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Día 3

La sonrisa que tenía su rostro era enorme, ya su emoción era tanta que no le permitía retenerla. Habia pasado tanto horas antes que sería que era como su primera cita.

Como si Mina la estuviese enamorando otra vez.

Suspiró, tratando de borrar la sonrisa de enamorada y miró hacia la puerta.

Mina la había dejado sola para recibir una llamada muy importante por lo que dijo, y Chaeyoung quiso preguntar de quien se trataba, pero retuvo los impulsos para no dañar el hermoso momento.

No tenía la confianza para obtener esa información.

Se encontraba acostada en la cama con un aperitivo que Mina le había dejado antes de salir. Esta vez no tenía esa horrible bata de hospital, si no una camisa de vestir de Mina y boxers que aún tenían etiquetas.
Chaeyoung se sentía demasiado bien con el olor de la pelinegro sobre ella.

Aquel baño en el río le hizo bastante bien, de hecho, Chaeyoung no quería dejar de navegar esa agua cristalina, pero Mina dejó claro que no permitiría que cogiera un resfriado, por lo tanto, la saco del agua cargándola como princesa y la llevó de regreso a los cerezos donde ya había ropa seca y toallas.

No estaba impresionada porque ya tenía en cuenta que los guardaespaldas del clan eran muy eficaces.

Ese recuerdo lo grabará en su cabeza en lo que le queda de vida. Mina sonriendo, Mina cuidándola, acariciando esos lugares que no le causaban pánico y... dándole muchos besos y abrazos.

Si, definitivamente, era uno de sus favoritos. Incluso ese recuerdo aceleraba su corazón y la hacia sonreír como una tonta.

¿Cuando terminará su vida? Mina no daba indicios de que sea pronto, pero tampoco de que no lo fuese. Sus expresiones eran sinceras, demasiado para el bienestar de Chaeyoung y que la hacia dudar de que no la iba a matar.

Realmente no sabía que pensar porque en otra ocasion que despertó levemente en la madrugada, la vio sentada al borde con una mirada vacía y totalmente ida.

Eso la hacia cuestionarse ¿Por qué no terminó con ella de una vez en aquel hotel?. ¿Amor? Sabía que la amaba, pero también sabía, por aquella mirada que le dio cuando la encontró, que también la odiaba.

—¿Cuantos días serán? —soltó la pregunta al aire.

No sabía si era bueno o malo que supiera.

Suspiró de nuevo y se puso de pie dirigiéndose por el mismo camino que salió Mina. Esa sería la decisión que tomaría antes de que sucediera lo anterior.

Su corazón se agitó de pronto y sus manos empezaron a sudar por un extraño motivo cuando cada que estaba más cerca de la puerta, la voz fría de Mina era notable.

Pensó que estaría hablando con alguien personalmente, pero al escuchar solo la voz de la pelinegro lo descartó al momento.

—Esta en proceso. No es tu jodido problema... ¡Si! ¡Es mi decisión! —escuchó cuando sus dedos ya estaban rodeando la perilla de la puerta.

¿De que estaría hablando y con quién? Era una de las preguntas que arrojó su mente. Esa voz era la misma que escuchó cuando Vió a Mina en aquel hotel.

No queria ser una fisgona escuchando a través de la puerta, ya que su estilo era estar presente y no escuchar por medio de una puerta, pero se quedó paralizada cuando escuchó las siguientes palabras que dijo con tanta indiferencia y crueldad que sus ganas de abrirla se habían ido.

Todo su cuerpo se quedó frío, estático.

—No. La voy a matar a media noche y listo... Ella no es nada... Son Chaeyoung no es más que una rata traicionera.

Confusión | Michaeng G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora