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Entró a la habitación como san pedro por su casa, restregando su ojito izquierdo se abrió pasó entre las sabanas ajenas a las suyas y se acomodó de tal manera que se sintiera cómodo y listo para retomar su bello sueño, sin embargo, se obligó a reacomodar su posición al sentir un brazo abrazar su cintura buscando pegarle al cuerpo contrario, nada fuera de lo normal, ¡ja! sí claro. Frunció el ceño al sentir algo diferente, bueno no tanto, lo confirmó cuando las pequeñas embestidas empezaron en su bonitas nalgas, que descarado se tomaba la molestia de agarrar sus caderas empujando y restregando sin pudor su erección entre sus glúteos.
Lo dejó ser, era la mañana, es común que le sucediera eso y quisiera liberarse de alguna manera y estando él dudaba que usara su mano como consuelo. Se acomodó mejor para que siguiera en su labor de frotarse contra él, sin embargo, al sentir una de sus piernas colarse entre las suyas y una mano bajo su camiseta siendo apoyada en su pecho abarcando todo el pectoral se cuestionó si realmente solo quería restregarse contra su persona.
- Sannie.
Nada, no le dio respuesta, intentó voltearse para mirarle y preguntar que pasaba, no obstante, una mano en su mandíbula no le dejó girar.
- Quédate quieto ¿sí gatito? papi hará el trabajo, tú disfruta.
Ok, desde la palabra gatito habían entrado en zona, ¡por Dios eran las 7 a.m.! Suspiró al sentir besos en su nuca y el intento de quitar su camisa de San, le ayudó en la labor de retirar la prenda y una vez sin ella las manos inquietas de su novio no dudaron en acariciarle y estimularle en varias zonas. Jadeó, echando su cabeza hacia atrás apoyando en el hombro de San quién no dudó en darle un beso en la mejilla.
- Mm papi te tiene muchas ganas amor ¿Te dejarás hacer como el buen gatito que eres?
Asintió, tampoco es que quisiera negarse, las ganas ya le habían llegado. Gimió al sentirlo morder su cuello y nuca, volvió a gemir con nombre incluido cuando empezó a masturbarlo y a restregarse contra él de manera más brusca. San, con el libido en alto, se apartó e hizo que Wooyoung se pusiera boca abajo, en el proceso le retiro los pantalones dejando las bonitas bragas de color negro. Nalgueó, no una, ni dos, dio alrededor de cinco cachetadas a ambos glúteos disfrutando el como se ponían de a poco rojizos, y los gemidos solo complementaban su disfrute. Ah, quería hacerle mierda, verle llorar mientras le rogaba que parase sabiendo entre los dos que en realidad no quería.
- ¿Cómo eres tan lindo gatito? ¿Mm? Te ves tan tierno pero te gusta que te folle hasta que ni sepas qué año es.
- Mm~ papi~ - le reprochó haciendo un puchero volteando a mirarle.
