Capítulo 22. Infancia al estilo Armstrong

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-No quiero perros callejeros que puedan morder a mi ángel...- Becky era el "ángel" de Sarah desde que eran pequeñas, eran muy unidas que hacían todo juntas, Sarah por ser la mayor era el ejemplo a seguir de la pequeña y llevaba el rol de un minino protector. En parte eran los animales favoritos de cada una y solían jugar creyéndose la mitad de uno.

-Deja de saltar en la cama, te aceras- Decía una pequeña de cabello corto color negro y ondulado.

-No, no, soy un ángel y solo puedo saltar- una pequeña niña de ojos claros, cabello largo y castaño igualmente ondulado estaba saltando y saltando en su cama mientras su hermana le clavaba una mirada de disgusto. Ambas eran pequeñas, pero se cuidaban mutuamente en especial la mayor a la menor.

-Ven a saltar conmigo Sarah- decía a su hermana quien estaba enfrente de ella sentada en un sillón.

-No, y ya baja de una vez- se acercó para poder detenerla y en vez de eso termino cediendo a la petición de la pequeña, ambas saltaban en la cama ahora hasta que entro su niñera a regañarlas, ambas niña de ojos claros bajaron la mirada diciendo que pararían, se vieron la una a la otra y se dieron una cómplice sonrisa.

Ambas usaban pijamas iguales, una blusa de manga larga de una tela acolchonada y un pequeño short, ambas de distintos colores y estampados, el de la más pequeña era rosado con el cachorrito cinnamoroll* en el centro y el de la otra morado con el gato chocolat* en el centro, a ambas se le veía de diferente forma, pero bien.

Ambas niñas crecieron juntas prácticamente; a pesar de la diferencia de 3 años. Hacían todas las comidas juntas, jugabas siempre juntas, hasta se bañaban juntas; tenían amigos obviamente pero solo convivían con ellos en la escuela y de vez en cuando los invitaban a casa, les bastaba tenerse la una a la otra, al menos para Becky era de esa forma... para Sarah su hermana era lo más importante pero igual gustaba de tener amigos, cosa que Becky ignoraba por lo tanto no lo sabía.

-Señoritas, es hora del almuerzo- Anunciaba su niñera. Las pequeñas dejaron lo que hacían y fueron al comedor, era algo grande, pero esa no era razón para sentirse solas en la ausencia de sus padres, ellas siempre se sentaban en el mismo lugar, aunque sus padres no estuvieran, siempre mantenían la esperanza de comer de nuevo con sus padres, por esa razón respetaban su lugar.

Era enternecedor y a la vez triste verlas esperar cada día a mamá o a papá, cuando ellos solo se presentaban en días como navidad, año nuevo, cumpleaños, graduaciones, es decir en fechas de celebración e importantes.

Una noche lluviosa, Becky se encontraba durmiendo flácidamente en su cama cuando repentinamente un relámpago la despertó, despertó sobresaltada y sin moverse examino rápidamente con la mirada toda su habitación hundida en la oscuridad, intento volver a dormir, pero fue en vano, otro relámpago cayó asustándola más. Con ojos cristalinos bajó de la cama, tomo su sabana abrazándola y arrastrando el resto se dirigía a la habitación de su hermana.

La sacudió un poco para despertarla y lo consiguió.

-¿Qué sucede?- pregunta restregándose un ojo.

-¿Puedo dormir contigo?- la pequeña aun con ojos cristalinos y asustada hizo su petición.

-Bueno...ven- le hace un lado en su cama para que se acueste, durmieron abrazadas esa noche y todos los días de lluvia con relámpagos eran igual.

Pero esto nos solo ocurría en los días lluviosos sino también en los fríos. Pero una noche fue totalmente diferente y cálida...

Becky se encontraba pidiendo permiso para poder dormir con Sarah en su cama, como de costumbre accedió, pero al cabo de unos minutos al comprobar que su hermanita no podía dormir, trato de "darle sueño".

Juguete de placeres prohibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora