Capitulo 19

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              El niño de los rizos castaños

Brenda 

Sonrío –Me encanta- Digo levantándome la blusa mirándome en el espejo del local –Te quedó hermoso el tatuaje-

-Por algo soy tu tatuador personal- Beny dice orgulloso.

-Me encanta como quedó- Paso los dedos por mi nuevo tatuaje en las costillas derecha, es tan hermoso.

-Me alegra que te guste mi trabajo- Me sonríe.

Me quedo tonta mirando el tatuaje, es la parte donde casi se unen las manos en la obra de Miguel Ángel “La creación de Adán”, es mi séptimo tatuaje, cada uno tiene un significado especial para mí.

-Estoy esperando mi pago- Beny habla sacándome de mis pensamientos.

-Si claro- Ruedo los ojos y camino a donde deje mi mochila en la silla.

Saco de mi mochila ocho bolsitas con polvo blanco, todos saben lo que es, cocaína, se lo extiendo y él lo toma.

-Es un placer hacer negocios contigo- Me sonríe.

-¿Aja?- Levanto una ceja.

-Te adoro- Me sonríe.

-Bueno, me tengo que ir- Arreglo mi blusa y me coloco la mochila en el hombro.

-Nos vemos pronto- Me despide y yo asiento con la cabeza.

Salgo del local y me coloco los audífonos y camino por las calles con Led Zeppelin de fondo. Los audífonos y mi cuarto son los únicos refugios que tengo de esta vida de mierda que llevo. 

Miro al cielo y esta nublando, que irónico, el tiempo esta como mismo es mi vida, un tono de negro con blanco haciendo un gris melancólico.

 Stairway to heaven se apodera de mis audífonos, hundiéndome en su melodía, veo caer las gotas de lluvia, ha empezado a llover. Las personas corren a mi lado para no mojarse mientras mis pasos van disminuyendo hasta quedarme quieta y mirar al cielo.

Odiaba la lluvia, porque cuando era niña no podía salir a jugar y si me lloviznaba me podía dar una gripe donde mi hermana mayor no dormía intentando bajarme la fiebre.

Ahora la amo, porque me representa, los días lluviosos para las otras personas son melancólicos, para mí es como sacar aquello que llevo escondido dentro. 

Envidio al cielo, puede llorar todo lo que quiera y nadie lo juzga, nadie le dice que es débil, no tiene que intentar ser fuerte ante todos, simplemente cuando las nubes están demasiada cargadas explota en la lluvia.

La lluvia me empapa la cara y el cabello se me pega a las mejillas, cada gota que cae se desliza por mi rostro, tengo la ropa empapada y pegada al cuerpo.

Me he dejado la moto en la casa, solo queda caminar empapada de agua por todas las calles, pero no me quejo, me alegra, aunque sé que no durara mucho, porque alguien como yo no sabe el significado de felicidad.

Llego a mi casa, abro la puerta y todo está patas arriba, no me sorprende la verdad, los asientos tumbados, el suelo con vidrios; de seguro partieron vasos de cristal, los cuadros familiares en el suelo al igual que muchas cosas, no me quiero imaginar lo que sucedió, aunque es algo normal.

Camino rumbo a las escaleras dejando por donde paso el suelo mojado por el agua que suelta la ropa, subo las escaleras, paso por el baño tomo una ducha rápido y me envuelvo en una toalla, tomo otra para secarme el cabello y entro a mi habitación cerrando la puerta.

Me quito la toalla, me pongo la ropa interior, siento que me observan miro para mi closet, veo la puerta entreabierta y una silueta dentro de este.

-Puedes salir ya- Digo recociéndola.

Mi peligrosa obsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora