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Ambos estaban sentados haciendo trabajos sobre la mesita baja de la sala, dejando por toda esta cantidad de cuadernos, libros y lapiceras, llegando al punto de tener que bajar la decoración puesta allí y dejarla en otro mueble para mayor comodidad.
La madre de Wooyoung se hallaba a un par de metros en el comedor realizando trabajo desde su computadora, echándole de vez en cuando ojo a Kyungmin que se encontraba a su lado jugando con un par de autos.
Con un gran suspiro San pegó su frente contra el cuaderno abierto lleno de ecuaciones, Wooyoung solo atinó a sonreír y acariciar con cariño los cabellos de este, buscando reconfortar las dos horas que habían pasado haciendo tarea.
— Ugh, estoy cansado de ver tanta letra, ni siquiera sabía que se podía multiplicar una X con una Y, de locos. — Se cruzó de brazos ofendido levantando la frente del papel.
— Se supone que debes despejar X para hallar Y ¿Qué estás haciendo? — Ríe incapaz de creer lo que acaba de escuchar, haciendo reír a su amigo.
— Ya sé, pero llevo tanto rato aquí que siento que voy a descubrir una nueva ecuación aritmética. — Volviendo a reír más fuerte estira lo suficiente su brazo para darle un golpe con fuerza medida, haciendo que nuevamente San ría con él.
— Está bien, tomemos un descanso y adelantemos un poco de la tarea de Lenguaje.
Asintiendo no dudó dos segundos en dejarse caer sobre el hombro del menor, restregando su sien contra este.
— Quisiera estar solo contigo, no te he visto en toda una semana. — Susurrando con un puchero, acarició de manera sugestiva el muslo del pelinegro menor haciendo que este girara a ver a su madre un par de segundos antes de tomar su mano y devolverla a su dueño.
— Sannie, está mamá aquí y también Kyungmin. — Susurró devuelta.
— Ya lo sé tarado.
Rodando los ojos se puso de pie, estirando su mano para que el otro la tomara.
— Vamos a comer algo mientras nuestra vista descansa.
Le jaló hasta la cocina donde abrió la alacena para sacar un paquete de galletas, las tiró hacia San sabiendo que este las agarraría a tiempo, y se dirigió a la nevera para sacar leche, sirviendo en dos vasos y volviendo a dejarla donde estaba.
Ya ambos sentados en la isla de la cocina procedieron a comer de manera tranquila y callada, algo raro en ellos dos, logrando captar la atención de la adulta ahí presente.
