P.O.V Robert Baratheon
En la noche de mi onomástica, el castillo se iluminaba con un resplandor festivo, pero mi corazón se sumía en la sombra del dolor. Observaba la multitud sonriente y jubilosa, pero mi mente volaba hacia un pasado que nunca podría olvidar. La muerte de mi amada Lyanna, la mujer que iluminó mi alma, dejó un vacío imposible de llenar. Aun entre los brindis y risas, sentía su ausencia como una herida abierta que nunca cicatriza.
Y ahí estaba ella, la hermosa pero malévola Cersei Lannister, mi esposa. Una mujer de encanto y astucia, pero cuyo corazón estaba oscurecido por la ambición y el desdén. Me sentía atrapado en un matrimonio de fachada, donde el amor genuino yacía en ruinas, consumido por la política y los intereses.
Mis ojos se desviaban hacia la familia de mi Lord Mano. Los celos acariciaban mi alma, anhelando una familia como la suya, unida y plena de amor. Envidiaba la dicha que se reflejaba en sus rostros, mientras yo luchaba por encontrar consuelo en el alcohol y los brazos de mujeres efímeras.
El vino fluía como un río incontenible, calmando por momentos mi tormento interno. Sin embargo, el vacío persistía. Mis pasos me llevaron hacia una bella dama que irradiaba encanto y no pude resistir la tentación de seducirla, desafiando la mirada despectiva de mi esposa. Era un acto egoísta, una búsqueda efímera de distracción para llenar el vacío que Lyanna había dejado atrás.
En medio de la música y las risas, anhelaba una familia feliz, como la de Jon. Soñaba con una esposa que me amara por quien era, no por mi corona y mi título de rey. Deseaba encontrar la esperanza de un legado genuino, construido sobre cimientos de amor y unión. Pero mis deseos parecían estar atrapados en un laberinto oscuro, donde mis propias elecciones me habían conducido.
P.O.V Barristan Selmy
A los dieciséis años, mi vida cambió para siempre cuando el rey Aegon V me otorgó el honor de ser armado caballero, tras mi victoria en el emocionante torneo celebrado en Desembarco del Rey. Aquel día, con la espada en alto y el corazón latiendo con fuerza, derroté al príncipe Duncan Targaryen y al respetado Lord Comandante Duncan de la Guardia Real, demostrando mi valía y destreza en el arte del combate.
A lo largo de los años, mi nombre resonó en numerosas batallas y torneos, donde mi espada fue un fiel testigo de mi habilidad. Uno de los momentos más significativos fue cuando enfrenté a Maelys el Monstruoso durante la feroz Guerra de los Reyes Nuevepeniques. En un enfrentamiento épico, logré vencer al último de los Fuegoscuro, poniendo fin a su linaje y sus peligrosas aspiraciones al trono.
Tras demostrar mi valentía y lealtad al reino, fui honrado con un puesto en la prestigiosa Guardia Real a la edad de veintitrés años. Ante Ser Gerold Hightower, hice mi solemne juramento de proteger al monarca y defender la paz del reino bajo el reinado de Jaehaerys II Targaryen. No obstante, unirse a la Guardia implicaba renunciar a las tierras y títulos de mi familia. En un gesto de desprendimiento y lealtad inquebrantable, mi prometida se casó con mi primo para asegurar la continuidad de la familia y la herencia que dejaba atrás.
Aquellos años como caballero y miembro de la Guardia Real forjaron mi destino, mi espada seguiría defendiendo la justicia y la estabilidad del reino. Cada batalla librada, cada torneo ganado, y cada juramento pronunciado, se convirtieron en los pilares de mi honor y compromiso con el deber.
La fiesta por la onomástica del rey estaba en su punto máximo, el tiempo parecía desvanecerse entre el bullicio y la camaradería, dejando solo espacio para la felicidad del momento. La única persona que parecía no compartir los mismos sentimientos de los invitados era la Reina Cersie Lannister que caminaba con furia hacia la salida. Sin más decidí seguirla ya que a pesar de su cruel y despiadada reputación, mi deber como miembro de la Guardia Real me obligaba a acercarme y asegurarse de su bienestar.
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Dog days are Over ( Sin edición)
Hayran KurguCuando mueres ves pasar toda tu vida frente a tus ojos y tengo que decir que no fue tan bueno como esperaba, durante mi caída no pude evitar pensar como habría sido mi vida si no me hubiera enamorado de tan terrible hombre, o si hubiera hecho lo pos...