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Cerró casi que con fastidio su cuaderno, haciendo una mueca ante la sonrisa de felicidad de su profesor de Teología, aún se preguntaba porqué matriculaba esa materia si ni era necesaria en su carrera. Arrugó más su entrecejo cuando le escuchó despedir a todos con emoción, como si no hubiera dejado un trabajo de 5 páginas para la siguiente clase.
Levantándose de su asiento se despidió brevemente de Yeonjun, un chico con el que cursaba un par de materias a pesar de ser de carreras distintas.
Caminó con un cansancio evidente, deteniéndose frente a la máquina expendedora y optando por comprar lo de siempre, una leche chocolatada, llevándose otra para quien iría a ver.
Tenía un terrible hueco de cuatro horas antes de su siguiente clase a las 2 de la tarde, las pasaría con su grupito de amigos, pero justo cuando tenía ese horroroso hueco, los demás tenían clases, y sabía perfectamente quien estaría libre en esas horas.
Con paso seguro se dirigió a la facultad de Ciencias Económicas, recorriendo los pasillos con experiencia hasta dar con la zona de oficinas de profesores, saludando con emoción a la señora Im, quien le reconoció de inmediato y le abrió la puerta para entrar a las oficinas.
— Supongo que estás aquí para ver al profesor Choi. - Le sonrió cómplice, era una de las pocas que conocía su relación con el profesor de teoría financiera. - Está un poco ocupado, pero pasa antes que alguien te vea acá adentro.
Asintió despidiéndose de ella, caminando por los estrechos pasillos, observando a un par de profesores; que no conocía, en sus oficinas. Llegando a casi una de las últimas entró sin esfuerzo, siempre la dejaba sin llave porque sabía que en algún momento llegaría él, así que no tuvo que enredarse para entrar.
Choi San, el guapo profesor de teoría financiera, con sus recién cumplidos 32 años daba mucho para hablar, era alguien atractivo que atrapaba todas las miradas de mujeres, y de varios hombres también, además de siempre tener un porte serio y de aura misteriosa. Se sorprenderían de ver que sale con el rarito de comunicación.
— Pensé que no vendrías hoy. - Sin despegar su mirada de los papeles adivinó la presencia que invadió su área de trabajo.
— Mm, sabes que tengo un hueco enorme, debo buscar distracción. - Admitió simple lazando su mochila al pequeño sillón ahí presente. - ¿Qué haces? Además de verte de guapo.
— Reviso exámenes, así que siéntate y cállate. - Ordenó de manera brusca haciendo que Wooyoung expresara una mueca.
— Que agresivo eres con tu novio, tras de que vengo a verte. - Esta vez fue él quien se tiró contra el sillón.
