Capitulo 20.

953 151 6
                                    

La vuelta a casa no está resultando ni sencilla ni fácil, es verdad que todos mis empleados me apoyan y no porque me tengan miedo sino más bien porque los trato como personas.

La verdad es que no he salido mucho de casa, solo lo justo y necesario fui al hospital y recibí la mejor de las noticias, el doctor pudo escuchar el corazón del bebé latir, uso una especie de trompeta por llamarlo de alguna manera ya que desconozco el nombre del artilugio.

También he visitado varios abogados los mejores de todo Londres o al menos eso dicen.

Han conseguido reabrir el caso de Aliss y si todo va bien en unos días conseguire sacarla bajo fianza y libertad vigilada, claro y todo ello bajo mi responsabilidad. Tengo claro que todo ello es por el color de su piel, no hay ninguna prueba que pruebe que fue ella, además de tener testigos que aseguran que la tarde de autos estaba con ellos en el mercado.

En estos días también he contratado un detective privado quiero que busque hasta en la basura, lo quiero todo, juro por mi hijo que quiero ver a ese hombre rogando y suplicando piedad. Y si con ello arrastró a mi prima hasta el fango, lo siento por ella pero con ellos no tendré piedad.

Han jugado con lo que más quiero en este mundo que es mi bebé, por su culpa casi lo pierdo.

Lo tengo decidido me vuelvo al campo, en cuanto terminen de hacer los arreglos a mi casita me mudare, tengo pensado llevarme a Aliss y mi suegra está empecinada en acompañarme también, por lo que he tenido que mandar a construir tres habitaciones más.

Me han dicho que en unas dos semanas estará todo listo y la verdad que desearía que fuese antes, está casa me trae demasiados recuerdos y no se cuanto tiempo pueda pasar más aquí sin dejarme ir.

Por último he contratado a una especie de mercenario o al menos es lo que Steven me ha dicho que es.

Sea lo que sea, le he pagado una buena cantidad para que encuentre a Thomas si lo hace a su vuelta le pagare el doble.

— Señora la señora Catherine la está esperando en la salita—

— Gracias Anita, por favor prepara té y unos pastelitos—

Anita asiente y sale del dormitorio. Dejo los patucos que he estado tejiendo y bajo al encuentro de mi amiga.

La encuentro con ese pedacito de cielo entre los brazos, cada vez se parece más a su madre, mi pequeño Winston.

— No estoy nada contenta contigo— dice Catherine visiblemente enfadada.

— Y la razón es?— pregunto divertida, no se puede imaginar lo que la he echado de menos.

— Cómo que te vas? No puedes...—

Me acerco a ella y beso a mi niño, cojo su mano y soy totalmente sincera con ella.

— Tu mejor que nadie sabes que a mí nunca me ha gustado Londres, era feliz en el pueblo en mi casita, con mi huerto y mis animales. Desde que vine aquí no he hecho otra cosa más que sufrir... se que aquí también he conocido el amor y he experimentado cosas muy buenas. Pero siento que este no es mi lugar Catherine, si sigo en esta casa siento que me voy a morir, lo echo tanto de menos... además sabes que puntualmente deberé volver para ponerme al día con los pendientes de las empresas y siempre, pero siempre tendrás un sitio en mi casa.—

— No cogeremos era pequeña— dice haciendo una mueca.

— Si no te traes todo tu armario de seguro que podemos apañarnos pero de todos modos a mi llegada mandaré construir una edificación nueva para poder alojarlos—

— Te voy a echar mucho de menos, lo sabes?—

— Claro que lo sé, yo también a vosotros, pronto llegan las navidades y los quiero a todos allí conmigo—

— Sabes que la madre de Steven estará encantada, te quiere y te aprecia mucho. No te imaginas a todas las damas que ha puesto en su lugar por defenderte. A veces creo que te quiere más a ti que a mí—

Sus palabras me hacen sonreír, Catherine no pudo tener más suerte en la vida. Me alegro tanto por haber sido participe de su felicidad.

****

— Has venido?—

— Y que pensabas yo cumplo mis promesas—

Me acerco a Aliss y la abrazo, un abrazo que tarda en corresponder pero que final lo hace.

— Vamos  necesitas un baño y comer bien—

— Lo del baño... mmm... Pero la comida no te la negare—

— Vamos quiero alejarme de este lugar lo antes posible—

Llegamos a casa y hago las presentaciones, nadie mira mal a Aliss cosa que me agrada, a la hora de la cena veo como baja las escaleras y me deja asombrada.

— Pareces toda una dama—

— Tu lo has dicho parezco!—

— Sabes que voy a enseñarte a leer y a hacer cuentas... quiero que me ayudes cuando nazca el bebé—

— Es broma verdad— dice sorprendida.

— No, a medida que me vayas conociendo te darás cuenta de que no me gustan las bromas y menos las mentiras—

Nos sentamos a cenar y veo como mira todos los cubiertos creo que no sabe cuál debe usar.

— Puedes usar el que quieras prácticamente sirven para lo mismo, pero si quieres más adelante te enseñaré—

— Eres demasiado buena—dice cogiendo un trozo de pavo llevándoselo a la boca.

Sus maneras me hacen reír, ella me mira confusa así que hago lo mismo que ella cojo un trozo de pollo con las manos y me lo meto a la boca.

****

— Anita está todo preparado?—

— Si señora, salimos ahora mismo si usted quiere—

— Cómo qué?—

— Señora no la pienso dejar sola y menos ahora, yo no tengo familia por lo que dónde mejor voy a estar es con usted—

Sus palabras me llegan al corazón, ahora sí que de verdad tengo que hacer una ampliación mayor en la casa, supongo que debo comprar el terreno de al lado también.

— Sabes que aquí mandarías tu, en la casa de campo hay más trabajo y no pensaba contratar a nadie más ya que mi suegra se lleva a su sirvienta personal—

— Lo se señora, no me importa el sueldo ni el trabajo yo solo quiero acompañarla—

— Está bien, tendré que buscar otra gobernanta entonces—

— No se preocupe ya lo he dejado todo hecho, también he dejado la dirección de la casa de campo por si alguien pregunta por usted o por si regresara el señor...—

Ojalá y suceda pronto, ese sería el mejor de los regalos, mi regalo de Navidad

Dueña de mi DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora