14. Sangre y Escozor

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Subimos a la casa, Levanna y Clarisse son rápidas para correr a saber qué pasó. Definitivamente acaba de marcarse un antes y un después en ésta historia.

—Ella es un hada oscura—declara Rory.

Una bruja.

Los ojos de la mujer lobo y el hada, se enrojecen.

—Pero no habla sobre que su magia la consumirá, ¿o si?—pregunta Clarisse.

—No, pero habla de sufrimiento, de miedo. Y sabemos que el miedo ayuda a la magia oscura a consumir a su portador.

—Si lo entrena, no pasará nada malo. También dice que es fuerte.

Ellos siguen hablando, pero yo permanezco en silencio. Yo solo pienso en cómo puedo hacer una dimensión para nosotros solos. Un lugar en el que podamos estar juntos, ella sobre mi, prendida de mi cuello. Y yo debajo de ella, solo con su olor y calor.

Me dan ganas de arrancarme el cabello.

—¿En qué habitación está?

Todos voltean a mí, ya que al parecer, hablé muy fuerte. Cosa que no me importa en absoluto.

—En la tuya—me informa Clarisse.

Me giro sin ya escuchar a nadie, y, para mi sorpresa, la encuentro sentada en la cama, con un libro en la mano. Tiene las piernas encogidas y pegadas al pecho, mientras las cubre con la sábana.

No puedo explicar—y nunca podré hacerlo— la manera en la que mis hombros caen relajados cuando la veo bien. Me mira apenas entro y un atisbo de sonrisa se asoma en su rostro.

Camino hacia ella, su esencia me llama. Su calor me abraza cuando me siento en la orilla de la cama.

La observo un momento, y ella hace lo mismo conmigo. Unos mechones de cabello se salen de su moño, las pecas le bañan la cara y sus ojos brillan. Aunque esté más pálida, se sigue viendo hermosa. Siempre será el ser más precioso de la tierra. Del universo.

Se lame los labios y me palpita el corazón.

Acabo de pasar mi celo, maldita sea. Ahora se me hacen cada vez más tentadores.

Le aparto el libro con suavidad y lo dejo a un lado, ella me deja.

—¿Cómo te sientes?

Duda un poco, pero al final suspira y relaja los hombros también.

Creo que estoy sonriendo.

En otras circunstancias, diría "qué asco".

—Creo que estoy un poco agotada.

—Puedes decirme cómo te sientes. Te escucharé sobre lo que quieras—le aparto un mechón de la cara.

Medio me sonríe con picardía. Cosa que me hace festejar internamente. Casi me imagino moviendo la cola.

—¿Y te quedarás ahí? No seas nena y acuéstate a mi lado.

No lo pienso dos veces, ella se hace un lado y yo me zafo los zapatos, metiéndome con ella bajo la sábana.

De inmediato nos acomodamos como nos gusta, yo acostado, con ella metida completamente en mi cuello. Es impresionante que se nos haga tan normal. En unos segundos ya estoy completamente bien, hasta ignoro todo lo que acaba de pasar, solo la siento a ella.

Solo siento sus brazos a mi alrededor. Solo siento a mi Luna ser mi otra mitad.

Jugueteo un poco con el collar de la Luna en su cuello, aunque ese collar ya no hace mucha falta para que ella tenga mi olor, ya que con todas las veces que la he tenido en mis brazos, la he impregnado de mi aroma.

Luna Llena De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora