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El timbre de la casa sonó por todo el lugar, haciendo que la única mujer que vivía ahí parase de hacer lo que estaba haciendo con el objetivo de ir a abrir la puerta, sin embargo, su hijo de en medio apareció corriendo por su lado, llegando rápidamente a la entrada para abrir de un tirón la puerta y lanzarse a los brazos de quien estaba ahí. Solo pudo reír internamente mientras se acercaba a las dos personas abrazadas.
— San, cariño, hace rato no te veía por aquí. — Se acercó a abrazar el muchacho que le extendía los brazos.
— Decidí venir por un tiempo, espero no le moleste mi presencia. — Realizó una reverencia de manera educada, haciendo reír a la mayor.
— Para nada, siempre eres bienvenido. — Golpeó su hombro de manera juguetona. — Eso sí, este muchacho no me avisó de tu llegada. — Se dirigió a su hijo, agarrando su oreja para jalarla, haciendo quejar al menor.
— Ya, perdón, fue apenas ayer por la noche que me dijo que venía. — Realizó un puchero por el regaño que recibía injustamente.
La señora solo se dedicó a verlos detenidamente a la vez que terminaba de regañar a ambos por no avisar con anticipación, alegando que tenía cosas por terminar y que mejor entraran rápido, dirigiéndose nuevamente a la cocina.
Wooyoung solo le sonrió a su madre, tomando la mano de su novio para jalarlo hacia a dentro y que acomodara sus cosas en la habitación, una vez allí no dudo en volver a tirarse sobre sus brazos a la vez que le besaba, haciendo reír a mitad del beso al mayor.
— Yo también te extrañe Woonie. — Habló sobre sus labios mientras apretaba más su abrazo.
— No sabes la falta que me hiciste. — Dijo con un puchero, que fue besado al instante, haciéndolo sonreír nuevamente. — ¿Por cuánto tiempo te quedas? — Preguntó mientras ayudaba a acomodar la maleta a San.
— Tenía pensado que solo este fin de semana, pero puedo quedarme más tiempo si quieres y si no le molesta a tus padres. — Se sentó sobre la cama y recibió con gusto a Wooyoung sobre su regazo, echándose para atrás, terminando acostado con el menor encima.
— Sabes que no les va a molestar amor. — Se acomodó mejor, apoyando su mejilla contra el fornido pecho del otro. — Me alegra que estés aquí, prometo la próxima ir yo a tu casa.
San le dijo que estaba bien, que ya verían después ese tema, y se dedicó a llenar de besos su rostro, sacándole risas al menor y haciendo que este le devolviera todos los besos. Estaban en un ambiente amoroso, revolcándose juntos sobre la cama y riéndose de cada cosa que decía el otro, empezando a subir el tono cuando San terminó encima de Wooyoung, más específicamente entre sus piernas, besándolo con intensidad mientras una mano traviesa se adentraba bajo su camisa y acariciaba su abdomen.
