pesaban y me fue un poco difícil acostumbrarme a la luz a mi alrededor, lo único que podía ver con claridad era la mirada oscura de JeongGuk atenta a cada movimiento de mi parte.

Lo último que recuerdo es estar en la sala de espera junto a la señora Jeon. Me sentía un poco mareado así que me dirigía al baño, después de eso, el recuerdo se oscurece.

Quise enderezarme, un dolor llegó a mi cabeza y me quejé. El azabache posado justo a mi costado, me empujó despacio desde los hombros hasta dejarme nuevamente recostado en lo que supongo que es una camilla.

—Quédate así un momento, no te muevas. —Escuché su voz media lejana, pero allí estaba. Asentí sonriendo de manera inevitable. —¿Te duele algo? —Una de sus manos acarició mi mejilla, observándome con preocupación.

—Creo que no. —Apunté sin tener la certeza de una afirmativa. Pose mis ojos en el, deteniéndome algunos instantes meramente en su rostro y en la manera en la que examinaba mi cuerpo, como buscando algo que no estuviera en orden. —¿Estuviste llorando? —Desde mi lugar noté la humedad en sus pestañas, por lo que me fue imposible no preguntar.

Tragó saliva enlazando su mirada con la mía cuando me dejó verlo. Mecánicamente, alcé una mano y moldeé un costado de su rostro, sintiéndome inquieto. Me encantaría poder pararme y abrazarlo, sin embargo, no quiero que el dolor de cabeza vuelva.

El tacto suave y cálido de su diestra envolvió a la mía, apartó mi tacto de su rostro descendiendo hasta besar mis nudillos. —No te atrevas a hacerme algo como esto de nuevo, TaeHyung. —Pronunció con voz ronca. Definitivamente estuvo llorando. Mis comisuras se alzaron con rapidez, desconcertándolo. —Hablo en serio.

—Ven. —Extendí mis brazos, de repente una gigantesca necesidad de tenerlo cerca creciendo dentro de mi. No pensó en rechazarme ni por un segundo, se agachó y se refugió en mi cuello. —¿Tú padre estaba muy mal? —Repartí caricias en su cabello, utilizando el tono de voz con el que trataría a un niño.

Su cabeza se movió cuando negó. —Estaba mejor de lo que imaginé.

—¿Estabas llorando de felicidad?

—¿Cómo podría llorar de felicidad cuando tú estabas en este estado? —Se acurrucó más en mi cuello, dejando un casto beso en la zona antes de alejarse y mirarme a los ojos. —¿Tienes idea de lo aterrador que fue salir y encontrarte inconsciente en los brazos de Lee? ¿Uh?

La mención del pelinegro fue suficiente para sacarme de la burbuja en la que me enfrasqué cuando me di cuenta de que en realidad, Jeon JeongGuk estaba llorando por mi.

Me moví lentamente, tratando de analizar a mi propio cuerpo para no traer de vuelta el dolor de cabeza. Conseguí sentarme en la camilla con ayuda del mayor que supervisó con atención que no apareciera ningún malestar.

Lo miré meticulosamente, pestañeando antes de decir; —¿Es buen momento para hablar de Lee? —Presionó la mandíbula y me quitó la mirada.

—Cariño...

—¿Que sucedió con ustedes? ¿Cuál es la razón por la que ni siquiera se miran a los ojos?

—Te diré todo cuando volvamos a casa. Te lo prometo. —No me permitió reclamar cuando un pequeño pitido se escuchó en la habitación y el doctor ingresó con unos papeles en sus manos.

Nada evitó que mi mirada lanzara fuego en dirección al azabache cuando de reojo lo vi sonreír. Fácilmente podría decir que esto estaba planeado, a pesar de que sólo es una coincidencia que lo beneficia a él.

—¿Cómo está, joven Jeon? —Inevitablemente, me sentí extraño siendo llamado de esa forma después de tanto tiempo. Solo le sonreí y el hombre se dirigió esta vez a JeongGuk. —Todo está en orden, su esposo esta totalmente saludable al igual que el bebé. —Le tendió los papeles al inverso, quién los aceptó con interés, leyendo cada línea dándole suma importancia.

Corazón vacío ✧ kooktae Donde viven las historias. Descúbrelo ahora