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Wooyoung terminaba de aplicar la ligera sombra café en sus ojos, girando la cabeza de un lado a otro cerciorándose de que estuvieran ambos ojos con la misma intensidad de color, sonriendo satisfecho cuando comprobó que estaban a la par, poniendo un bálsamo rosa, casi imperceptible, sobre sus labios, terminando justo para cuando escuchó la voz de San llamarle desde la puerta.
Tomó su teléfono, llaves, billetera y chaqueta, saliendo del baño para ir a la entrada donde lo esperaba su lindo novio. Le examinó con la mirada, mordiendo su labio por lo guapo que se veía, portando un jean oscuro de mezclilla, junto a un buzo negro de cuello alto y una chaqueta del mismo color. Solo le pudo sonreir a la vez que le dejaba un pico en sus labios, riéndose cuando observó a San relamerse los labios, descubriendo que el bálsamo tenía un suave gusto a sandía.
- ¿De dónde lo sacaste? - Preguntó mientras le tomaba de la cintura y salía junto a él del apartamento, asegurándose de cerrar la puerta.
- ¿De qué hablas? - Preguntó de vuelta, sabiendo exactamente que estaba preguntando.
- Del labial ese, sabe a Sandía. - Volvió a lamer sus labios y no pudo evitar reír, apartando la cara cuando San intentó besarlo de nuevo con tal de volver a probar el bálsamo.
- Ni idea, se lo robé a Hongjoong. - Se encogió de hombros restando importancia, apartando la mano de su cadera para poder enredarla con la suya, caminando tomados de la mano hasta el estacionamiento del edificio.
- Seguro estará agarrándose los pelos por no encontrarlo. - No podría estar más en lo cierto, pero seguramente Seonghwa ya lo habría regañado, diciéndole que eso le pasa por ser desordenado, luego Hongjoong no podría refutarle en nada, asumiendo la derrota y comprando uno nuevo (tal vez incluso Seonghwa se lo compraría).
Llegaron al auto, San desbloqueando las puertas desde el pequeño control que viene junto a las llaves, abriendo caballerosamente primero la puerta de Wooyoung, haciéndolo reír de nuevo, porque a pesar de llevar dos años juntos, su Sannie no cambiaba para nada esas pequeñas acciones, haciendo que cada día su corazón caiga más por ese hombre.
Le vio rodear el auto y luego le vio subirse al asiento del piloto, acomodando su cangurera a un costado y poniéndose el cinturón, más que listo para manejar. Wooyoung solo se le acercó para besar su mejilla y luego sus labios nuevamente, algo que acostumbraba a hacer cada que salían. Con los besos dados, San encendió el coche, saliendo rápido de la zona de parking, saludando brevemente al portero antes de salir a la calle rumbo al centro comercial.
