[ 33 ]

286 78 4
                                    

SEOKJIN

Me estoy vistiendo después de ducharme cuando oigo que llaman a mi puerta. Sé quién quiero que sea, pero hoy estaba muy callado. Ha sido raro. E incómodo. Y no podía entender si era porque había terminado conmigo o si estaba triste por mi cita.

Y en vez de hablar con él sobre eso, me frustré.

Confundido. Y enfadado porque pensaba que sabía lo que quería. Estaba tan seguro, pero esa cita me confirmó que no tengo ni idea de lo que quiero.

Así que no me quedé a hablarlo con él.

Era demasiado difícil hacerlo cuando estoy tan perdido y confuso.

Me pongo una camiseta y abro la puerta, sorprendido al ver que no es Jungkook, pero tampoco Jameson. -¿Garrison?

-Hola-. Parece un poco nervioso y miro detrás de él, buscando a J, pero está solo. -¿Puedo pasar?

-Um...-Miro detrás de mí y luego de nuevo a Garrison. -Sí. Por supuesto.

No es que no seamos amigos o algo así. Lo somos. Pero es sobre todo a través de Jameson, y él nunca ha estado en mi casa solo antes.

-¿Todo bien?-Pregunto mientras cierro la puerta y él entra en la zona de la cocina, sin ir más lejos antes de girarse para mirarme.

-No.

-¿Qué pasa?

Ladea la cabeza, como si yo fuera idiota. -Ya sabes lo que pasa. Jungkook. No puedo soportar al triste Jungkook. No sé qué carajo hacer.

-¿Triste Jungkook?

-Sí.-Parece exasperado. -Sé que te dijo que fueras a esa maldita cita y que estaba bien. Es un idiota. Pero realmente le gustas, y esto lo está matando. Así que tienes que hablar con él. Si quieres a ese tal Ryan, tienes que decírselo, pero si quieres a Jungkook-me señala -y creo que lo quieres. Entonces tienes que decírselo.

-Yo... -Se me cae la mandíbula porque no esperaba que Garrison se metiera en medio de esto-Sí me dijo que fuera.

-Porque es un idiota. Y no cree que sea lo bastante bueno para ti, o lo adecuado para ti, o algo así. Y no sé, algo sobre semáforos. Me desconecté un poco-. Se me abren los ojos y trato de entender lo que dice. Sigue hablando: -Pero conozco a mi mejor amigo. Le gustas. Más de lo que nunca le ha gustado nadie, y lo mató que salieras con otro.

-Me dijo que no le importaba-. Empieza a abrir la boca y yo levanto una mano. -Cierto. Idiota-. Él asiente, y yo sonrío pero niego con la cabeza. -Pero no es así. No lo es en absoluto. Es listo y divertido, y sabe lo que quiere. Y no me quería a mí.

-Tiene un gran corazón. Probablemente demasiado grande-. Se acerca un poco más a mí y me pone una mano en el hombro. -Se preocupa más por ti que por sí mismo. Eso es todo. No quería que te fueras, pero no cree que pueda darte lo que quieres.

-Ni siquiera sé lo que quiero-, digo con tristeza, sintiéndome aún más perdido ahora.

-Sí lo sabes-, dice con seguridad. -Sólo que no es lo que esperabas.

Lo miro sin comprender porque creo que tiene razón.

Me da un empujón en el hombro. -Cállate. A veces tengo razón en algunas cosas.

-¿Lo he dicho en voz alta?

-No. Pero tu cara sí, imbécil-. Los dos nos reímos y él suspira. -Mira, se ha estado meciendo en el columpio de su porche, todo triste y la mierda, y me está matando. Tienes que ir a hablar con él.

-¿Y si te equivocas?

-No me equivoco.-El imbécil engreído me guiña un ojo y sale de mi apartamento.

Mi Amante, Mi Defensor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora