Saludos, noveno Tío

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La anciana señora Cheng se vio obligada a 'disfrutar' dolorosamente de la piedad filial de su nieta. Afortunadamente, después de un tiempo, un sirviente entró para informar que Cheng Min había llegado.

El espíritu de la anciana señora Cheng se refrescó al instante. Cheng Min envió un mensaje ayer, diciendo que hoy llevaría a su hija a visitar a la familia Cheng. La vieja señora Cheng había estado esperando desde ayer.

La anciana señora Cheng era la madre de Cheng Min. No había razón para que una madre saliera a saludar a su hija. En el pasado, Cheng Yujin era solo una junior. Para complacer a la anciana señora Cheng, a menudo esperaba el carruaje de Cheng Min en la segunda puerta temprano en la mañana. Pero ahora, incluso después de escuchar que Cheng Min había llegado, simplemente inclinó su cuerpo ligeramente y asintió con la cabeza a modo de saludo cuando el grupo de Cheng Min entró por la puerta:

—Tía, hermana menor biao.

Era raro que Cheng Min regresara a su hogar natal. Estaba encantada de ver a Cheng Yujin y estaba a punto de adelantarse para hablar con ella cuando vio a cuatro mujeres, vestidas con atuendos de oficiales femeninas de alto rango, de pie dentro de la habitación. La sonrisa en el rostro de Cheng Min se puso rígida y sus pasos se detuvieron de inmediato.

Bien. Cheng Yujin se había comprometido con el Príncipe Heredero como Princesa Heredera y, naturalmente, había funcionarias a su lado para enseñarle etiquetas y reglas.

Debido a la presencia de las funcionarias, la reunión familiar, originalmente cálida, instantáneamente se volvió rígida y restringida. Cheng Min había estado viviendo cómodamente como la segunda señora de la mansión de un duque durante tantos años. Sus músculos y huesos habían estado relajados durante mucho tiempo, nada podía compararse con las jóvenes recién salidas de las lecciones de etiqueta. Después de que Cheng Min dijo algunos saludos incómodos, no sabía qué más decir. Con las funcionarias parada amenazadoramente al frente, incluso si quisiera decirle algunas palabras a Cheng Yujin en privado, no pudo.

Incluso Cheng Min y la anciana señora Cheng no pudieron tener una conversación cómoda entre madre e hija. ¿Cómo podían atreverse a hablar de asuntos domésticos triviales frente a la gente del palacio? Cheng Min dijo algunas palabras con sequedad, pero pronto se quedó en silencio nuevamente, sin saber qué tema podría comenzar. Reflexionó por un momento antes de volverse hacia el grupo de chicas que trajo:

—Vengan aquí rápidamente. Siempre les dije, chicas, que aprendieran más de la mayor, ¿no? Ahora su prima se ha convertido en la princesa heredera. Sus modales y etiqueta son de primera clase. ¿Por qué no se apresuran a venir aquí y aprender de ella?

Esta fue la verdadera razón de la visita de Cheng Min hoy. Cuando salió la noticia de que la hija mayor de La Mansión del Marqués Yichun se había convertido en la princesa heredera, la gente de la mansión casi se quedó boquiabierta. Pero la estrecha relación política entre las dos familias no podía dejarse de lado. Tan pronto como encontraron una oportunidad, la familia Xu se apresuró a enviar a Cheng Min de regreso a visitar su hogar natal, trayendo consigo a un puñado de hijas Xu para que pudieran familiarizarse con su prima, la princesa heredera.

Además de la hija biológica de Cheng Min, Xu Nianchun, también estaba su hija shu, Xu Wanchun, y la hija shu de la rama mayor, Xu Guchun.

Las chicas habían sido informadas de antemano. Una vez dada la señal, Xu Nianchun dirigió a sus hermanas y saludaron a Cheng Yujin una por una. Aunque Xu Nianchun fue mimada por su familia, todavía era una señorita decente de la mansión de un duque. Sus mayores la llevaban con frecuencia a asistir a diversos eventos sociales. Las etiquetas básicas como mostrar respeto y dar un saludo eran una segunda naturaleza para ella. Aun así, en este momento, se quedó sin palabras frente a Cheng Yujin, tartamudeando después de solo una frase de saludo.