Se vestía, tenía planeado para ese día una larga cabalgata por los terrenos del feudo de su benefactor moribundo antes del desayuno, pero, para su consternación, todos sus pensamientos se centraban, mientras se acomodaba el chaleco de cuero negro de su traje de montar, en Corrine.
Él no era así, como ese tipo de hombres con ideales románticos que los afeminaban, no. Se repetía a si mismo, en forma de oración, que lo que sentía era un enfermizo deseo de entrar en ella y volverla loca de besos y caricias. Por una virgen, claro, eso tampoco era común en él, pero ahora todo se había vuelto de cabeza.
"Johanns Leanders" se llamaba ahora, para empezar, estaba vistiendo bien, comía bien, le llamaban 'Señor' y tenía acceso a la alta sociedad gracias a Salomon Vespiam, no iba a joderlo todo por desear a la intocable hija de su mentor. Solo debía protegerla, no violarla.
Pero cuando se fijaba en algo solo existía una cosa capaz de frenarlo...
-Hace frío afuera... -interrumpió el hilo de sus pensamientos Sorah mojando una de sus patitas de puma con la lluvia desde una ventana.
-Es una lástima que tengas un vínculo conmigo y yo quiera salir- secundó con un bajo gruñido Johanns.
Sorah acostumbraba a ignorarlo cuando su genio salía a flote pero particularmente hoy se giró y estudió con sus ojos felinos el reflejo que Johanns provocaba. Algo común en él era una jactanciosa sonrisa de suficiencia frente a un espejo, más hoy, fruncía el ceño ante sus propios ojos verdes.
-¿Te molesto hoy sobremanera, adorado?- preguntó inocentemente la puma.
Apenas si escuchó el leve susurro de su alma. Sus pensamientos se fueron otra vez en dirección a Lady Corrine, entre todas las mujeres a las que podía tener en mente y siempre terminaba suspirando y tremendamente caliente por la misma niñita.
Se obligó a responder.
-No molestas, Sorah, es solo que...
-Solo que tienes la mente ocupada con otros asuntos- interrumpió, -deberías centrarte más, adorado, no es propio de ti estar distraído...- en la voz de Sorah se leía claramente la censura.
Johanns se giró para poder ver al puma, un alma no tenia reflejo y, sinceramente, era totalmente relativa, por eso su forma variaba constantemente, un alma era un ser etéreo, se supone que solo puede entenderse a su propia alma, pero la de él era un total misterio, Johanns era uno de esos extraños casos en los que el alma estaba unida al cuerpo de él más él no estaba unido al alma... Podía llamarse un error de la naturaleza, pero así era... También aquel error hacía casi imposible la comunicación mental entre ellos.
-Sorah, el plan... ya no lo quiero- murmuró Johanns.
La puma saltó del banquillo de madera en el que estaba y lo inspeccionó con sus agudos ojos esmeraldas. Caminaba con la elegante cadencia felina que su actual forma le concedía, y, ahora calculadora al mirarlo, alzó su leonada cabeza con orgullo.
-Es muy tarde para retroceder, adorado... Tarde noche falleció Lord Vespiam- comentó con voz neutra la puma.
Leanders se desmoronó casi instantáneamente, una expresión atormentada dominó su bello rostro pero, para evitar parecer frágil frente a su alma, permaneció de pie, altivo en su acuciarte sentir de perdida. Él tuvo un padre, un bastardo que lo humilló durante toda su infancia, más nunca conoció lo que era en realidad tener un padre sino hasta que conoció a Solomon, y ahora su padre postizo había muerto.
-Anoche... Me temo que fue una muerte dolorosa, claro. ¿Cómo no lo sería en alguien con la conciencia de un cuervo?- siguió.
Johanns, sin poder soportar un poco más la voz femenina y cínica de Sorah, tomó los guantes de cuero de la mesilla auxiliar y corrió hasta la puerta, apenas consciente de que su incansable tortura lo seguía a través de los pasillos, pero ahora en silencio, bastante daño ya le había causado a la vanidad de hombre.
ESTÁS LEYENDO
Alma Corrompida
FantasyUn alma no sólo era una amiga, ejercía el papel de consciencia, de protectora, de confidente. Su forma cambiante representaba tu estado de ánimo e, incluso, tus sentimientos más ocultos. Podían pasar de ser una pulga a pasearse con la forma de un el...