8. Apatía

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El celular sigue sonando cuando cierro la puerta del carro de mi papá, sin decir nada, no me despido y avanzo sin siquiera preocuparme por si me mojo. Camino despacio hacia la casa, dejando que el agua fría tal vez me haga sentir algo, pero no.

Veo las luces del carro alejarse y me quedo viendo a la nada, con el celular sonando en mi mano. Me quedo parada en el camino cercano a la puerta, dejando que la ropa se comience a pegar a mi cuerpo por el agua fría.

Deslizo el dedo en la pantalla del celular y me lo llevo a la oreja.

-¡Esmeray!-la voz entusiasta de mi mejor amiga se escucha al otro lado de la línea-¿Cómo van las cosas? Se escucha mucho ruido a tu alrededor. ¿Está lloviendo? ¿Estás bajo la lluvia?

Miro a mi alrededor y después a mí misma. Echo un fuerte suspiro y me paso una mano por la cara. Mi celular se está mojando, y ahora mismo no me importa. Si quiere arruinarse, que lo haga. De unos días para acá, no lo uso más que para ver la hora.

Se escucha la respiración de Evvie al otro lado y yo asiento para mí misma, en un intento de darme fuerzas para hablar.

-Está lloviendo muy fuerte-digo al celular.

-¿Y estás afuera?

-Si, el agua está fría. Creo que me hará bien.

-Pero puedes resfriarte. Deberías entrar. ¿Está Levanna ahí? Va a regañarte si te mira entrar empapada. Y no es bueno para tí, más si el agua está fría. No sé cómo esté ahí, pero ya viene el invierno y aquí está muy frío. Pronto comenzará a nevar y abrirán todas las pistas de hielo en Boston.

Su entusiasmo es algo similar al de Clarisse, siempre tiene energía y quiere hablar mucho. Pero se preocupa por mí. Y ahora mismo yo no sé cómo corresponderle, porque ni siquiera siento que pueda hablar como debe de ser.

-No me pasará nada.

-Esme...-La voz de mi amiga duda un momento y eso quiere decir que ya se dio cuenta de mi tono de voz.

Era de esperarse, ella conoce todos y cada uno de mis estados de ánimo y sé que puede saber que algo no anda bien por mi cara, mi voz o mi mirada.

-¿Todo está bien?-hace la pregunta. Pregunta que hace unas horas me hubiera generado un nudo en la garganta, pero que ahora me parecen palabras al aire, sin ningún significado.

-Sí -respondo entonces, y veo el charco de agua que se ha hecho bajo mis pies.

No sé si sea del todo mentira, en realidad no tengo otra cosa para decir.

-¿Quieres hablarlo?

-¿Hablarlo?

-La razón por la que no me dices la verdad.

Su tono de voz ya cambió. Ya es más serio, el que ambos adoptábamos en cualquier situación en la que necesitáramos consejos de la otra. En la que necesitáramos ser escuchadas. Pero yo ahora no tengo nada para decir.

-Estoy bien.-le reconfirmo.

Se hace un silencio largo a través de la línea y yo levanto mi cara, cierro los ojos y dejo que la pesada lluvia me golpee el rostro. No siento frío ni nada y no sé porqué sea.

Tal vez es otra función Vampírica que no conocía, tal vez es otra cosa que murió con mi yo humana.

-Si tú dices que estás bien, lo entiendo. Pero necesito que si me mientes a mí, no lo hagas contigo misma. Necesitas estar segura de cómo estás antes de irte a dormir todas las noches, porque si duermes herida, despertarás muerta.

-No miento.

-Por favor, necesito que comas lo suficiente, no te desveles y si no hablas con nadie de lo que te pasa, hazlo contigo misma, hasta que te desahogues y saques toda esa agua salada que debes de estar reteniendo.-su voz es en tono dulce, pero fuerte, como si en verdad me lo estuviera aconsejando, pero ordenando a la vez-No olvides lo mucho que te quiero. No te llamaré hasta que tú no lo hagas, hasta que tú estés lista para hablar.

Luna Llena De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora