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POV Mina

Había un olor que ella misma odiaba, pero que no podía dejar de tenerlo sobre ella.

El doctor le recomendó que no estuviese fumando por la salud de Chaeyoung debido al fuerte olor que tiene el cigarrillo o cualquier tipo que se asemeje a eso.

Sonrió al exhalar humo y apoyó su cabeza en la pared, mirando el cielo nocturno repleto de estrellas brillantes y preciosas.

¿Dónde había quedado su odio?

Se había hecho esa pregunta hace algunas horas cuando la vió dormida sobre su pecho con una sonrisa que le hacía ver los hoyuelos que se le veían preciosos.

Y aún no había encontrado la respuesta.

¿Acaso quería encontrarla? ¿Quería odiarla de nuevo? Es que siquiera sabía si realmente la odiaba, no sabía si en realidad la odió desde que la dejó sin ninguna razón, y aún cuando se enteró de lo que hizo... ¿Acaso la odiaba?

Los días que pasaron la hicieron dudar de ese sentimiento.

Watashi wa anata o nikumu koto ga dekimasu yo ne?

Puede que mostrara un odio inmenso hacia la rubia, puede que logrará mirarla tan fríamente que cualquiera creería que con sólo tenerla a un centímetro quitaría su cabeza sin una pizca de remordimiento, e incluso ella misma se intentó convencer de que así era.

Meses repitiéndose que la quería muerta a como dé lugar, emperorando sus pensamientos cuando la vio con Sana en aquellas fotos y también en persona algunas veces cuando creyó que eran fotos falsas.

¿Y eso para que? Al final cuándo la vio... no pudo jalar del gatillo al ver a su esposa en un estado tan vulnerable, tan dañado y horrible.

Y lejos de sentirse satisfecha, se sintió muy mal... se sintió culpable por no encontrarla a tiempo y evitar que dejaran marcada su preciosa piel.

Era jodidamente irónico y estúpido cuando fue traicionada de la peor manera, pero asi se sintió.

Hoy se cumplía el día de su final. Hasta hoy ella misma había impuesto la tregua. Era la realidad que la estaba golpeando cuando se le vino a la mente aquello, y es que creyó que iba a olvidarlo por lo bien que se sintió tenerla entre sus brazos, tenerla sonriendo solo para ella y cuidarla como lo que era... su esposa.

Pero... algo le recordó que hoy iba a morir el amor de su vida, hoy ella misma iba a matarla...
Por su hija.

En Mina estaba ese espíritu de venganza que creció en ella desde aquel momento, claro que iba creciendo, pero aún y eso, el amor que sentía por su esposa jamás pudo desaparecer aún cuando esos pensamientos vengativos se adueñaban de ella.

¿Que iba hacer? el consejo de clanes la estaba presionando con que debía seguir el legado de su clan, con lo que su padre le enseñó. Y Minho exigía que la matara, que esa mujer no valía la pena.

Mina recordaba que él siempre se opuso a su esposa por ser coreana, siempre decía cosas en contra de ella, que haría y que la dejaría sin decir nada.

Sabía que la odiaba, pero jamás pensó que tendría la razón en todo lo que decía.

Dejó el cigarrillo caer, pisandolo al momento con su zapato. Entró de regreso a la habitación y fue directo al baño, tomando otra camisa para cambiarse antes de regresar con Chaeyoung quien aún no despertaba.

Ya cuando regreso, la rubia estaba dando indicios de despertar, e inmediatamente la abordó para ayudarle a sentarse al borde de la cama.

—Hey.

Confusión | Michaeng G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora