SEOKJIN
—Mierda, qué frío hace—. Me rio de Jungkook, un tipo grande y fuerte, que está delante de mi puerta con un gran abrigo, guantes y un gorro sobre la cabeza, frotándose las manos y tratando de entrar en calor.
—Bueno, pasa. —No pierde el tiempo y entra en mi piso dando saltitos, todavía intentando entrar en calor.
—Mierda.
Me rio entre dientes. —¿Te vas a quitar el abrigo?
Niega con la cabeza, sin hacer ademán de hacerlo. No hace tanto frío fuera. Bueno, hoy no he salido y sé que está nevando, pero apenas hace frío. No está mal para noviembre. —Vamos a casa de mis padres. Vámonos.
—¿Qué? —Lo miro, confuso, porque creía que iba a venir a pasar el día de Acción de Gracias.
—Ven. Abrígate y vámonos.
—Ya te he dicho que no voy a ir a Kensley en Acción de Gracias—, le digo, dejándome caer en el sofá y poniendo los pies con calcetines sobre la mesita.
Él se sienta a mi lado, todavía abrigado. —Sé que lo has dicho, pero es una puta locura. No voy a dejarte aquí solo en Acción de Gracias.
Pongo los ojos en blanco, pero no puedo contener la sonrisa. No me han invitado a casa de mis padres. Lo cual está bien. No pasa nada. Siguen enfadados conmigo por mudarme y no ayudar en la granja como habían planeado.
Y todavía quiero mi independencia. Quiero vivir mi propia vida. Así que no iré a casa para esta estúpida fiesta de comer pavos, y estoy bien con eso. Pero por supuesto, Jungkook no puede dejar pasar eso. —Estoy bien, Jungkook.
—No lo estás.—Parece completamente serio, y en realidad me hace reír. El Jungkook serio es divertido.
—En serio. Estoy bien. Vete a comer tu pavo.
—Te vienes conmigo a casa de mis padres, y no voy a aceptar un no por respuesta.
—No tienes elección—, digo con mucha más convicción de la que siento.
—Si no lo haces, te negaré la P durante una semana.
Mis ojos se abren de par en par, estudiando su cara en busca de una pizca de burla. Este hijo de puta. —No podrías aguantar tanto—, digo con seguridad.
Endereza los hombros y resopla. —Sí que puedo. He estado mucho más tiempo sin sexo.
Me inclino hacia él, burlándome un poco y arrastrando los labios por su cuello y su mandíbula. —Pero no desde que me has probado.
Noto que se estremece y sonrío triunfante. Sí, es tan adicto a esto que hay entre nosotros como yo. —Bien, diablos—. Levanta las manos con un gracioso resoplido. —No puedo aguantar tanto tiempo, pero de verdad quiero que vengas conmigo.
Maldita sea. Él y sus estúpidos ojos de cachorrito me están debilitando. —¿Por qué?
—Porque nadie debería estar solo en Acción de Gracias, y mi madre es muy buena cocinera. De verdad. Es la mejor.
Pongo los ojos en blanco y sacudo la cabeza. —Niño de mamá.
No discute conmigo y no parece molestarse lo más mínimo. —Será divertido. Veremos el fútbol. Nos llenaremos tanto que no podremos movernos en horas—. Suelto una risita hasta que se inclina hacia mí y sus labios se pegan suavemente a los míos. —Luego volveremos aquí o a mi casa, y te follaré hasta que no puedas moverte durante días.
Es mi turno de estremecerme, un escalofrío de cuerpo entero me sacude por completo. Mierda. Él... —¿Y tus padres?
—¿Qué pasa con ellos?—Parece confundido, y por eso no puedo aceptar su oferta. No se preocupa por nada. Ni siquiera se le pasa por la cabeza que sus padres no me quieran allí.
—No saben lo nuestro, ¿verdad?
Frunce el ceño y niega con la cabeza. —Todavía no.
—¿Así que esta es tu salida del armario?—Quiero que se lo piense porque es algo importante. Conozco a sus padres. No muy bien, pero es un pueblo pequeño. Fueron a todos los eventos. Nos hemos cruzado.
Eran novios en el instituto. Él jugaba al fútbol. Ella era animadora. Tienen la típica vida Kensley. No les va a parecer bien que su hijo no siga ese mismo camino. Es imposible.
Se encoge de hombros. —No sé qué es esto, Jin. Sólo sé que quiero que vengas conmigo y que no te quedes sentado en este maldito apartamento todo el día.
—¿Entonces será un secreto?—Odio la idea de volver a estar en el armario, pero no merece la pena reventar todo su mundo cuando esto es solo algo temporal.
—¿Qué cosa?—Sigue confundido, y me estoy frustrando un poco.
—Tú y yo, Jungkook. Concéntrate.
—Escucha, sé que tus padres están siendo unos putos imbéciles ahora mismo, y por lo que a mí respecta, ellos se lo pierden—. Me duele el corazón en el pecho al pensar en mis padres, porque por mucho que me impusieran sus deseos, tengo buenos recuerdos de ellos. Los quiero. Y los echo de menos. Pero dejaron claro que si no quiero vivir en Kensley y ser granjero, que no tengo sitio allí. Ni siquiera saben que soy gay y ya me han rechazado. —Pero mis padres son muy geniales. Créeme.
Le pongo una mano en la mejilla y miro sus dulces ojos porque no se trata de confiar en él. No quiero verlo destrozado.
—Créeme, hasta los padres más geniales meten la pata. No quiero que te hagan daño.
Me agarra la mano por la mejilla y se la lleva a los labios, besándome la palma.
—No lo harán. Sólo ven conmigo. Veremos cómo va y tocaremos de oído, pero no me preocupa. Si tienen algún problema contigo, nos iremos. Juntos. Pero no lo harán.
Lo de juntos me hace detenerme un momento. Hago una pausa y lo miro, pensando en lo fácil que lo ha dicho. Parece que nos estamos metiendo demasiado.
Que quizá deberíamos discutirlo, pero en lugar de eso, acepto a regañadientes. Me pongo las botas y el abrigo, busco los guantes y me abrigo antes de subir a la vieja camioneta oxidada que tanto le gusta. —¿Seguro que esto llegará hasta Kensley?
Me mira ofendido con una sonrisa juguetona mientras acaricia el salpicadero. —Está camioneta llegará y llegará siempre. Nunca dudes de esta belleza.
—Si morimos, congelados al lado de la carretera, te juro...—Realmente no tengo una amenaza porque estaré muerto.
Él sólo se ríe de mí, arranca su camioneta con un fuerte estruendo y sale marcha atrás de la plaza de aparcamiento. —Te mantendré caliente. No te preocupes.
Me rio; cuanto más cerca estoy de él, más fácil me resulta, pero los nervios se me revuelven en las tripas.
Espero que tenga razón.
Porque no creo que pueda soportar que se equivoque y me destroce.

ESTÁS LEYENDO
Mi Amante, Mi Defensor
RandomTercer libro de la serie, esta adaptación corresponde a la historia de Oakley y Travis de la adaptación Corazón Reservado. Esta historia no me pertenece todos los créditos a la autora original. Adaptación hecha al KookjinKook, contiene versatilidad.