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Johanns frunció el ceño mientras apretaba los puños.

-Estamos haciendo lo que podemos, pero no hemos encontrado nada, milord -decía el policía con ese tono lastimero odioso.
-Alguien tiene que haber visto algo estaba en plena avenida -decía el maldito Kellan de Windsor con preocupación. 

La cochina policía no podía hacer nada.

-Gracias por la ayuda oficial -cortó Ozcar desde la puerta antes de que Leanders abriera la boca. 

El policía escocés yard hizo reverencia hacia Kellan y luego salió algo incómodo del salon donde estaban los hombres.

-No tengo nada que hacer aquí -comenzó a decir Johanns-. Lo más probable es que no estén cerca... Quién se la haya llevado... -no pudo terminar la frase.

Johanns Leanders se negaba a pensar que alguien la estuviese hiriendo o algo peor: Matándola.

Fue allí cuando su mente se iluminó y echó un vistazo a todo el lugar porque Kellan Windsor tenía razón. Probablemente parecería un loco para los demás buscando entre la nada pero estaba seguro de que no podían desaparecer sin más.

-¿Interrogaron a cada persona cerca? -le preguntó a las mujeres.
-Bueno, no... Nadie la recuerda, Leanders -respondió Leslie y sus ojos se llenaron de lágrimas otra vez. 

Malditas mujeres con sus lloriqueos.
Kellan caminó hacia ella y la rodeó con los brazos.

-Todo estará bien, corazón, solo trata de hacer memoria, vamos... empecemos por el cochero -dijo Kellan y miró a las otras dos damas con una expresión extraña.

Se notaba a leguas que Kellan se sentía incómodo con la situación, no era del tipo de hombre que actuara bien en situaciones de pánico y estaba más asustado por el hecho de que Leslie no dejaba de llorar que por la joven Vespiam.

En cambio Ozcar tenía esa expresión de estar calculando una complicada ecuación. 

-¿Cuando la vieron por ultima vez? ¿dijo algo? -preguntó Ozcar.

Helena quien había decidido quedarse atrás, estuvo analizando sus últimos momentos con Corrine y de pronto, como si hubiese sido iluminada, recordó algo.

-Justo antes de regresar a la tienda, vi a un niño acercándosele a Corrine. Era un mendigo, entre 8 o 10 años... No lo había recordado porque no me pareció importante -reveló la mujer con expresión culpable.

Johanns se acercó a ella y la sacudió por los hombros.

-¿¡Por qué no lo dijo antes!? Quizá esa sea la pista que necesitamos -bramó cerca a su rostro, asustándola.

Ozcar los separo con un empujón. 

-Johanns, por el amor de Dios, no está tratando con un animal sino con una persona. No la vuelva a tocar -amenazó colocándose frente a la muchacha temblorosa.

Helena se fijó en la mano protectora que, inconscientemente, tenía un puño de tela de su vestido asido con fuerza. Y la apartó con un movimiento brusco.
 
-Suelteme- dijo ella.

Ozcar volteó a verla con el ceño fruncido y le soltó una intensa mirada azul sobre azul que seguiría en la mente de Helena por mucho tiempo. 

-Niña tonta- articuló él antes de apartarse sin emitir sonido.

Leanders ignoró la escena por completo, su mente bullía escenas terribles, Corrine herida... muerta...

Salió de la habitación como alma que lleva el diablo y, no fue consciente de que Kellan lo seguía hasta que llegó con el caballo que lo esperaba afuera. 

Alma CorrompidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora