LA GUERRA DE DOS REINAS.

17

Adeline.

Aemond había estado raro en los últimos días así que decidí pedirle que nos viéramos en la cabaña. Me había alejado completamente de Aegon y solo lo veía cuando íbamos con Gaemon.

Estaba completamente dedicado a los entrenamientos y al embarazo de su esposa. Me mantenía alejada porque no quería sentir aquellos celos que me inundaban.

Cassandra Baratheon había vuelto a la capital y eso solo significaba que después de la boda de Aemond la siguiente en casarse sería yo.

-Adeline-di un respingo al ver a Daeron-Querida prima.

-Hola-salude tímidamente-¿Necesitas algo?

-Mi hermano quiere verte esta noche en la cabaña a la que...ya sabes.

Asentí y tome el papel que me dio. Estaba por irse, pero se volteo.

-Dice que quiere verte con el vestido rojo de la vez pasada-se fue con una gran sonrisa como si no me hubiese dicho aquello.

Me levanté del arciano y me fui en busca de Helaena, pero me cruce con Rhaenyra en el camino. Intente mo mirarla demás, pero me fue imposible no sonreír a la pequeña Visenya en los brazos de su madre.

-Puedes acercarte-su tono de voz hacia mi había cambiado completamente-Dejaré que veas a tus hermanos.

Me detuve en seco y asentí. Tome a Visenya en mis brazos cuando me la tendió y sonreí al ver lo pequeña que era.

-Se parece a ti-sonrío-Durante años he dado a luz a la misma cara.

-Es preciosa-sonreí.

Visenya era la cara de su madre y la mía también. A veces me asustaba lo mucho que nos parecíamos.

Estaba por dársela a su madre cuando Aemond apareció en el pasillo y se quedó muy quieto al verme con Visenya.

-¿Aemond? ¿Estás bien? -Rhaenyra lo miro confundida.

-Sí-respondió sin dejar de mirarme-Vis, Ady.

Nos paso por un lado y me quede más confundida de lo que había estado en días anteriores.

-¿Sabes que le pasa? -me atreví a preguntar.

-No lo sé, no conozco realmente a mis hermanos-sonrío-Solo a Helaena.

Asentí y deje a la pequeña en sus brazos. Fui a la habitación de Helaena que como siempre estaba bordando.

-¿Sabes que le pasa a tu hermano? -pregunte.

-¿Cuál de los tres? -sonrío.

-Aemond, esta más frío y distante hace unos cuantos días.

—Es Aemond—se encogió de hombros—Mi hermano es así desde que perdió su ojo, pero me parece extraño que este distante contigo, creí que le gustabas.

Si, yo también había pensado lo mismo.

—Mi madre me dijo que hoy hablarían sobre nuestros compromisos—aquello si que me molesto.