Luna Llena De Amor

1. Colapso de Luna

La "Universidad Belén de D'eux" está repleta de estudiantes ésta mañana.

Hoy es mi primer día de escuela en una Universidad que no conozco, en un pueblo que no conozco y con gente que no conozco.

¿Porqué? Pues mi madre decidió casarse con alguien que vive al otro lado de donde nosotras solíamos vivir.

"D'eux", se llama. Nunca había escuchado hablar de este lugar en mi vida, pero es lo que hay.

No me quejo ni juzgo a mamá, se nota que el tipo la ama y a mi me cae bien, se ha ganado mi corazón desde que ellos comenzaron a salir, hace años.

Nunca conocí a mi padre, ya que él murió cuando yo era apenas un grano de frijol en la barriga de mamá, pero con él siento una conexión muy bonita.

Además de que tenemos la estabilidad suficiente como familia.

Mi única queja es: no puedo integrarme en sitios nuevos.

Me cuesta mucho trabajo relacionarme entre mi circulo de conocidos.

No quiero saber como va a irme con desconocidos.

Veo muchas personas en grupos que parecen haberse reencontrado después de las vacaciones de fin de año.

Sería yo con mis amigos.

Yo mientras tanto, me encuentro parada en un mismo punto del pasillo de casilleros, viendo como muchos estudiantes pasan apresurados, en parejas o riendo entre ellos.

Decido llamar a Evvie ya que no quiero parecer una antisocial por no estar haciendo nada en un pasillo donde literalmente todos están haciendo algo.

Marco su número y me responde al segundo tono.

—¡Pero miren a qué sirenita nos trajo la marea!

Contesta animada ella.

—Si supieras que hace rato iba a ser arrastrada por una marea de gente en la cafetería.

—Adivino. Comprabas un café frío con leche y chantillí.

—Casi. Ésta vez le agregué chispas de chocolate.

—Todo muy bien, Esme, pero si es tu primer día de escuela se supone que debes hacer amigos, no llamar a tu sexy mejor amiga.

Atrapadaaa en menos de 10 segundos.

—Si... sobre eso...

—Estás parada enmedio del pasillo viendo pasar gente.— adivina ella.

Me avergüenza y divierte que ella me conozca tan bien, le pego un sorbo ruidoso a mi café frio y ella se echa a reír.

—Bueno, no es mi culpa no poder socializar. Pueda que me pare aquí hasta que alguien me hab...

No termino de decir eso cuando siento un cuerpo duro y grande que me pasa empujando tan fuerte que me hace caer de culo en el suelo.

Mi café cae sobre mi ropa y mi teléfono cae junto a mí.

—Fíjate bien por donde diablos vas, animal.—grito a quien sea que me haya tirado de esa manera.

—En primera no soy animal y en segunda, lo siento.

Un chico alto y con una capucha me ofrece su mano para levantarme.

Pero me siento demasiado frustrada al ver mi ropa toda mojada y sentir lo frío del café que ya comienza a llegar a mi piel.

Tomo mi celular y me levanto yo sola ignorando su mano estirada hacia mí.