—¿Ya has elegido la universidad a la que irás? Te estás quedando sin tiempo —le dice su entrenador.
—Ni siquiera he visto cuáles me han aceptado.
—Pues la mejor que tienes es la de Princeton. Es una de las grandes ligas tanto académicamente como deportiva.
—Puede que esté al nivel deportivo, pero dudo que yo esté al nivel académico. ¿No hay otra donde no parezca un chico blanco perdido que no sabe ni cómo llegó ahí?
—La de San Diego. Es buena universidad.
—Bien, entonces esa.
—¿Así de fácil?
—No tengo tiempo para darle muchas vueltas. ¿Vamos a practicar o no?
George no era un mal estudiante, era solo un poquito mejor del promedio. No tan bueno como para que se juntara con los inteligentes, ni tan malo como para que pensaran que era estúpido. Después de todo, su preocupación principal era la esgrima.
...
—Todos vamos a extrañarte, George —le dijo Sapnap, mientras lo abrazaba.
Le quedaba solo un mes para que empezara la universidad, que por si fuera poco, estaba en otro estado.
El miembro más antiguo de esa academia estaba por retirarse para ir con personas que estuvieran a su nivel y al fin tener una verdadera competencia.
—No te olvides de escribirnos y venir en las vacaciones. Te estaremos viendo en la televisión mientras tanto.
—Son unos dramáticos. No me voy para siempre. Solo es hasta que termine de estudiar.
—¿Y después volverás a esta apestosa academia?
—Uno siempre vuelve donde es feliz —George le da palmaditas a la cabeza de Sapnap.
—Entonces esperaremos tu regreso. Seguramente cuando vuelvas ya no serás más un alumno, sino que podrás ser un nuevo entrenador —le dice su entrenador—. Nos harás falta.
George toma sus cosas y mira con nostalgia aquel lugar. No era el lugar más asombrosa ni la mejor academia de esgrima, pero era el lugar donde había pasado casi toda su vida. Era como un segundo hogar. Su entrenador lo había visto crecer y él había visto crecer a sus amigos. Y aunque no lo quisiera admitir, iba a extrañar estar con esos estúpidos.
...
No era la primera vez que viajaba a otro Estado sin sus padres, pero si era la primera vez que viajaba completamente solo, sin sus compañeros o su entrenador. Esta vez no iba a un torneo, esta vez iba a mudarse al campus de su nueva universidad.
Todas las habitaciones eran compartidas. Habían habitaciones para dos y cuatro personas. Además que solo podían compartir con personas de su mismo género.
A George no le molestaba. Siempre compartía habitación con Sapnap cuando iban a los torneos, solo que esta vez tendría que compartir con un extraño.
Le mostraron su habitación y era una cuádruple. Habían dos literas y tenían un baño incluido. Al parecer era el primero en llegar.
—Estas son las llaves. El reglamento está en el primer cajón de cada escritorio. Este baño es exclusivamente para los cuatro. Tus próximos compañeros seguramente llegan pronto —le avisa uno de los trabajadores.
—Gracias.
George elige la parte de abajo de una de las literas. Era mucho más cómodo y mejor si venía cansado de uno de los entrenamientos. Empieza a desempacar sus cosas cuando entra un chico.
—¿Esta es la habitación 206? —le pregunta el chico.
—Sí. Tú debes ser uno de mis roomies. Soy George.
—Karl, un gusto —el chico se le queda viendo a su maleta—. Juegas esgrima.
—Sí, ¿y tú?
—No, yo no. Jugaba básquet en la preparatoria. ¿Puedo elegir la parte de arriba?
—Sí, no tengo problema. Espero que los otros dos sean amables como tú.
Alguien tocó la puerta y George cruzó los dedos para que su otro compañero no sea ruidoso.
—¡Hola, chicos! Veo que nos ha tocado una habitación grande. Siempre he querido dormir en la litera de arriba. Espero que no les moleste. Soy Larry, por cierto. Aunque probablemente ya han escuchando de mí.
George y Karl se ven confundidos. ¿Quién era esa tipo?
—No importa. Veo que nos han juntado a todos los gays aquí.
—¿Creen que aún hay tiempo para cambiarnos de habitación? —pregunta George, sintiéndose incómodo—. Iré a preguntar.
Apenas abre la puerta se encuentra a un chico alto con una máscara con una carita feliz dibujada que estaba a punto de entrar a la habitación.
—¡Boo! —grita el chico con esa característica voz robótica.
—¡No, tú no puedes estar acá!
—Claro que sí. Ya me dieron mi linda llave. Así que muévete, honey. No sabes cuánto pesan estás maletas.
—Voy a pedir que me cambien de habitación.
—Como quieras.
El enmascarado entra a la habitación y deja sus maletas en la única cama libre.
—¿Ustedes se conocen? —pregunta Larry.
—Esgrima. Hace unos meses tuvimos un duelo. Y creo que no le caigo muy bien —el enmascarado se encoge de hombros, restándole importancia.
A los minutos regresa George enojado. Probablemente porque le habían negado el cambio de habitación.
—¿Entonces te quedas en el grupo de los gays? —pregunta Larry.
—Lastimosamente.
—Esperen. ¿De verdad todos somos gays? —intervine Karl.
Todos asienten con la cabeza.
—Demasiada inclusión forzada si me dejan opinar. No me quejo —dijo Larry.
...
George estuvo toda la noche despierta con la esperanza de que el enmascarado se quitara su máscara. Si bien aquella máscara era diferente a la máscara que usaba en esgrima, de igual forma no podía ver quién era.
Sus pensamientos de que era un robot fueron destruidos cuando vio por el lateral de la máscara un pequeño mechón rubio de cabello.
Lo miraba atentamente a que la máscara se le saliera de alguna forma mientras dormía, hasta que vio como la máscara giraba hacia él como si de una escena del exorcista se tratara.
—¿Me vas a seguir mirando o vas a dormir?
—Ni siquiera te estaba mirando.
—No te hablaba a ti, le hablaba a Karl.

ESTÁS LEYENDO
El enmascarado [Dreamnotfound]
FanfictionLa esgrima siempre ha sido todo para George. Por eso no era de asombrarse que fuera demasiado bueno en ello que incluso las universidades se peleaban por él. Todo cambia cuando se enfrenta con "El enmascarado", un nuevo esgrimista que había llegado...