Capítulo 3. Bienvenida...¿bienvenida a qué?

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Freen dejo de tocarse al estar a punto de quitarse la ropa, respiro hondo y trataba de normalizar su respiración tan agitada, antes de que su compañera de habitación o alguien entrara.

Fue a la ducha para refrescar su mente, pero por alguna extraña razón que hasta ella desconoce mientras se desvestía para entrar a la tina, ella no se sentía "sucia" ni mucho menos "usada", tal vez fuera porque en verdad le gusto. Ya relajada en la tina con los ojos cerrados meditaba lo sucedido: había pasado una semana desde su llegada en aquella institución, debía comunicarse con su familia y había conseguido la beca completa que tanto ansiaba desde el instante en el que piso las instalaciones. Por un lado estaba ansiosa de decirles a sus padres que lo había conseguido, pero por otro, no podía decirles que se la gano aceptando ser el juguete o mejor dicho la perra de la hija del director.

-Ya veré que les digo...- se decía mientras se sumergía un poco más en la tina, hasta que el agua le llegara a tapar un poco la boca. Hundió su cuerpo en el agua y su mente en pensamientos.

-Becky... ¿Dónde habré escuchado antes ese nombre?- pareciera que el momento de cuando convivieron paseo por su mente unos segundos para desvanecerse en aquel mismo instante. Era imposible estarla confundiendo o que solo lo sepa por la escuela, ya que no sabía que el director tuviera hijos y mucho menos que estudiaran en sus propias instituciones.

Termino su ducha de relajación para verificar que no le faltara meter nada más en sus maletas, aunque no le agradaba la idea ya se había metido en aquello como para arrepentirse ahora pero de algún modo una parte muy en el fondo de ella, deseaba que la mayor le tocara en aquella parte de nuevo pero esta vez no quería que acabara tan rápido, como era la primera vez que exponía su cuerpo a estímulos sexuales, no resistió mucho lo que llevo a que acabara rápidamente.

-Pero en qué cosas estoy pensando, yo vine a estudiar y superarme para sacar adelante a mi familia, no a soportar los caprichos de una adolescente- lamentablemente por más que se lo repitiera ahora estaba obligada a soportar los caprichos de aquella adolescente, solo esperaba que no fuera un impedimento para poder centrarse del todo o lo más que pudiera en los estudios.

-Espero no volver a tocarme en su nombre nunca más...- analizando la situación, era algo ilógico que lo hiciera en el nombre de Becky si no sentía ni el más mínimo sentimiento de afecto hacia esta –tal vez fue porque estaba recordando aquello- intentaba explicarse por qué deseo seguir estar a su lado, tal vez solo fue en ese momento que el afrodisiaco no se había ido totalmente de su cuerpo, ciertamente aún seguía algo caliente, pero lo suficientemente bajo como para disimular aquel leve rubor en sus mejillas.

***

-Desde ahora todo será a mi manera y sin compadecerme- anteriormente en la bodega, se había dejado llevar por su deseo reprimido de ser tocada por Freen aunque finalmente recordó quien debería dominar a quien. Por un momento le parecía bueno tener una habitación absurdamente grande con una cama matrimonial, dado que no compartía esa habitación con nadie más, pero ahora había hecho que Freen fuera esa compañera que nunca tuvo y por la cama era más que obvio que dormirían juntas. Becky solamente se encontraba sentada en la orilla de la cama, pensando si dormirían juntas o le ordenaría dormir en un futón, que con la alfombra tan fina que poseía esa habitación aquello no era exactamente una tortura; al cabo de unos minutos recordó que tenía tarea y solo había salido a dar un paseo rápido. Buscando en su mochila encontró la carta que había recibido o más bien encontrado en medio de la habitación esa mañana, un chico locamente enamorado de ella, uno de tantos chicos que harían hasta lo imposible por ser novios de Becky.

-Nat Natasitt, Nat, eres todo un poeta pero careces de valor...que lastima, de habérmela entregado tú, tal vez solo tal vez estarías siendo mi novio ahora- se decía mientras volvía a meter la carta en el sobre y la ponía en una caja que contenía las demás cartas que habían sido enviadas o dadas por varios chicos, se aburría de solo ver esa caja, dejo de sentir emoción al recibir una carta desde que recibía al menos una por semana, a menos que la persona le gustara Becky no sentiría ninguna emoción solo curiosidad por saber que le habrían escrito esta vez... guardando la caja con las cartas para disponerse a hacer tarea, no era mucha pero aunque no le gustara la materia, no tenía opción si deseaba pasarla, recostada en su cama haciendo tarea mientras oía operas, selectas ya que solo algunas llamaban su atención, composiciones de todo tipo junto con aquellos covers de guitarra, piano o violín que tanto le encantaba oír pero que no implicaran voz o si lo hacían que fuera melodiosa como en una ópera, esa imagen era la digna de una señorita de su clase, no la de estar saliendo a hurtadillas de una bodega .

Juguete de placeres prohibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora