Capitulo 4

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                          ¿Ares o Raquel?

Abigail

-Es un completo imbécil- Camino por la habitación enojada.

-¿En serio te echo de su casa sin más?- Ava me mira sin creerlo.

Después que el maldito cabron de ojos azules me echara de su casa como si fuera una puta barata, tome mi móvil el cual tenía como diez llamadas perdidas de Ava entonces le marque. Le mande mi ubicación y Camilo me fue a buscar en su moto, me dejo en casa de Ava y luego se fue. Solo tome una ducha y me puse un pijama que mi mejor amiga me prestó y me acosté. No quería hablar sobre lo que había pasado, pero eso no quita que al otro día mi mejor amiga me interroga y termine contándole todo.

-Por eso se mereció la bofetada- Me cruzo de brazos.

-Abigail, ten cuidado con Dyavol- Me mira preocupada –Me han contado que es súper peligroso-

Me siento en la cama afligida –No me puse a pensar en eso- Digo preocupada – ¿Y si me quiere hacer daño por abofetearlo?-  

-Solo fue una bofetada, ¿no?- Finge una sonrisa –Puede que te quiera matar, pero nada grave-

La golpeo leve en el hombro –No me asustes de esa manera- Me quejo –Tengo que irme a mi casa, así que adiós- Me levanto de la cama y tomo mi mochila -¿me vas a llevar?-

Ava abraza a la almohada –Tengo pereza, entiéndeme-

Ruedo los ojos –Vale, tomare un taxi-

Le doy un beso en la frente y salgo de su casa, tomo un taxi hasta mi casa. Al llegar a ella, entro a la casa y le pregunto a Carmen, la empleada, sobre mis padres.

-Buenos días nana Carmen- Le sonrío. Ella me vio nacer y crecer así que le digo nana de respeto.

-Buenos días señorita Smith- Pasa sus manos por su cabello lleno de canas.

-¿Dónde están mis padres? – Miro por las ventanas porque veo movimiento en el jardín trasero.

Carmen se alisa su vestido de empleada –Están en el jardín trasero desayunando con la familia Ivanov-

-La familia rusa que son socios y amigos de mis padres, ¿no?- Le digo.

Ella asiente con la cabeza –Después de vivir siete años en Alemania decidieron hace dos años vivir aquí, en la ciudad- Me informa.

-De hecho los conozco por el apellido pero nunca los he visto- Me encojo de hombros –aunque tampoco me interesa conocerlos- Hago mi mejor sonrisa.

-Tus padres me informaron que cuando llegaras los acompañaras- Me ve haciendo una mueca –Trata de no meterte en problemas y ser lo más amable posible- Me sonríe.

-Lo intentare- Replico –Déjame tomarme una ducha rápida- Subo las escaleras –Informales a mis padres que en unos minutos estoy con ellos- Camino por el pasillo.

A acercarme a mi habitación me doy cuenta que la puerta de esta está entreabierta y las luces encendidas. Es súper extraño, yo nunca dejo la puerta de mi habitación abierta, mis padres no entran a ella y la señora Carmen cuando limpia siempre se asegura de cerrarla antes de irse. Camino acercándome a ella sigilosamente y tomo mi mochila en la mano para lanzársela a quien este dentro. Abro la puerta y veo a una persona que le da la espalda a la puerta y está de frente a la estantería de mis libros así que le lanzo la mochila, la esquiva y mi pobre mochila da contra la pared y cae al suelo.

-Mala puntería- Habla la persona sosteniendo un libro en la mano dándome la espalda.

-¿Quién eres y que haces en habitación sin mi permiso?- Digo enojada. No me gusta que entre a mi habitación sin mi permiso y menos que toquen mis libros, son mis tesoros más amados.

-Solo tenía curiosidad sobre la princesita Abigail Smith- Sonríe sarcástico.

-¿Dyavol?- Me quedo de hielo cuando me doy cuenta de quién es.

-El mismo- Se da la vuelta lentamente y me mira con sus intensos ojos azules – ¿Me extrañaste?- dice con ese tono egocéntrico.

-¿Qué haces en mi casa y en mi habitación?- trago grueso. Es cierto lo que me dijo Ava, vino a matarme seguro.

-Un gusto- Hace una tonta reverencia –Dyavol Ivanov- Sonríe de lado.

-¿Eres hijo de los Ivanov?- Sonrío falsamente –Mira que este mundo es grande y la cuidad chica-

-Soy el hijo más pequeño de los Ivanov- Mira el libro que tiene en la mano –no sé porque no te diste cuenta- Chasquea la lengua –Claro si no te interesa nada sobre el negocio de tu padre, por eso no me conocías-

Me golpeo leve en la frente al darme cuenta – ¿Como no me di cuenta?- sonrío incrédula –Dyavol es un nombre ruso-

-Se hablar muchos idiomas por eso no te das cuenta cuando hablo-  Verlo parado ahí hace la habitación tan pequeña para él y su tamaño.

--Vete de mi habitación- ordeno.

-Esta vez no me comerás los labios como ayer, ¿no?- Sonríe leve y me enseña el libro que tiene en la mano -¿O quieres que te folle como Ares a Raquel?- Tira el libro de A través de mi ventana en la cama.

-No te quiero cerca de mi- Lo veo caminar hacia mí y doy dos pasos hacia atrás y choco con la pared que está al lado de la puerta.

-¿Por qué?- Se acerca tanto a mí que me lo susurra en los labios y apoya sus manos a cada lado de mí. Sus ojos azulados, sus malditos ojos que gritan peligro en todos los sentidos.

Esto se está poniendo algo intenso, siento que me pica el cuello y su voz ronca me hace erizar todos los bellos de mi piel.

-Solo quiero que te alejes de mi- Logro articular después que se me ruborizaran las mejillas.

-Yo solo quiero ponerte en cuatro en esa cama y azotar ese culo por responder a todas las palabras que te digo- Trago grueso, siento una oleadas de calor desde la parte baja de mi vientre y la ropa como que me estorba un poco.

-¿Por qué me quieres a mí?- Paso mi lengua por mis labios inconscientemente.

-Solo quiero sacar ese monstruo en tu interior y no voy a parar hasta conseguirlo, Abigail- Me susurra al oído mientras empieza a repartir besos por mi cuello.

-¿Qué me quieres decir?- Se me escapa un gemido.

Pasa una de sus manos por mis muslos, ya que tenia puesto el mismo vestido con que me fui ayer a casa de Ava, sube sus manos hasta mi cintura y juega con el elástico de mis bragas mientras traza un camino de besos desde mi cuello, pasa sus labios por mi mandíbula y se detiene en mis labios. No sé el porqué dejo que Dyavol me toque y bese, pero se siente jodidamente bien.

-Quiero ver tu monstruo interior, del ángel mas bondadoso nace el demonio más peligroso- Sin más me da la vuelta y me pega contra la pared aguantándome las muñecas con una mano por encima de la cabeza y estampa su otra mano sobre uno de mis glúteos.

-Ah- Suelto un gemido, sentía como las bragas se me mojaban, joder se sintió tan exquisitamente doloroso –No quiero ser que me hagas tu- Reprocho.

Vuelve a darme otra nalgada pero en el otro glúteo –Yo no te hare como yo, linda, te hará la sociedad así- Vuelve a dar dos nalgadas mas y se me escapan gemidos y las bragas cada vez más se me encharcan. Estoy excitada, si, Dyavol me está excitando y estoy deseando mas –Cuando te des cuenta que el mundo real no es como lo pintan en los libros cambiaras-

-Yo no quiero cambiar- Suelto otro gemido con las nalgadas que me da.

-No vas a cambiar, solo tu castillo de princesa se derrumbará y tendrás que enfrentarte a la realidad- Me susurra al oído y escucho como se ríe –Porque no aparecerá un vecino para robarte la clave del wifi porque Ares Hidalgo no existe y tú no eres Raquel Mendoza- Besa suavemente mi hombro y me suelta –Te espero abajo- Y se va sin más dejándome con las bragas empapadas, bien excitada y con la cabeza hecha un lio con todo lo que me dijo.

Mi peligrosa obsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora