La luz que entraba por la ventana le daba de lleno en la cara, quien estaba empeñado en correr las cortinas de aquella mansión era cruel. Se sentía pesado por el descanso excesivo, le dolía la cabeza y tenía una horrible sed. Su hombro le hormigueaba ligeramente, sentía dolor a pesar de que la herida estaba limpia y bien cuidada.
Abrió los ojos y se deslumbró un poco por la luz que le daba en el rostro y llamó con voz ronca.
-Corrine... Vespiam...- llamó.
Su alma, en forma de irbis, esa forma que a él le gustaba tanto, levantó su cabeza felina y lo miró con desinterés.
-Hace rato que no está en el cuarto -informó y volvió a bajar la cabeza acurrucándose en la cama otra vez.
Johanns frunció el ceño.
-Pero...
Se quitó las mantas de encima y se puso de pie con dificultad, algo mareado, caminó por la enorme habitación hasta que llegó a la ventana y cerro la única cortina abierta. Entonces localizó el cordoncillo para llamar a la servidumbre y llamó con un tirón.
En menos de un minuto apareció una doncella con una jofaina de agua.
-Buenas tardes, señor -saludó la bien entrenada criada-. ¿Tiene hambre?
Entró, sirvió el agua en la palangana caliente y reguló el termostato de la calefacción, recogió la habitación en tiempo record mientras su alma la esperaba junto a la puerta.
-¿Dónde está Lady Vespiam? - fue la pregunta de Leanders después de que se aclarara el rostro con el agua y pusiera polvo a su cepillo de dientes.
-Las señoras y señoritas no están en casa, señor y el amo Windsor tampoco, pero el señor Ozcar se encuentra en el despacho -le hizo saber la chica al momento que arreglaba las sábanas de la cama sin molestar a Sorah.
Leanders se giró con el cepillo en la boca y ceñudo.
-¿A dónde llevó Windsor a las señoras?- cuestionó extrañado.
La chica negó con la cabeza.
-Oh no, señor... Lord Windsor salió a caballo muy temprano en la mañana, milady llevó a las señoras de compras después -contestó.
Un escalofrío recorrió la columna vertebral de Johanns de manera muy desagradable.
-¿Dijo que el pirata estaba en la mansión? Jrepitió Leanders-. Mi ropa...
-Si, señor -la chica le pasó la ropa planchada y pulcra y él empezó a vestirse apresurado.
-Necesito que me preparen un caballo -ordenó-. Y díganle al pirata rubio que es un idiota.La chica abrió mucho los ojos.
-Pero señor, usted no puede irse...
Leanders compuso un gesto implacable.
-¡AHORA!
...
Tocaron a la puerta del despacho con esa forma de arañar la puerta tan molesta de los criados.
Las gafas le resbalaron un poco en el puente de la nariz y tuvo que alzar la vista del montón de números que estaba sumando en el libro contable que llenaba con su pulcra caligrafía. Ozcar detestaba que lo molestaran mientras trabajaba pero aun así se permitió decir.
-Abre la puerta Meara, por favor -pidió a su alma chita.
Una criada sonrojada y agitada se apresuró a hablar tanto que él no comprendió nada.
-Espera... ¿qué ocurre? -preguntó él quitándose las gafas y dejándolas sobre el escritorio.
-El señor que parece un pillo, el enfermo, le ha dicho idiota, pidió un caballo y quiere irse... dice que lady Windsor y las señoritas están en peligro y que es vuestra culpa, señor, lo llamó pirata -balbuceó la chica y Ozcar achicó los ojos con gesto asesino.
-Prepárenme un caballo y díganle al lisiado que es un idiota -ordenó Ozcar con el mismo tono de voz de Leanders.
-Pero, señor, usted no debería...
-¡Ya mismo!
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Alma Corrompida
FantasyUn alma no sólo era una amiga, ejercía el papel de consciencia, de protectora, de confidente. Su forma cambiante representaba tu estado de ánimo e, incluso, tus sentimientos más ocultos. Podían pasar de ser una pulga a pasearse con la forma de un el...